—Mamá. Me sorprende ver a la mujer frente a mi. Suelo venir a mi anterior departamento de vez en vez cuando Tristan o sus hombres no están pisándome los talones para recolectar algo de ropa y limpiar un poco. También para que el dueño no nos corra acusándonos de abandono o algo así. —Annie— dice mi madre dando un paso hacía mi pero yo doy uno hacía atrás en respuesta. —¿Qué haces aquí?— pregunto con recelo. Parece haber estado esperando afuera del edificio a que yo llegara. Ella parece decepcionada por mi respuesta pero no me reclama por ello. Los años han pasado duramente sobre ella, en lugar de ocho años parecen veinte, las marcas de la edad y las ojeras debajo de los ojos son tristemente evidente. Su mirada también esta apagada y triste. —Quería verte— me dice. —¿Cuál es la ve