Olivia: Tan pronto como llegué arriba, me duché y empecé a prepararme. El vestido que me compré no permitía llevar ropa interior ni sujetador, así que me lo pasé por la cabeza, ajustándolo para estar decentemente cubierta. Bueno, lo más decente que pude conseguir en él, de todos modos. Me tomé mi tiempo para peinarme, secándolo con una toalla, antes de añadir mis productos para rizos favoritos, y utilizando un difusor a baja potencia para secar mi pelo. Cuando terminé, me maquillé. Mientras me aplicaba el pintalabios rojo en los labios, oí que Amelia me llamaba. —¡Livy! —¡Baño! —le grité. Apareció detrás de mí, y sus ojos se abrieron de par en par mientras dejaba escapar un silbido bajo. —¡Estás increíble! —dijo con entusiasmo y yo sonreí. —Gracias, Mi Mi. Tú también te ves bie