Capitulo 3

1217 Words
Hace 4 días que vi a Martín. Hace 4 días que casi no duermo, y estoy a punto de caminar por las paredes. Y para rematar mi estado ansioso no tenemos ningún trabajo que hacer hasta dentro de unas semanas, a menos que algún vecino tenga inconvenientes y necesiten arreglos de urgencia. A no, lo que remata todo es que Jim, mi primo le comentó a mamá que estamos sin trabajos y me ha llenado el teléfono con llamadas perdidas y mensajes para que vaya a visitarla. No quiero ver a nadie. Y nadie lo entiende. No me dejan en paz. Sólo quiero trabajar, estar solo y ver a Martín, o no, no quiero verlo, quiero estar con él, charlar, pasear, mirar películas como hacíamos antes. -Dios. Por qué es tan complicado todo? Estoy sentado en mi patio trasero y ya voy tomando la quinta o sexta lata de cerveza, creo. Mi pequeña casa en el pueblo. No tiene nada parecido a la de él. No tiene personalidad, ni siquiera parece que alguien vive aquí. Nunca me preocupé por algo como eso. Cuando me mudé a vivir solo lo tomé como un pase de libertad para hacer lo que yo quiera, tomar y comer lo que quisiera, traer a chicas cuando quisiera, follar con libertad sin preocuparme de los ruidos o por mamá andando por la casa. Al principio todo iba funcionando bien hasta que me di cuenta los pocos habitantes que hay en el pueblo y alrededores y me quedé sin chicas con quien ligar. Que idiotas somos en la juventud. A veces aparece alguna turista o yo que sé, gente nueva y los pocos solteros del pueblo competimos de forma silenciosa e indirecta por ver a quien eligen. Pero hace más de 2 años que eso ya no pasa en mi vida. Desde que él está tan metido en mi cabeza cada segundo del día. Hace como 4 años y medio que lo conozco, desde el casamiento de Nicki, y comencé a construirle la casa. Los primeros meses sólo nos cruzábamos apenas y hablábamos algo, respecto a la casa y a cosas superficiales. De a poco fuimos haciéndonos más cercanos, hablábamos más, comíamos alguna comida juntos. Nos encontrábamos en el pueblo. Cuando consiguió trabajo en la estación de bomberos compartíamos el almuerzo en el restaurante de Marco 2 o 3 veces por semana, la pasábamos bien. Yo siempre supe que el es gay, y nunca tuve problemas con eso, pero noté su interés en mi y me volví loco. No sabía que hacer, no me lo dijo. Nunca me dijo nada, él es siempre tan suave, tan educado, y respetuoso. Tiene carácter y personalidad, no es una planta. Pero sus formas son tan adorables. Que una tarde cuando lo noté, noté sus ojos como se ponían cuando yo hablaba, como me comía con su imaginación, que abrí mi bocota y le dije algo asi, no recuerdo bien las palabras exactas por que mientras mi boca escupía las palabras yo solo podía ver su rostro -amigo, deja de mirarme así, sabes que no me van los tipos. Fueron tan feas mis palabras, fue tan desubicado mi comentario, que tengo grabada su expresión de dolor y de vergüenza en mis párpados, lo veo y lo revivo cada vez que cierro mis ojos, y me arrepiento tanto de haberle hablado así. Habiendo tantas formas de preguntarle si estaba interesado en mi, habiendo tantas maneras de decirle que soy hétero. -disculpa Pat, no quise incomodarte, no te voy a hacer nada, que me gusten los chicos no quiere decir que ando cazando hombres sin importarme si son heteros. Creo que ya debería irme. Nos vemos. Se puso de pie y salió sin que yo pueda decir nada más. Y la terminé de cagar cuando al otro día no fui a nuestro almuerzo y me vió desde el restaurante que iba de la mano con Regina, la asistente de un abogado, hacía mi camioneta. Obviamente me la llevaba para follarla, el lo supo por que lo dejé muy claro en mi forma de llevármela, pero no pude hacerlo. Esa fue la primera vez que su rostro apareció en mi mente durante un polvo. De ahí contando hasta ahora, van más de 2 años que no tengo sexo con nadie. Y me siento culpable por hablarle así ese día, por que la forma en que nos relacionábamos no era nada parecida a como me llevo con mis amigos, con él el contacto, darnos la mano, un golpe en broma o cualquier cosa era distinta. Él me tocaba cada vez que podía y yo también lo hacía, siempre tenía alguna estúpida excusa para ir a verlo. Si yo le gustaba, también alimenté sus sentimientos con mis acciones y sólo hice que él se sienta de alguna manera correspondido. Después de ese día, nos alejamos. No fue de a poco y sin darnos cuenta, fue de golpe. No comimos juntos nunca más. Y si nos cruzábamos apenas y nos saludabamos. El señor Park, de la ferretería me dijo un día que Martin había ido a comprar muchas cosas para construir un invernadero en su pequeño patio y encontré la mejor excusa para volver a verlo, por que con las semanas que llevábamos sin vernos me di cuenta que me había acostumbrado a él de una forma increíble. Necesitaba escucharlo, verlo, oír su risa. Que me toque aunque sea un roce con sus pequeñas manos. Así que tome valor, no sé de dónde, y fui a la casa. Y ahí estaba con herramientas y materiales por todos lados. Se veía perfecto, haciendo algo que le gustaba, concentrado. Le ayudé con algunas cosas pero sólo fui 2 veces más. Porque no me sentí bienvenido. Sé que fue por mi culpa. Yo me lo busqué. Así que no insistí más. Después de unos meses supe que andaba con un bombero. Los vi juntos varias veces por el pueblo. Volvimos a hablarnos un poco más, lo veía bien así que lo tomé como un momento para seguir adelante El había cambiado su interés en mi por ese bombero. Volvimos a comer juntos de vez en cuando. El estaba muy metido en el centro que armó con Sam. Me contaba cosas, ayude a hacer muchas cosas en el edificio, pero la mayoría de las veces enviaba a mis chicos que lo hagan, yo no iba. Y así nuestra "amistad" se desgastó al punto de que supe que estaba adoptando dos niños y no fui capaz de ni siquiera enviarle un mensaje con buenos deseos. Descanso mi cabeza en el sillón de jardín y miro el cielo. Deben ser las 9 o 10 de la noche recién. Los días se me hacen super largos cuando estoy estresado, sumado a que no tengo nada que hacer, peor. Mañana capas que voy a ver a mamá, necesito distraerme. Siempre fui cercano a ella y nos llevamos siempre bien, a veces es muy metida o intensa con mi vida, pero la quiero demasiado como para ignorarla por mas de 5 días seguidos, así que mañana la voy a llamar. Tampoco es que vive muy lejos, sólo del otro lado del pueblo. Pero hace unos años ya aprendió a respetar mi espacio, no hace lo mismo con el teléfono. Pero algo es algo.
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