—Debes ser rápido para poner el GPS.
—Lo seré, encárgate de maniobrar lo mejor que podai la moto, y yo hago mi parte.
Dicho eso, ambos se pusieron los cascos se subieron a la moto y se desplazaron hasta Pedro de Valdivia, calles cerca de la casa donde vive Andrés.
El semáforo marco rojo y ellos se pusieron al lado del auto, al arrancar, se inclinaron hacia el auto y El Morza puso el GPS donde habían acordado, justo arriba de la rueda por dentro. Se fueron directo al departamento de Ángel y allí verificaron que funcione el rastreador que habían puesto.
—Que raro, el GPS marca camino a Coronel.
—A ver—dijo El Morza, arrancando el móvil de las manos de su amigo—estai seguro que era el auto del juez, no te habríai equivocado.
—Estoy seguro, como me voy a equivocar— su voz sonó molesta al cuestionamiento de su amigo.
—Esperemos hasta donde va.
Así fueron viendo el desplazamiento del juez, mientras beben una cerveza, se cuentan anécdotas y recuerdan las anécdotas que han vivido juntos.
—¿Como fue que te echaste como enemigo al juez?, —preguntó Daniel(El Morza).
—Por ayudar a mi prima, ella estaba casada con él, pero él la tenía prisionera. Cuando Emilia cumplió los dos años ella tomó a su hija en sus brazos y se enfrentó por primera vez a su esposo. Esta vez decidida a recuperar su libertad, se aferró a lo que tenía a su alcance; los moretones al ser jalada por él, ese era su recurso que tenía y lo haría valer cueste lo que cueste. Él la dejó ir, no quiso arriesgarse a ser descubierto como un violento y abusivo; eso lo desacreditaría como juez, lo dejaría por el suelo y no iba a permitir que le sucediera algo así, eso le daría la ventaja a otros jueces, que el los consideraba sus enemigos solo por cuestionarlo en algunas decisiones sobre casos de abuso y violencia en contra de mujeres, solo por qué sus esposos eran tan reconocidos en sus profesiones. Aceptó que Vivian se retirara con Emilia. Fui con mi tía Josefina a rescatarla y él solo se quedó mascando su rabia, ira y planeando su venganza. No iba a permitir que se cuestionara su actuar con su esposa y su hija, menos que se pusiera en tela de juicio su capacidad para impartir justicia. No estaba dispuesto a dejar ir a Vivían así de fácil, tampoco estaba dispuesto hacer enjuiciado por violencia intrafamiliar, como iba a permitir que se le apuntara con el dedo del escarnio por ser un juez de familia y al mismo tiempo violentar a su propia familia, aquella que él debía cuidar, proteger, amar y hacer feliz.
—Entiendo, entonces no teni que bajar los brazos, teni que andar con cuidado pa’ poder proteger a tu prima y a su hija. Teni una enorme responsabilidad, eris mi amigo y podis contar conmigo—dijo, abrazando a Ángel,—Bueno, me marcho, me informai hasta donde llega el auto.
—Lo haré.
Ángel no es de lo que se da por vencido a las primeras dificultades, el sabe contra quién batalla y eso le asusta, pero, no desistirá por el bienestar de Vivian y Emilia.
Ha sido despectivo en muchas cosas de la vida, se declara ateo, amante de los animales y defensor de las causas perdidas, leal e incondicional a los que ama.
Vigiló con el GPS por un mes a Andrés, no quiso seguir por no arriesgar su operación encubierta fuera de la legalidad por buscar algo y poder salvar a Vivían de ir a prisión.
Los tres meses fueron un abrir y cerrar de ojos, debe presentarse a la audiencia con su defendida. La batalla legal apenas comienza.
Bajaron en silencio, no había mucho que decir, Ángel iba cargado de recuerdos al ver las fotografías de su madre junto a él; la extraña, y nadie puede imaginar cuánto extraña a su madre un hombre de 37 años.
Salieron al estacionamiento y Vivian lo detiene poniendo su mano sobre el brazo de él.
—Entenderé que no quieras seguir defendiendo mi caso.
—¿Qué te hace pensar que no quiero seguir?
—No lo sé, has enmudecido desde que entramos a mi departamento y volvimos a salir.
—Pero no es por eso, solo que al ver las fotografías de mi madre, no había dimensionado lo mucho que la extraño. Vivian no dijo nada, sólo lo miró llena de amor fraternal. Se acercó a él y le brindo un gran abrazo.
—Agradezco ese abrazo, lo necesitaba. A veces un solo abrazo te reinicia por completo, vuelves a empezar y continuas con fuerza para enfrentar cada desafío que se esté presentando.
A pesar de la entereza que suele demostrar, Ángel es un hombre sensible y de grandes sentimientos cuando alguien a quien ama está sufriendo.
La mayoría lo consideran un hombre inestable, esa fama se la ganó a su afán de andar de pelea en pelea y de golpe en golpe. Pero a él poco le importa la opinión del resto, en tanto su prima lo ame, con eso le basta, sus primos, los hermanos de Vivian, lo miran con desprecio, no sólo por su estilo de vida, sino que por la forma en que viste. Su vida ha ido de bar en bar, entrometiéndose en pleitos ajenos, defensor de causas perdidas, además de creerse todo un Robin Hood.
Tiene en su recuerdo el comienzo del matrimonio de su prima, recordó que en un principio fue bueno, luego el empezó a dejar bajo llave, encerrada en su lujoso departamento a Vivían, sin importar que fuera sometida a estrés con su actuar y sin importarle que lleve un hijo de el en su vientre. El único contacto era con la señora del aseo.
Doña Josefina, madre de Vivían, comenzó a llamar para saber de su hija, pero la respuesta era la misma, “ en estos momentos está descansando, su embarazo es de alto riesgo y están prohibida las visitas por indicaciones del médico”. Lo que no sabía el juez es que doña Josefina era tan testaruda como su hija y que no se conformaría con aquella respuesta. Empezó a ir cada día al edificio, pero la entrada al departamento estaba prohibida por indicaciones de el juez. Cuando al fin logra hablar con su, Vivían le dice a su madre que se siente como como Zherezade, la joven de “Las mil y una noche”, su madre entiendo el mensaje y puso en marcha su plan para liberar a su hija del narcisista Andrés.
El encierro a su esposa, se dio sin motivo aparente, solo por placer de parte de él. Quería una esposa solo para procrear. El placer lo buscaba en otras mujeres. Le gustaba sentirse poderoso, cambiar placer por algún favor, jugaba a ser dios, manejando de muchas formas la vida y destino de personas con las que podía manipular con facilidad.
No le será difícil destruir a Vivian tiene en sus manos los recursos, puede manejar a las personas a su antojo para cumplir con su propósito, tiene de su lado a la policía, ignorando que dentro de los uniformados hay quienes quieren hacerle pagar sus malas decisiones, los que han sido dañado por su egolatría al querer demostrar su poder. A sus 50 años sigue siendo un niño mimado, que si no consigue lo que quiere hará una gran paleta y asunto resuelto. Para él, el no como negativa no existe.
Trabaja bajo las sombras, pero Ángel va un paso adelante, ha reunido suficiente prueba, si ellas no le sirven para evitar que Vivian vaya a prisión, las utilizará para chantajear al juez, que importancia tiene la moralidad si a quien se enfrenta es como la caja de Pandora, y Ángel está dispuesto a bajar al mismo nivel del juez, si es necesario, para salvar a su prima y al niño que viene en camino, y así reunirlas de nuevo con Emilia.