"Hoy es la mañana más maravillosa de mi vida. Gor ha vuelto", — pensó Misi, quitando las tazas de té vacías de la mesa. Sus manos ya no temblaban, su corazón no latía como loco, pero un extraño calor palpitante permanecía en su estómago, causando agradable sensación.
Gor la besó. Suavemente. Ávidamente. Era un beso de verdad, no como imaginaba. Y ella simplemente disolvió en este beso. Hubo un destello en su pecho. Cientos de petardos explotaron en su cabeza. Fue una especie de locura violenta. No podía apartarse de él, porque parecía, que el mundo desaparecería ahora y ella permanecería aun sin saber, como era su beso.
Cristi tenía razón. Misi se enamoró por primera vez en su vida. "No me importa, que Gor sea un vagabundo, será temporal. Consiguió un trabajo, y eso ya es un paso adelan
