Ambos llegaron al corporativo. Fishman sonrió con picardía, ya que las miradas de Bella y Linda no fueron para nada discretas. El hombre emanaba un aura encantadora, que las cautivó a primera vista.
-¡Buenos días! Bella, comuníqueme a la gerencia de contabilidad; Linda, pídale a Gabriel que venga y después viene a la oficina. –Rápidamente Fishman se conmocionó, ella tenía dos secretarías y al parecer eran necesarias. –Pasé – le indicó al abogado, que la siguió sintiéndose un poco intimidado. –Tome asiento por favor – inmediatamente escuchó el teléfono. –En un momento estoy con usted –Fishman se sentó en uno de los sillones, mientras Ángela corrió para contestar.
-Tengo al licenciado Palmer en la línea – anunció Bella. Ángela reconoció el apellido, al menos la gerencia seguía en manos de alguien que ella conocía.
-Gracias Bella, pásemela – escuchó el tono. –Buenos días, Palmer – lo saludó con ánimo.
-Buenos días Ángela, no había tenido oportunidad de felicitarte por tu regreso a la empresa – escuchó la animosidad del contador.
-Tú y yo sabemos que no fue en las mejores condiciones – le generaba cierto pesar las circunstancias de los eventos.
-De cualquier manera, me alegro que estés de regreso – le reiteró el sentimiento.
-Palmer, necesito que congeles cualquier préstamo que requiera R207 de cualquier empresa – le dio la orden sin más rodeos.
-¿Cómo dices? –Lo escuchó titubeante, y pudo comprenderlo, era algo que no había pasado.
-Estoy haciendo una revisión contable, y por el momento, necesito que se quede estática. Si te insisten, tendrán que pasar por mi autorización personalmente – existía la posibilidad que quisieran intentar forzarlo, manipulándolo con la necesidad de la empresa, así que tendría que asegurarse, de que Palmer se sintiera respaldado y comprendiera la importancia de su orden.
-Entiendo. Yo me encargo, no te preocupes – le respondió con firmeza.
-Gracias – se sintió satisfecha, él había captado.
Gabriel y Linda entraron a la oficina, como si supieran que había terminado la llamada. Ángela extendió el brazo, indicándoles que se sentaran dónde estaba el abogado.
-Comencemos. Él es el licenciado Nate Fishman, abogado mercantil –Gabriel no pudo disimular desconcierto. -Él es mi hermano y vicepresidente, Gabriel Wright; y ella es Linda, que nos ayudará con las cuestiones contables. Vamos a manejar el asunto como confidencial – entonces, les presentó toda la información que habían recolectado, mientras Linda y ella, respondían a las dudas que surgieron por parte de los dos hombres.
-Entiendo que deseé solucionar esto lo más discreto posible, pero recomiendo que antes de la junta que se vaya a tener con ellos, tengamos listo un inventario de todos los bienes con los que cuenta R207, para obligarlos a que respondan – dijo Fishman con seriedad.
-Gabriel, encárgate de eso, la información tiene que estar lista hoy mismo – sabía que su hermano tendría mayor facilidad al conseguir los datos.
Pasaron el resto del día con los documentos, conversando para prepararse. Incluso comieron en la oficina, porque Ángela quería que la junta fuera el día siguiente. Entre más rápido resolviera la situación, más rápido podría disminuir su atención en la empresa. Había decidido ceder a Gabriel la presidencia, pero ir al menos medio día para estar enterada de todo.
Llegó la hora de la salida, Ángela envió a todos a sus casas; mientras ella permaneció a la espera de Gabriel, que llegó una hora después con la información que necesitaban.
Citaron a Kane Ward poco antes de la comida, ya que por la mañana afinaron los detalles con la información.
-Siéntate Ward – pidió amable Ángela, aunque sentía cierto repudio hacia el joven.
-¡Gracias! –Respondió con entusiasmo, ni siquiera prestó atención a que en la sala estaba Fishman y Linda. Ángela se sintió molesta, su aire de ingenuidad lo hacía parecer un buen actor.
-Ward, no voy a andar con rodeos, sabemos que estás desviando dinero del grupo – vio su expresión cambiar al instante, le hubiera gustado encontrar culpa, tal vez miedo al verse descubierto; pero fue genuina sorpresa.
-¿De qué está hablando? –¿Podría ser? ¿Realmente no sabía nada, y era su padre que dejó a un cómplice para seguir viéndose beneficiado? Después de todo, habían comenzado hacía 6 meses. Pero ella conoció a Emmanuel Ward, era de carácter amable y tranquilo, incluso en ocasiones era demasiado crédulo. Por eso, cuando vio a Kane, no dudó por un instante que fuera su hijo, se parecían en eso.
Entonces, tendría que hacerlo temblar, para que obligara a su padre a aparecerse y confrontarlo.
-Muéstrale Linda – la secretaría se acercó, para que viera los datos por él mismo.
-Es la relación de préstamos que R207 ha estado solicitando, sin ninguna devolución –Ángela, no dejó su tono acusatorio.
El joven comenzó a respirar aceleradamente, seguido de lo que ella buscaba, hacerlo temblar; entonces pasó sus manos por su cabello, y terminó por vomitar. Lucía tan pálido, que todos se preocuparon.
-¡Rápido trae agua! –Ordenó Ángela, mientras se acercó para ayudarlo. –Respira – le habló suavemente, intentando calmarlo. Ward estaba aturdido, le tomó alrededor de 10 minutos recomponerse.
-Juro. Que. No. Se. Nada. –Habló totalmente pausado, y se compadeció de él.
-Ward, tienes que hacer que tu padre venga porque… - no quiso terminar la frase, le tuvo consideración. Él comprendió y sólo asintió.
Ahí mismo le llamó por su celular a su padre, pidiéndole que fuera a la brevedad posible, porque tenía problemas.
Emmanuel Ward llegó. El hombre de 60 años, arribó con preocupación a la sala de juntas; cuando vio a Ángela, supo que algo malo estaba pasando. Tomó asiento, e inmediatamente Ángela, sin perder tiempo le mostró los números, obteniendo de él la misma reacción que observó en Kane: asombro.
-Emmanuel, todo apunta a R207 – la actitud de ella era un poco más serena.
-Pues no tengo la menor idea de dónde está ese dinero, puedes revisar las cuentas bancarias personales – sugirió Emmanuel, anonadado con lo que estaba sucediendo.
-Eso no es suficiente, pueden estar enviando todo a una cuenta en el extranjero, que no esté vinculada a ustedes – a pesar de utilizar un tono calmado, sus palabras le mostraban su desconfianza.
-Me encantaría tener la malicia que tú tienes, pero no va con mi personalidad ser tan calculador – tenía razón en eso, Ángela era más maliciosa, fría, calculadora.
-Emmanuel, esta es su oportunidad, devuelvan el dinero y hacemos como que nada ha pasado, sin escándalos, para que nadie sea afectado, esta es una reunión totalmente privada – el observar a ambos miembros de la familia Ward, la hizo reconsiderar la manera en la que procedería.
-¡No somos culpables, Ángela! –Insistió Emmanuel, encontrándose desesperado, porque ella no mostraba señal de creerle.
-Es que, ni siquiera con la suma de los bienes de R207 cubren la cantidad desviada –Ángela extendió la información sobre la mesa, pero Ward ni siquiera la miró, simplemente reaccionó.
-¡¿Estás insinuando un embargo?! –La ira se apropió de él a gran velocidad.
-¿Qué quieres que haga Emmanuel? Ahí están las pruebas – señaló los documentos.
-¡No estoy dispuesto a cederte las acciones, ni los bienes de la empresa, ni mis propiedades personales! –Golpeó la mesa con enfado, poniéndose de pie en el proceso.
-Voy a proceder legalmente Emmanuel – advirtió de manera tranquila.
-¡Haz lo que quieras, pero no te lo dejaré fácil! –Padre e hijo, salieron de la sala de juntas; aunque solamente Emmanuel iba sumamente molesto, maldiciendo a Ángela, por creer que sólo por llevar el apellido Vietz y ser la socia mayoritaria, le daba el derecho de humillarlo de aquella manera.
-Fishman, comienza con los trámites para proceder contra R207 legalmente – no estaba muy convencida, y el abogado lo notó por el tono de voz que usó.
-¿Crees que estén diciendo la verdad? ¿Qué sean inocentes? –Le preguntó con real interés.
-No lo sé, pero las pruebas están ahí – eso era suficiente para intentar convencerse.
La sala de juntas se quedó en silencio. Fishman y Linda observaban a Ángela atentos, mientras ella estaba pensativa, repitiendo mentalmente todo lo que acababa de suceder. ¿Qué era lo que estaba pasando por alto?