Sentado en el rincón más oscuro de su casa, derrotado, sin fuerzas, comenzó a divagar en su pasado y lo que es su presente. Se limpió una y otra vez las lágrimas que ruedan por su rostro, preguntándose, si ese sería el final de su vida, el final de todo lo que le importaba. Deseando tener un poco de poder para exprimir el sol y poder calentarse una última vez antes de dar la pelea. Miró las fotos de Emilia junto a Vivían y su hijo que vive en el vientre de la mujer que ama, aquella foto era lo más valioso que guardaba en su teléfono móvil. Pensó en su padre; si estuviese vivo, de seguro el lo ayudaría sin importar las consecuencias, luego recordó algo que solía decir Eduardo; cuando seas presa de la oscuridad, cuando las tinieblas te rodeen, cuando toda luz desaparezca, no olvides que has