Haarón miraba con intensidad a los ojos avellana de Honey. Su boca se abrió, por reflejo En su torso, sintió un frío, pero al mismo tiempo un calor, que le invadía. ¿Se atrevería a decirle que le gustaba estar con ella y que quería anular el contrato, para conquistarla? —Yo —dijo Haarón. Su voz se escuchó alterada. Pensaba en que decirle, porque sus pensamientos se habían nublado—. Ojalá… —Mi señora —dijo Lila, entrando al comedor e interrumpiéndolos. Haarón sintió, como si le fueran arrojado un baldado de agua fría, que había apagado las llamas, que emanaba de sus adentros y que se manifestaban en el exterior. Agachó la cabeza, decepcionado y triste. Apretó el puño, por su evidente fracaso en su confesión. Había intentado infringir el acuerdo, que ambos habían redactado y firmado. Solt