Honey y Haarón volvieron a su suite. Habían llevado algunas cosas, para comer. Decidieron ver algunas películas, para distraerse.
—¿Cuál te ha hecho llorar? —preguntó Honey, que era la encargada de seleccionarla.
Haarón estaba preparando las frituras de bolsa, para echarlas en unas cajas, como las que servían en las salas de cine. Miró a Honey y recordó, que la única película, que la había conseguido sacar las lágrimas, había sido…
—Titanic —respondió Haarón con entusiasmo—. Esa es la que me ha hecho llorar.
—¿De qué trata? —preguntó Honey, mientras la buscaba en el televisor.
Haarón arrugó el entrecejo, pues Titanic, se encontraba entre las más taquilleras del mundo; debió haberla escuchado en algún, momento, ¿o no? Era Honey, quizás era cierto, que no la había oído, ni visto por nin
