CHANTAL
Mi papá pasó a mi oficina. Cerró la puerta detrás de él para tener más privacidad. Algo que se me hizo est**úpido porque todos en la oficina, por lo menos en mi departamento, se habían ido.
— Hace mucho que no nos vemos —. Mi papá volteó a ver la oficina. Aún estaba vacía. Había sido mi primer día por lo que todavía no la había hecho mía.
— No es como que me hayas buscado —. Cerré la laptop.
— No lo hiciste tampoco tú.
— ¿Me habrías recibido si hubiera venido después de regresar de España? —Alcé una ceja.
Se quedó callado. No hacía falta ser un genio para saber que estaba en lo cierto, mi papá no me habría recibido.
— Si te hubieras quedado en Madrid, a la gente se le habría olvidado todo este asunto de tu boda con Franco —. Me dijo con tranquilidad—. Sabía lo que venía porque conozco a Inés —. La madre de Franco era una mujer odiosa, sin duda—. Pero fuiste rebelde, vendiste el departamento y decidiste regresar.
— Yo no hice nada malo como para terminar exiliada. Salir del país es darle la razón.
— No se trata de que sí tienes la razón o no. Se trata de que la gente cree lo que la mayoría dice. Y si la mayoría dice que es tu culpa, aunque no lo sea, vas a ser culpable.
Me crucé de brazos.
— No soy culpable.
— Lo sé.
— ¿Qué es lo que quieres? —Me crucé de brazos—. Sé que no me quieres aquí.
Mi papá alzó una ceja. Odiaba su forma de ser tan altanero-pasivo. Nunca perdía la compostura, por lo general reía con cierto sarcasmo, y lo que más odiaba de él era que no daba explicaciones completas.
— Es verdad que a Margareta no le va a hacer gracia que estés aquí, pero el punto es que estás aquí. El fin de semana te vas a venir conmigo a un viaje de trabajo —. La propuesta de mi papá me tomó por sorpresa.
— ¿Qué? —Estaba sorprendida, no me culpen. Era la primera vez que me pedía que lo acompañara a un viaje de trabajo.
— Que vas a trabajar el fin de semana. No me hagas repetirlo.
— ¿Y por qué debería yo ir contigo en vez de Regina? —Lo cuestioné.
— Porque es tu deber como gerente ver de cerca que todo se cumpla en tiempo y forma. El papel de tu hermana es planear estrategias, así que tiene que estar más en la oficina o en reuniones ¿Qué no sabes tu papel?
— Por supuesto que lo sé, es solo que me toma por sorpresa que sea yo la que tenga que viajar contigo. Ya sabes, siempre he sido tu bastarda —. Verdades a la cara—. Siempre me has dicho que Regina es mejor que yo en todo.
— Mientras te comportes como se debe, debes aprovechar esta oportunidad que se te está dando, porque va a ser la única que tengas en la vida —. Se dio la media vuelta y abrió la puerta. Se detuvo por un momento—. Viajamos el viernes por la noche a China. Eres tan capaz como Regina.
— ¿Por qué estás tan seguro de llevarme?
— Porque aunque seas una bastarda, eres mi hija. Lo que se necesita, lo llevas en la sangre.
Si más que decir, se fue de la oficina. Me quedé sola con mis pensamientos. No me había preguntado como estaba, pero al menos viajaría con él por negocios. Estaba confiando en mí.
Era un avance.
*
El viernes por la noche abordé el avión con mi papá en su jet privado para ir a China. Iríamos a visitar una de las fábricas para comparar la tecnología que teníamos con la de ellos. Por todo lo que estudié durante la semana, nuestra compañía era líder en el manejo automático. Los Blackford tenían una fábrica en ese país que estaba desarrollando una batería que, combinado con nuestra tecnología, podríamos revolucionar la industria.
Llegamos de noche. Y lo primero que hice al llegar a la suite, que la compañía rentó para mí, fue ir directo a la cama. Había dormido durante el vuelo, pero no era lo mismo estar en una cama después de una ducha caliente.
Fue al día siguiente, a la hora del desayuno, cuando lo vi.
Llegué al restaurante del hotel, que se había reservado solo para nosotros. Me senté en una mesa cerca de mi papá, cuando Zane entró en el restaurante. Cruzamos miradas por un instante y sentí como mi piel traicionera reaccionó con ligereza a su presencia. No debería sentirme así con él. Solo lo había visto durante un momento en el bar.
Pasó de largo sin voltear a verme cuando pasó al lado de mi mesa. Saludó a mi papá y a Leonardo. Comenzaron una plática de negocios. Yo me dediqué a revisar mi tableta electrónica con documentos relacionados de la empresa, información sobre la fábrica que íbamos a visitar, y el café que tenía frente a mí.
*
Llegamos a la fábrica de los Blackford y fue la última en bajarme. Mi papá y mi medio hermano, que no me había dirigido la palabra. Sin embargo, uno de los directivos de la otra empresa se acercó a mí al ver que me había quedado sola detrás de los dos hombres.
— Supongo que eres la gerente de gestiones de los Docherty —. Volteé a ver al hombre mientras caminábamos dentro del edificio.
— Así es, Chantal, mucho gusto —. Lo saludé.
— Creo que tú y yo vamos a trabajar mucho en estos días. Soy Óscar Coria, accionista del grupo Blackford y director del área de ingeniería —. Me extendió la mano. Le acepté el saludo. Era probable que tuviera que coordinar algunas veces con él, asuntos importantes relacionados con el joint venture.
Seguimos nuestro camino hacia las instalaciones de ingeniería. Óscar se dedicó a explicarme con amabilidad el funcionamiento del área, el propósito por el cual estábamos ahí, así como el hecho de que nos llevaríamos la tecnología a la ciudad, para poder trabajar en equipo con nosotros.
Había pasado un rato cuando mi cuerpo se tensó al ver que Zane Blackford había a las instalaciones. Era de esperarse, estaba en su territorio. Esta vez me ignoró por completo, algo que no supe si me sentía agradecida por eso, o decepcionada por alguna razón ilógica.
— Esta es una de las plantas más importantes que tenemos en el mundo. Elegimos China porque adquirimos una compañía hace cinco años y la convertimos en Blackford —. Explicaba Zane. Su voz gruesa me recordaba a la ferocidad con la que me había defendido esa noche.
— Me imagino que la tecnología que están desarrollando viene de la empresa que compraron —. Dijo Leonardo, que estaba interesado en todo lo que había alrededor.
— En parte sí. Las bases las tenían ellos, pero nosotros las hemos evolucionado —. Respondió Zane viendo hacia el área de trabajo—. La idea es llevar esta tecnología a nuestras instalaciones de la ciudad para poder colaborar mejor. Pero antes quería mostrarles lo que tenemos aquí, para que se den una idea de lo que esperamos en esta colaboración.
Fue una manera sutil de decirle a mi papá que no se anduviera con juegos absurdos. Una manera clara de decir que no aceptaría que les vieran la cara y que más le valía tomar la colaboración en serio. Y quedó muy claro desde el momento en que nos dio un tour, él de manera personal, por toda su empresa haciendo un alarde sutil a toda la tecnología de punta con la que contaban.
No aguantaba las zapatillas. Mis pies gritaban por un descanso.
Después de más de cuatro horas de explicación, mi papá dijo que tendríamos que regresar al hotel para descansar, y al día siguiente continuar con los detalles.
— Siendo ese el caso, Nelson, me gustaría discutir con tu gerente de gestiones algunos puntos —. Dijo Zane cuando mi papá estaba en la puerta esperando a que la camioneta alquilada con chofer, llegara por ellos.
— Si lo crees necesario, Chantal se puede quedar sin ningún problema —. A mi papá no le importaba. Yo sentí que la sangre estaba huyendo de mis manos y mi cara.
— Yo me encargaré de manera personal de llevar a la señorita a su hotel —. Se ofreció Zane.
— Como sea —. Dijo mi papá. Subió al auto seguido de mi hermano. Me dejaron sola a mi suerte con Zane Blackford.
Sus directivos se habían ido al hotel también. Me acomodé la gabardina beige que tenía encima. Una vez que nos quedamos solos, en el paso de los autos afuera del edificio, Zane se volteó hacia mí con una mirada pícara hacia mí.
— Hola, Chantal.