Después de la noche con Misi, Gor volvió a su apartamento cansado y con mala conciencia. Verla por la mañana tan pequeña, tan dulce, tan inocente, con la cara y cuello rojos por culpa de su barba, le estaba haciendo sentir muy mal. Quien iba a saber, que esa chica ingenua e inocente tocara el corazón de un frio y calculador millonario aburrido. Quien solo por una diversión entro en su vida.
Pensando en Misi, Gor recordó inmediatamente la apuesta. De hecho, ya la ganara, pero ¿valía la pena contarle esto a Lex? Pensó durante mucho tiempo. Le llevó solo una semana cumplir con las condiciones de la apuesta. Él mismo no esperaba, que todo saliera tan fácil y rápido. Y tampoco esperaba, que le gustara este juego y esta chica.
Vestido de indigente se sentía libre, nadie se acercaba a él, no
