Cuando llegué al departamento sus brazos me recibieron, aquello causó que los recuerdos más lejanos de nuestra historia revivieran como cenizas ante mis ojos, las primeras noches con ese dichoso sentimiento que intentaba reprimir lo que nos ocurría, para no explotar y arruinar nuestras vidas tan… diferentes, opuestas. —Hemos tenido dificultades últimamente— Fue la primera vez que él revivió una discusión, en sus ojos pude reconocer a la culpa o el remordimiento. No tengo una idea clara del porqué él regresó a mí luciendo tan cálido, sin esa aura a hielo que me mantenía en constante incertidumbre. —Admito que mi comportamiento ha sido inmaduro en los últimos días— explicó al presionar mi torso con cierta presión, como si en verdad me… no lo sé, como si me atesorara. Intenté regresarle aquella armonía sujetando su abdomen. —Tenía que decirlo antes de tomar cualquier vuelo— sentenció con apenas un hilo de voz.
No sé si lo que teníamos era amor realmente... esa es la realidad de todo esto, la realidad que me terminó rompiendo.
>—¿Qué quiere decir con ello?——¿Señorita, se encuentra bien?—< la pregunta de la psicóloga hizo que la mujer dejara atrás aquel recuerdo para concentrarse en la sesión.
—Sí, podemos seguir. No es nada— aseguró la dueña de los recuerdos para omitir escenas adultas. —Recuerdo haber despertado en sus brazos y dejarlo para ver el amanecer en el gran ventanal frente a la cama, la noche fue terrible para ambos, podría jurar que habíamos prometido tantas cosas que solo se quedaron en el viento y en el clímax— El sexo de reconciliación había sido bueno, Desmond sabía como hacerme sentir bien, era increíble el hecho de saber que su comportamiento tan infantil estaba ligado por la aparición de aquel chico de cabellos rizados. Sabía que había algo en él, en clayrer que no solamente asustaba Desmond sino a mí también.
No puedo ocultarlo, Clayrer era atractivo, y saber que eran familia me hacía sentir extraña, llegué a imaginar que Desmond joven era parecido a él.
El recuerdo de nuestro recorrido al aula de docentes me hizo temblar, ese fue uno de los secretos que oculté a Desmond; lo que me hizo sentir su sobrino, su sangre… esa mañana, era mejor reprimirlo.
Al mirar los edificios de la zona sólo pude sentirme indefensa, temía, ya que me cuestionaba, ¿el que pasaría si Clayrer descubría todo?. Estaba claro que tendría problemas, pero a él… lo afectaría completamente.
¿Qué iban a pensar los chicos de mí al enterarse que mantenía una relación con un hombre dieciséis años mayor?
Al estar frente al ventanal cerré las cortinas bruscamente. —¿Qué haces?— ronco preguntó, con un suspiró giré a él.
Miré como el hombre se cubrió su desnudez para regalarme una sonrisa, de esas extrañas que rara vez me otorgaba.
—Hace un segundo estabas descansando— acusé.
—Ven aquí— lo obedecí regresando a la cama, me recosté en su pecho y abracé sus costados, aferrándome a él. —Nada malo va a suceder— aseguró para besar mis cabellos.
—¿Crees que él descubra algo?—
—No, no lo hará, yo me encargo— me dijo con un tono suave. —Pero tú debes ser aún más discreta— accedí. —Nicole no estés asustada—
—Descuida, es solo la conmoción—
—Quiero saber algo— espetó después de un corto silencio en la habitación.
—Claro— ambos conectamos miradas, este parecía dudar en expresarse frente a mí.
—¿Has tenido comunicación con él?—
—No, simplemente compartimos una clase, dos horas— mentí, no podía decirle algo más, ya que todo sería un desastre, conocía lo impulsivo que era Desmond.
—Si intenta algo, quiero que me lo digas— advirtió. —Sé perfectamente que es allegado de Fermenty… así que aléjate de ellos— suspiré al escuchar el apellido de elián.
—Elián, él no...— intenté explicarle, pero su voz me detuvo.
—Sabes que aún no termino de confiar en ese sujeto— y tenía razones, las cuales no me enorgullecían.
—Bien, pero ahora es nuestro momento, me apetece charlar de algo que no conlleve a ellos— dije al intentar dejar el tema y descansar más a su lado.