Xavier: —¿Podemos, por favor, ir a comer algo ahora? Tengo hambre, Mi Mi —gimió Olivia mientras Amelia nos arrastraba a la cuarta tienda. —¡Livy, acabamos de llegar! —¡Sí, hace dos malditas horas! ¡Mis pies están empezando a matarme! Sabes que no disfruto mucho de las compras —sabía que me iba a arrepentir de esto de las compras. Mis brazos estaban llenos de bolsas, no sólo con cosas que Amelia compró, sino también con cosas que recogí para Olivia. Era una cosita obstinada. Le decía que cogiera lo que quisiera, pero eso le entraba por un oído y le salía por el otro. Así que, cada vez que tomaba algo que le gustaba y Amelia le daba un empujón para que lo escogiera, yo lo pagaba a escondidas con las cosas de Amelia. Luego se enfadará por ello, pero bueno. Al final va