Advertencias el siguiente capítulo no es apto para menores de 21 , puede contener escenas explícitas, pornographica, sensibles al lector.
todo aquí es ficción, no lo intenté en su hogar
Él no podia parar de llorar, y podía entenderlo, había sido entrenado para servir y cumplir, estaba alli siendo vulnerable, haciendo cosas que los Alfas no deberian —No quize hacerlo, no puedo contrarlo, no puedo.
Mi cuerpo no me obedece —Verlo con su pelo todo desparramado, su voz quebrada —¡Te juro que no lo puedo controlar! Te juro que no lo puede detener, no soy un Omega simplemente no se que me pasa.
Claro que no era un Omega, pero su mente no podia procesar que los Alfas también lubricaban ante el placer s****l, pero esto estaba prohibido. Lo abraze —Será nuestro secreto. Yo no diré nada que te perjudique y espero lo mismo de ti.
Sus ojos violetas que antes me daban miedo ahora me parecian de un lila tan hermoso, al igual que su pálida piel parecía encantador todo rojo del placer.
—Dime Lune ¿continuamos? —El me acaricio mi rostro con su pulgar de su pie, para luego responderme —Sí. —lo puse en 4 y fue lo más delicado que pude con él, no quería lastimarlo, esa era una posicion que ya de por si los Alfas odiaban, pero el deseaba eso y haría que fuese lo más placentera posible. —Nalgeame, hazlo.
—¿Qué?
—Dijiste que me ibas a castigar, castigame, nalgeame, azotame, hazme algo lo necesito. Se malo conmigo.
Era un masoquista, lo nalgeaba, se excitaba, y luego lloraba por la reacción de su cuerpo.
En total estuvimos 30 minutos, 30 minutos de sexo en su oficina.
Verlo colocarse la camisa mientras veía sus muslos que estaban rojos de las nalgadas, mientras podía ver parte de sus nalgas que aún no estaban cubiertas por el bóxer, ya le había visto todo pero ahora era distinto mi cerebro lo procesaba distinto. Estaba enamorado y todo me parecia nuevo—¡Me puedes pasar la crema de alli! —Señalando su escritorio, tome el pote y lo abrí, metí mi mano en este y me acerque a él —¿donde te lo unto? —se sonrojo, a pesar de que ya le había visto hasta el alma dos veces. —Aquí —señalandome donde estaba rojo y tibio por el ardor.
Unte ese ugento con olor medicamentoso extraños en sus piernas, pero antes le di muchos besitos para luego untarle la crema de forma circular y uniforme, un total de 3 veces.
—Dime la verdad Lugonis, puedo evitarte un destino cruel, pero solo dime la verdad ¿Cómo tuviste a Albafica? —mientras se ajustaba sus pantalones.
—Yo lo adopté, te juro que no miento.
—Esta bien sino quieres hablar, hablaremos mañana , terminamos la sesión por hoy —empezando a colocarse la botarga de Unicornio —Tengo mucho trabajo en pediatría. Confío en ti Lugonis, te amo.
—Yo también... —retirándome del consultorio.
...
Mientras volvía a mi habitación, me puse a llorar estaba enamorado y al mismo tiempo horrorizado,
Estaba hundiéndome en terreno fangoso.
Quería salir de alli y huir con Albafica, pero no lo vería más.
Pero no podia quedarme y dejar a Albafica a la buena de dios, no podía.
Su ¡Te amo! resonaba en su mente, una y otra vez. Mientras seguía allí sentado en el piso, sujetando mi pecho, ante tales emociones, ante tal sentimiento ¡Yo también! Y no sabes cuanto, no sabes cuanto lo hize.
Cerrando los ojos, para despertar de muchos de esos dolorosos recuerdos
Para luego ver aquella sombra frente a el que solo decía ¡Me traicionaste Lugonis! ¡Yo te amaba! Confíe en ti, creí que me amabas.
Podia verlo allí llorando sangre.
—Yo yo.. —entonces aquel mensaje me saco de aquel transe "Lugonis, ya llegaron los restos para la velación"
Iba justo en camino cuando me llamaron del hospital.
—"Usted es familiar del paciente de la 49. Necesitamos que venga con urgencia"
Yo había dejado mi número, porque no lo se, pero lo hice, y como si algo me obligará fui hasta ahí,
—"El paciente intento quitarse la vida, lo mejor es que un conocido lo acompañe ¿Qué es de él?
—Soy el padre de la víctima"
Al despertar estuve a su lado, no podía dejar de verlo, el era identico, identico aquel ser que me atormentaba de mi pasado.
—Perdón Lugonis, yo no quiero hacerte más daño, no era necesario que vinieras. No merezco tu lastima.
—Todos merecemos lastima hasta el más cruel de los mounstros.
Porque no me cuentas tu historia más a detalle, dime a profundidad como llegaste a este punto, estoy dispuesto a oírte sin juzgarte cuentamelo.
Continuara...