Al entrar al juzgado, se encontró de frente con Andrés; era como si el lo estuviese esperando para recibirlo con una irónica sonrisa. Ángel le devolvió la misma sonrisa para hacerlo entrar en confusión. Lo sacó de su confuso pensamiento una voz a su lado que decía. —Es como un pulpo el juez Canessa, tiene varios tentáculos, y fuertes ventosas con las que succiona a conveniencia. —Así es, pero tengo un as, que no dudaré en usar si el continúa tratando de dañar a los que amo— aseguró Ángel con la vista fija en la oficina de Andrés. La mañana para Ángel fue una tortura, a él le incomoda estar sentado mientras son los alegatos . Bostezó una y otra vez, se movía de un lado a otro en la silla, miraba constantemente la hora en su reloj. Al llegar el mediodía, se levanto la sesión y como s