El inicio de una batalla

1308 Words
Los dolores aquella noche para Ariel, se intensificaron, la transformación estaba llegando a su culminación. El nacimiento de su hijo esta a un mes y medio. Recorrió los lugares que le evocan los mejores recuerdo. Quedarse sentado en su casa no era una opción. Su casa era un lugar de tristes y amargos recuerdos. De pronto sintió que lo invadía una frustración tan perturbadora como la culpa de su madre. Deseaba retar a los demonios que lo torturaban, pero los consideraba demasiados oscuro, demasiados vagos como para sacarlos a la superficie. ¿Como iba a luchar contra las debilidades y la crueldad de su bisabuela? —No podré— se dijo a si mismo en voz alta. Giró en su dedo el anillo que lo comprometía con Vivían. Darse por vencido o retroceder no estaba en sus planes, está dentro de las posibilidades, pero de momento no era lo que el quiere hacer. Ángel consideraba a Ariel un hombre justo y honorable, un buen hombre y si era necesario un hombre peligroso; cuando de proteger a Vivían y a Emilia se trata. —¿Asumiendo tu derrota?,— dijo Isabel, solo por fastidiar a Ariel en el momento de máxima reflexión, luego añadió— ¿Sabes por qué me respetan?, yo los mantengo vivos, su vida era una miseria antes de detener el tiempo. Permití a tu madre traer a Eduardo a vivir con ella, después de todo, soy la dueña de este pueblo, yo los mantengo vivo y ellos me entregan su energía para vivir, pero su energía se le agota, necesitaré de alguien joven y especial para poder vivir 100 años más. —Pero yo no te sirvo, en mi se ha efectuado el hechizo que lanzaste tantos años atrás. Isabel era arrogante y déspota. El despecho y el resentimiento la habían consumido por completo, había perdido todo rastro de humanidad. Ariel quería saber que humano fue un día el lobo que la acompaña, y aunque su madre lo sepa, jamás se lo dirá. Al día siguiente cuando se dispuso a marcharse, caminó como de costumbre por la única calle que atraviesa aquel pueblito sumergido entre las tinieblas. Sintió que a cada paso y a cada casa que dejaba atrás, habían ojos escondidos detrás de las ventanas observándolo, aquello le preocupó, nunca había sentido las miradas tan penetrantes sobre él. Se detuvo a mitad, giró para mirar hacia atrás, no vio a nadie, solo sentía las miradas. Atravesó el bosque hará llegar donde se encontraba el puente, pero ahí, solo había un acantilado, no había puente, camino rodeando el acantilado de un lado luego fue hacia el otro, comenzó a observar en todas las direcciones, su transformación le había traído también el desarrollo de sus sentidos. Sintió los pasos de alguien que se acerca. Giró con rapidez y de nuevo el lobo venía en el aire hacia el, está vez no alcanzo hacerle el quite, cayó al borde del acantilado, se paró con rapidez para poder defenderse. El lobo volvió atacar, y está vez ambos rodaron por el suelo. Si bien Ariel era un humano, no lo era por completo, su transformación completa estaba cerca de realizarse por lo que sus se todos también estaban cerca de alcanzar el máximo potencial. Se puso de pie y volvió a tomar pose de batalla. El lobo había echo que Ariel desenterrarla el hacha de pelea. Un tanto molesto, se quitó la casaca y la arrojó junto a su mochila, luego rompió su polera y retó al lobo con molestia. —Esta vez no seré tan indulgente, sabrás de lo que soy capaz cuando osan desafiarme hasta provocar mi enojo, y tú lo haz echo. El lobo volvió saltar sobre Ariel y este estaba preparado con su puño cerrado, lo golpeó directo en la mandíbula haciéndolo rodar por el suelo. Aunque el lobo te iba más años de los que tenía Ariel, no era un experto peliador, había pasado un largo tiempo junto a Isabel, tan solo acompañándola, no había realizado grandes ni pequeñas batallas, no tenía experiencia en pelea. Ariel tampoco la tenía, pero había recibido más golpes que el lobo en su vida. Para Ariel se le empezaban a cerrar los mañanas, quedándole solo instantes en el ahora. —Tu futuro está en mis manos, para que resistir, si sabes que perderás. —Viviendo cientos de años, y aún no has aprendido que el futuro se llama así, por qué no sabes que sucederá en el. Acaso no sabes que puede cambiar, que basta a veces mover una pequeña pieza y todo tu futuro se puede alterar. Ella estaba parada, donde se supone estaba la entrada al puente. ¿De donde apareció?, Ariel lo desconoce, había estado ocupado en la pelea con el lobo que no se percató de la presencia de ella. —Vengo de perder, toda mi vida he perdido algo. Crees que tengo miedo a las perdidas. —Ahora es diferentes. ¿Quien cuidará de tu hijo?,— sus palabras golpearon a Ariel como si le hubiese dado un fuerte bofetón. Isabel disfrutaba golpear de esa forma a Ariel. El creció teniendo miedo de ella. Cuando era pequeño le parecía natural que una mujer con tanta edad luciera tan joven, y ahora siente miedo, pero lo disimula muy bien. Ella continuo diciendo— me necesitas, antes de que te desvanezcas como humano. Ariel enmudeció, por un lado tenía al lobo y por el otro a Isabel. Estaba acorralado, y el solo era un simple mortal, enfrentado a seres sobrenaturales. Sin salida, sin escapatoria, no había lugar donde correr. Lo que no sabía Ariel, era que el tiempo es más lento en Campanario, un día en el pueblito son tres días en el exterior. Por lo que él desconoce cuánto tiempo le queda en realidad. Mientras analiza su escape, sin saber adónde lo llevará, tendrá que avanzar por un camino desconocido. Todo lo que ama está al otro lado, en el exterior. Aquel pueblito una vez fue su hogar, ahora aquel lugar lo verá convertirse en alguien que no quiere ser. Ahora ama, vive, sueña, planea. Está atrapado entre el pasado, y el ahora, en un espacio irreal, alejado de la realidad, sin saber a qué aferrarse y sin saber en quien confiar. —Sabes que eso es mentira, tu me necesitas para continuar tu legado de maldad. Se más de lo que imaginas. No soy un enfermo mental y tú lo sabes. Esa fue una mentira tuya y de mi madre. La pregunta es,¿ Por qué lo hicieron?, si yo no arruinaría tus planes. —Precaución. Tu cerebro, desde pequeño nunca funcionó igual a los demás, lo sabes. —Eso también lo sé. Dime algo que no sepa. —No lo sabes. Tu cerebro es una mezcla de humano y… Fue interrumpida por el lobo antes de decir lo que Ariel espera con ansias. Isabel no sabe que el hermano gemelo de Ariel ya se convirtió en un lobo. Solo sabe que Benjamín había muerto al nacer. Y así será por el bien del muchacho. Que es lo que busca, Ariel no lo sabe, pero pronto lo sabrá. Los planes de Isabel eran más grande que solo venganza y destrucción hacia una familia que la menospreció. Ella quería crear una r**a híbrida, a la cual pudiera manejar. Su obsesión siempre ha sido la juventud eterna y la inmortalidad. —Estas atrapado, el tiempo funciona de forma diferente aquí con el exterior— las palabras de Isabel, fueron lanzada cual si fuera una bomba, así le pareció a Ariel. Isabel tomó el camino de regreso al pueblito, a su lado camina el lobo n***o de ojos de fuego, como si lo hubiesen traído directo del inframundo. Ariel recogió su mochila, se sentó en el suelo con su espalda apoyada en el árbol más cercano
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