Me Retas A Vivir Siempre

Capítulo 16: Por eso me Amas (Parte 2)

…

Fue pleno, estamos en el suelo aún y ella está recostada en mi pecho. Acaricio su cabello, nada nos alejará, nada y beso su cabeza. Ella me mira, sus ojos puestos en los míos y se acerca a mi rostro. Estamos desnudos, no existe nada mejor que ver su amor a través de sus ojos. Exactamente, el inmenso amor que siento por ella. Nunca me canso de estar con Tiara y ser solo uno.

—Nunca dudes de mi inmenso amor por ti, nena —la besé en la frente—. ¡Te amo, te amo tanto! —bramé en su rostro—. Te lo grité porque lo sentí y vuelvo a repetirlo. ¡Te amoooo! —bramé como lunático y arrastré la ‘O’.

Amo demostrar mi amor por Tiara y lograr esa sonrisa perfecta en su cara. Mi chica toda emocionada sostiene mis mejillas.

—Mi odioso, sé que me amas, siempre lo he sabido —besó mi boca de piquito—. Tus ojos son la prueba, pero oírlo de tus labios no tiene precio —silenció y cerró los ojos.

—Nena, ¿qué te molesta? —Lo puedo notar por su tensión de pronto y sobé su espalda.

—He recordado tu dolor esa noche —levanté su barbilla y abrió sus ojos—. Tus palabras me tocaron y a la vez tu declaración de amor me ató más a ti. No sabes como me aferré a Fabian, estaba a punto de saltar a tus brazos —su confesión y sus ojos se ven desolados—. Pero veía una tras de otra vez a Celia y tú juntos —su mirada se va a ese día, no quiero que sufra, pero tenemos que hablarlo y sacar todo—. Eso fue lo que me mantuvo alejada.

—Nena, fue pasado y una mala jugada de Celia. Odio que tuvieras que pasar por eso y sobre todo que te lastimara por mi culpa, fue horrible —es el paso que tenemos que dar, abrirnos por más dolor que tengamos—. Nunca te haría daño, pero sin poder remediarlo por mi culpa te lastimaron. Sin embargo, sé que huiste por tu mamá —evadió los ojos y al no permitir que se ocultara cerró los ojos—. Te conozco Tiara y eso fue un golpe directo a tu corazón.

Mi chica empieza a llorar desconsolada, la abrazo fuerte y me levanto con ella. Este aire acondicionado está brutal, nos meto en la cama y nos acurrucamos bajo la sábana. Sé que su mamá es su mayor lucha y a ella le duele ver cuánto daño le ha hecho.

—Me odia tanto, Ken —habló en mi pecho con la voz fañosa—. Su rostro de alegría al verme llorando no olvidaré —le permití que se desahogue—. Fue horri… ble —sollozó y acaricié su cabello—. No sé, ¿por qué me detesta?

—No te mereces ese trato, eres especial —dije con el nudo en la garganta y con las manos atadas por la madre que le tocó—. Ella pagará el haber perdido una hija tan increíble.

—Me conoces tanto —alzó su rostro y me observó—. Fue horrible ver el hombre que amo en el vídeo —es mi deber recompensar ese daño—. El dolor fue el doble al saber que todo fue orquestado por mi madre —se limpia la cara y sonrió a medias.

Me ama, Dios, se escuchó bonito y la beso de piquito.

—Te conozco, nena, tanto como me conoces tú —sostenerla es mi mayor tesoro.

—Entendí, no esperaré más nada de mi madre —dijo segura y no puedo dejar de mirarla—. Es mejor que estemos alejadas —afirmó—. Agradezco haber conocido el amor contigo, eres mi fuerza —valió la pena estos días de zombis porque sus palabras me hacen elevarme al cielo—. ¡Te amo tanto!

La acerqué a mi corazón, quiero que escuche mi tambor por ella y Tiara sonríe.

—Me has acelerado el corazón mi Sirena —dije como niño orgulloso.

—Me siento orgullosa de que sea mutuo —sigue en mi pecho escuchando—. Mi corazón late igual.

La tumbé de sopetón y me acosté en su pecho.

—¡Odioso, eres un loco! —gritó efusiva y su mano introdujo en mi cabello.

Nuestros corazones hacen música y sonreímos juntos. A regañadientes fui a firmar en la recepción y pagué solo una noche. Tiara aprovechó para buscar su bolso y una carpeta en el carro. Busqué la maleta de Tiara junto con mi mochila. Mañana nos iríamos, pero por una aventura juntos antes de volver a la realidad. Aún no le he dicho que quizás su hermano sea mi sangre. Solo quiero que sonría y luego nos ocupamos de los problemas. Me contó cómo conoció a Caleb y que trabaja en “Pizza Hut”. El muñequito vive cerca de la playa, pero jamás lo hizo para lastimarme. Él apareció para ayudarla, su dolor fue menos con la mente distraída y siempre pensó en mí. Entiendo su punto, aunque me hubiera gustado mejor una chica de amiga. Pero con su belleza es lógico que se pegara el muñequito. Al parecer él siempre fue comprensible y tiene novia. Tiara me pidió que cenáramos con Caleb y su novia, pero lo mejor es que comeremos pizza en la playa y con el mar de testigo. Me he calmado al saber que tiene novia, será lindo iremos en pareja. Además, debo agradecer por cuidar a mi nena y disculparme por ser algo agresivo con él. Al entrar al cuarto puse en la esquina el equipaje y Tiara esconde la carpeta. Mi chica se encuentra acostada en la cama, cubierta por una toalla y se ve nerviosa. El baño que nos dimos juntos hace unas horas aún está en mi mente y vuelvo a tierra. Debo darle la maleta, ella espera su ropa y tú pensando en baños pasados. Pongo las cosas en la cama y mi curiosidad por ver que oculta es grande. Como el curioso que soy sostuve la carpeta, ella me la iba a quitar y la alcé en el aire.

—¡Dame Ken, no veas eso! —Se alzó desesperada por alcanzarlo.

—¿Qué ocultas? —pasé una mano en su cintura y la otra lejos de ella—. Quiero ver —dije con un puchero.

—No es nada importante, no seas metiche —dijo enfurruñada y seguía luchando por agarrarla, impulsándose en mi hombro.

La solté apartándome de la cama. Tiara está de rodillas, envuelta en la toalla, alzó una ceja y se cruzó de brazos.

—Resulta que todo lo que concierne a ti —la indiqué—, soy muy metiche —ella frunció el ceño y solté una risa abiertamente—. Me gusta meter la nariz en todos tus asuntos y más en tu cuerpo.

Consigo una hermosa sonrisa de mi Sirena, abro la carpeta y me sorprende ver sus bosquejos. Me siento en la cama, paso uno tras de otro y me encantan. Tiene la colección de bosquejos de hombres y de mujeres. Será espectacular, tiene talento y quiero ser su modelo.

—Te has quedado callado, ¿qué tan mal están? —Tiara se arrima a mi espalda—. Olvida, no es nada importante —giré a verla anonadado y al verla dudar de su talento me preocupa—. Estos días he estado creando y aún tengo que hacer cambios.

—¿Estás bromeando, nena? —sus ojos enormes se desvían y la apreté por el mentón—. Esto es increíble —le mostré la carpeta—. Tu talento es bueno, me gusta cada detalle y quiero ser tu modelo —la he dejado boquiabierta—. Te ayudaré, tendrás tu empujón en el mundo de la moda.

Veo su sorpresa en sus ojos grandes de muñeca y sonrió.

—¿Te han gustado? —dudosa sostuvo la carpeta—. No soy una experta, pero me dejo llevar por mi instinto y con un modelo como tú créeme que mi imaginación vuela.

Me roza con su dedo mi pecho y la beso apasionadamente. Quiero que su musa continúe y al morder su labio echa su cabeza hacia atrás.

—Una ayuda para que esa musa fluya. —Nos perdemos en la musa y anatomía.

…

Estamos en la playa vestidos cómodos. Tiara tiene un abrigo con capa puesto y un pantalón largo. Me puse un pantalón corto, camisa surfer y me arrepiento. El viento junto con el mar me calan los huesos. Estamos encendiendo la fogata, estoy ayudando a Caleb y veo que Tiara se ha acoplado con la novia de él. La chica es trigueña, pelo rizado salvaje y su sonrisa contagiosa.

—Gracias por cuidar a Tiara, fui un cretino —rompí el hielo—. Lo acepto, pero llegar y ver a mi nena con otro no fue mi mejor vista —el fuego me calienta algo y lo aprecio—. Me sentí herido y te pido disculpas.

La fogata logramos mantenerla juntos y espero que llevar las paces se logre. Las chicas están en la orilla mojando sus pies y sé que Tiara lo hizo a propósito. Para que me disculpe, ella quiere que seamos todos amigos y está decidida a mantener contacto con ellos. La entiendo, nunca ha tenido ese tipo de amistad. Caleb es agradable y su novia el doble. Veo a Tiara libre, sus alas despegando y quiero que se coma el mundo.

—Acepto las disculpas —Caleb me hizo volver a nuestra plática (bueno a mi disculpa)—. Entiendo, ella es realmente hermosa —su sinceridad me hace tensarme.

Él se da cuenta y me palmea la espalda.

—Tranquilo Kendrick, tienes su amor y desde el principio supe que estaba tomada —este chico si es muy abierto—. Pero al ver su dolor estaba perdida y me dispuse hacerla sonreír —lo escucho y odio que mi chica tuviera que alejarse herida—. Nunca he tenido amigas chicas, pero ella es especial —la volvió a ver—. Al presentarle a mi novia se llevaron enseguida y se ven lindas juntas —las señala y prosigue—. No sientas miedo de mí —sus ojos brillan por su novia—, esa morena que ves ahí tiene mi corazón —suspiró—. Ella me mira como si fuera su héroe y eso nunca lo perdería.

En eso Lara se voltea como si hubiera sentido a su amado y él se va corriendo hacia ella. Me quedo observando el fuego, Tiara me abraza por detrás y sostengo sus manos.

—¡Hola, Ken!

—¡Hola, Tiara!

—Me alegro de que estemos aquí juntos —mi chica se oye feliz—. Este momento es…

—Perfecto para congelarlo —terminé por ella—, ya congelo todo mi Sirena.

Ella sonríe, se acomoda en mis piernas y nos besamos. Nos interrumpen Caleb y Lara.

—Vamos a comer antes de que se enfríe la pizza —dice Caleb y nos despegamos.

Entre charlas, risas, comimos pizza y todo fue perfecto. Ver a mi nena feliz era suficiente, Caleb era amable y servicial.

—Me alegra que estés feliz Tiara, debo confesar que son una hermosa pareja —Lara alzó su dedo en alto—. Después de la mía —bromeó y todos nos reímos por su ocurrencia—, ustedes son los segundos.

Tiara se ríe a todo pulmón y Caleb besa a su chica. Me encanta ver a mi chica tan libre, tranquila, sonriente y con amigos.

—Bueno, es que tengo a mi Ken a mi lado —levantó nuestra mano entrelazada—. Es increíble, pero fue todo un caballero —nos miramos y su sonrojo me seduce—. Mi Ken buscó a su princesa y no importó la distancia —sus mejillas son adorables y las besé.

—Por ti siempre Sirena, siempre. —En esas palabras la adoré y mis ojos la recorrieron hasta terminar en sus ojos.

—¡Salud por su unión, nuestra amistad y por este maravilloso momento! —brindó Caleb y alza su cerveza.

Todos brindamos, Tiara con su “Coca Cola” y pasamos la noche contando anécdotas. Nos quedamos hasta la madrugada. Al llegar nos acomodamos, estábamos acurrucados y acaricié su cabello. Estoy casi cediendo al sueño y en eso mi nena me habla.

—¿Qué dijo tu papá? —Su voz es somnolienta.

Mi papá llamó cuando estábamos en la playa, me fui aparte para no ser maleducado y pensaba que Tiara se había olvidado. Pero a ella nunca se le escapa una, mi padre está contento porque volvimos y preocupado por su situación. Quiere conocer a su hijo, hacer la prueba de ADN y la Leona se niega. Ella no quiere nada de mi padre, pero ya no hay marcha atrás. Jamás, mi papá se olvidaría de un hijo, abrió esa brecha y ahora tendrá que afrontar el camino. Está actuando histérica, creía que mi padre dejaría la demanda y se olvidaría de su hijo. Eso significa que nunca se dio la tarea de conocerlo. Mi papá pudo haber sido mujeriego, pero sus obligaciones siempre las cumple.

—Está contento con nosotros, muy eufórico de que sigas aún con su hijo rebelde.

Ella sonríe y traza círculos en mi estómago. Aún no diré la bomba de su madre, hasta mañana. Primero, iremos por más aventuras.

—¿No me piensas dar una pista de la sorpresa mañana? —pregunta curiosa y sus ojos se han puesto en mí.

La muy pícara bate sus pestañas y espera que suelte el secreto por sus ojos preciosos.

—Con esos ojos coquetos te has ganado un beso —la besé en la frente y Tiara hizo pucheros.

Ella es mi vicio y le di un beso de pico en sus labios.

—Esperaba más —susurró como niña castigada.

—La pista es, tarará —agité los dedos en suspenso y continúo—. ¡Aventura! —grité emocionado y ella puso sus ojos en blanco.

No puedo evitar reírme y su curiosidad lo hace más interesante.

—Eres imposible —hizo muecas.

—Por eso me amas.

—Te amo —asintió con esa sonrisa puesta—, como el mar que es inmenso.

—Por eso eres mi Sirena.

Nos besamos y sus besos son mi adicción. Al estar tres días sin ellos apartarme es imposible. No me canso de probar sus apetitosos besos a cada instante.