Esperamos hasta que todos los invitados se fueran. Quedamos con la satisfacción del deber cumplido y en especial la felicidad de nuestro cliente. El señor De la Rosa se había divertido como nunca y prometió que a futuro seguiría trabajando con nosotros. Salimos en la madrugada, demasiado cansados y le dije a Jorge que no se preocupara por mí, que yo pedía un taxi y me iba a mi casa, a lo que se negó rotundamente —Sofy, ni loco que estuviera te dejaría ir sola a tu casa y mucho menos a esta hora… son las 3:20 am. Más bien espera que llegue mi conductor elegido y te llevo a tu casa — dijo de forma que no podía rechazar su oferta. —Gracias. El cansancio que teníamos nos hizo permanecer en silencio todo el trayecto a mi casa, sin embargo, no fue incómodo. Nos sentíamos bien en compañía de