Olivia: La puerta se abrió justo cuando nos acercamos a ella, e inmediatamente fui arrancada de Xavier y me encontré el pequeño cuadro de mi mejor amiga. —¡Gracias a Dios que estás bien! Le devolví el abrazo con fuerza, antes de que se apartara y me golpeara. —¡Ay! Jesús, Mi Mi! —me quejé, frotando mi brazo. Esta vez lo hizo con más fuerza y me acerqué a Xavier para alejarme de su abuso. —¿Qué te pasa? —grité, intentando apartar sus manos. —¡¿Qué me pasa?! ¡¿Qué coño te pasa?! ¡¿Cómo pudiste levantarte e irte sin decirme una palabra, Olivia?! Pensé que te había pasado algo porque mis llamadas iban directamente al buzón de voz. ¿Por qué te levantaste y te fuiste así? —gritó, mirándome con las manos cruzadas sobre el pecho. —Tranquila, Amelia. Ella está aquí a