Capítulo 2

3647 Words
Olivia Grey:   Estiré mi mano, agarrando mi teléfono de la mesita de noche cuando sonó mi alarma. Lo apague con un gemido y me dejé caer de nuevo en la cama, mirando al techo por un momento.   Eran las 9 de la mañana y tenía que moverme o iba a llegar tarde. Hoy era el día en que Amelia y yo salimos para ir a la finca de sus padres en el campo, y no voy a mentir, todavía tengo dudas sobre ir.   Pero ya me comprometí a ir, y conociendo a Amelia, me arrastraría fuera de aquí por el pelo si le decía que ya no quería ir.   Entonces me lo dejé pasar, me paré y estiré mis músculos antes de ir al baño.   Tuve que irme a las 10:30, porque la casa de Amelia estaba a treinta minutos de aquí. Entonces, rápidamente me dirigí al baño y me lavé los dientes, antes de poner mi cabello en un moño desordenado.   Me estudié en el espejo por un momento, tratando de ver lo que hacen los demás.   Supongo que se podría decir que era bonita.   Tenía la piel bronceada naturalmente con rizos marrones que tenían reflejos dorados y me caían por la espalda. Tenía grandes ojos verdes que tenían pequeñas motas de oro en ellos, con una nariz diminuta de botón y labios rosados y regordetes. También tenía pómulos altos, por los que todos parecían morir, aunque no sé por qué.   Y bueno, para citar al idiota con el que tuve el placer de salir una vez, "Tienes el cuerpo de una diosa griega". Aún así, no fue suficiente para evitar que me engañara.   Suspiré, sacudiendo mi cabeza para aclarar mis pensamientos antes de quitarme la camiseta sin mangas y las bragas que me había puesto para dormir.   —¡Mierda! —salté, cuando el agua fría cayó sobre mí al abrir la ducha.   Por supuesto, el calentador de agua estaba apagado nuevamente.   Iría a decirle algo al propietario, pero, ¿cuál es el punto? No es que vaya a estar aquí los próximos dos meses.   Traté de terminar mi ducha lo más rápido posible, porque el frío se estaba volviendo insoportable.   Luego salí de la ducha, me sequé la piel y regresé al dormitorio.   Caminé hacia mi guardarropa, contemplando qué ponerme. Por lo general, usaba jeans y camisetas, porque no soy la chica más femenina, pero iba a conocer a la familia de Amelia por primera vez y quería causar una buena impresión.   No puedo permitir que cuestionen el tipo de amigos que tiene Amelia.   Revisé las pocas prendas restantes que no había empacado antes de encontrar algo decente.   Era un vestido azul coqueto, con volantes que me llegaban hasta las rodillas. Tenía mangas cortas y mostraba un poco de escote sin ser demasiado.   Me puse un par de ropa interior, bragas y sostén, antes de poner mi desodorante y mi loción. Después de que terminé con eso, me puse el vestido y me calcé las sandalias azules a juego antes de ir al baño.   Saqué mi cabello del moño desordenado en el que estaba, poniendo mis productos de peinado favoritos en él, antes de levantarlo en un moño alto.   Cuando terminé, me puse un poco de brillo en los labios, antes de mirarme en el espejo y salir.   Hoy no hay tiempo para maquillaje.   Revisé la hora y vi que eran las 9:44, lo que significaba que tenía 16 minutos antes de irme.   Mi teléfono empezó a sonar y lo descolgué, viendo que era Amelia.   —Hey, Mi Mi. ¿Qué ocurre?"   —Cambio de planes Livy. Mamá y papá enviaron al chófer antes, y él ya está aquí. Estamos en camino a recogerte ahora mismo, y deberíamos estar allí en unos 25 minutos —gemí mentalmente, antes de responder.   —Está bien, eso no es un problema —le dije.   —Bien nos vemos pronto —colgó y suspiré, tirando mi teléfono sobre la cama.   Salí del pequeño dormitorio y me dirigí a la pequeña cocina, donde solo me quedaba cereal y un poco de leche.   Al menos no había comida que se pudiese estropear y desperdiciar.   Vacié el resto de mis 'Apple Jacks' en el tazón, vertiendo el resto de la leche que quedaba en el tazón también, antes de sentarme en la sala de estar y comer.   Observé a Bob Esponja mientras lo hacía, riéndome de su estupidez y la de Patricio.   Lavé mis platos y me acurruqué en la silla, viendo otro episodio, antes de escuchar mi teléfono sonar.   Mi Mi ~Estamos afuera.   No me molesté en responder, solo agarré mis cosas, asegurándome de que todo estuviera apagado antes de bajar las escaleras.   Cuando salí del edificio, apenas pude contener mi sorpresa cuando vi la limusina allí afuera, con un hombre alto y mayor de pie junto a ella.   Por supuesto que nuestro viaje es en una limusina.   Amelia bajó la ventanilla y me sonrió, y yo le devolví una débil sonrisa.   —Buenos días —dije mientras me acercaba a ellos.   —Buenos días señorita. Soy Brent. Seré el conductor de la señorita Amelia y su conductor durante los dos meses que permanezca en la mansión —dijo Brent, quitándome la maleta.   —Oh, um, gracias —dije, mientras él me abría la puerta.   Amelia se acercó para dejar espacio para que yo entrara y cuando me acomodé, Brent cerró la puerta detrás de mí.   —¡¿Estás emocionada?! —preguntó y le di una pequeña sonrisa.   —Estoy más nerviosa que cualquier otra cosa. Quiero decir que esta es la primera vez que conozco a tu familia. ¿Qué pasa si no les agrado?   —¡Deja de estar tan imposiblemente preocupada! Si yo te amo, ellos te amarán —dijo ella.   —Pero...   —Sin peros. Te prometo que te amarán. Ahora, debo advertirte, mi familia está un poco loca —dijo ella, y me reí.   —Supuse que debían serlo ya que tú también estás un poco loca —bromeé, haciéndola reír.   —Sí, somos un grupo loco, pero nos amamos y nos cuidamos profundamente. Sé que vas a ser parte de la familia en poco tiempo —dijo.   No estaba segura de todo eso, pero no se lo dije. Quién sabe, tal vez me equivoque.   —¿Cuánto tiempo nos llevará llegar allí? —pregunté, en lugar de decirle algo al respecto.   —Aproximadamente dos horas. No está demasiado lejos —dijo y yo asentí.   —Va a ser divertido —dijo esta vez  y le dediqué una débil sonrisa.   De alguna manera, lo dudo.   ———————————   —¡Estamos aquí! —canturreó Amelia y yo miré por la ventana, casi tragándome mi maldita lengua.   Estábamos afuera de enormes puertas de hierro forjado, esperando a que se abrieran. Luego, comenzamos a conducir hasta la casa.   Mientras conducíamos por el camino de grava, miré hacia un lado y vi un enorme estanque, con césped cuidadosamente recortado que lo rodeaba, asomándose a través de los cuidados arbustos que se alineaban en el camino.   Nos tomó aproximadamente dos minutos antes de llegar a un camino de entrada circular, que presentaba una enorme fuente de agua y un hermoso césped bien cuidado. Mi mandíbula casi se cae cuando vi el tamaño de la casa frente a nosotros.   Enorme era quedarse corto.   La casa parecía una mansión inglesa moderna con una entrada enorme. Estaba pintada de blanco y destacaban muchas ventanas del piso al techo.   Dios mío. El tamaño de la casa era realmente intimidante.   Me tragué los nervios, volviéndome hacia una Amelia emocionada, que estaba brincando en su asiento.   —¡Vamos! Ya le envié un mensaje de texto a mamá y todos están adentro esperándonos.   Me agarró de la mano y me sacó de la limusina con ella.   —¡Espera! ¿Qué hay de nuestras maletas? —le pregunté, mientras nos arrastraba hacia la puerta principal.   —Brent se encargará de ellas —ella me hizo un gesto despreocupado.   Las puertas gigantes se abrieron tan pronto como nos acercamos a ellas, y Amelia chilló mientras corría adentro, abrazando a la persona que la abrió.   —¡Chrissy! ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Pensé que tenías que trabajar? —la escuché preguntar, mientras me encontraba torpemente en la puerta.   —Lo hice, pero sabes que nunca podría perderme el regreso de mi hermanita —respondió una voz profunda.   Me quedé allí, retorciendo mis manos, sintiéndome un poco incómoda mientras hablaban.   —¡Oh! Qué tonto de mi parte. No te presenté a mi amiga —dijo Amelia.   —¿Qué amiga? —respondió su hermano, confundido.   —Ella tiene razón. Oh —Amelia finalmente reapareció viéndome todavía parada afuera de la puerta.   —¿Por qué sigues ahí fuera? Entra —me empujó dentro y caminamos hasta donde estaba su hermano.   Y todo lo que puedo decir es, maldita sea.   Está jodidamente caliente.   Era alto, alrededor de 1,82cm, con una constitución delgada pero musculosa. Tenía los ojos azul oscuro de Amelia y su cabello rubio ceniza, pero ahí es donde terminaban las similitudes. Donde Amelia tenía la piel pálida y suave de marfil, la de él estaba ligeramente bronceada y suave.   —Bueno, hola. ¿Quién es, Lia? —ronroneó, recorriendo con los ojos mi cuerpo.   Mis mejillas se calentaron y miré hacia abajo negándome a mirarlo a los ojos.   —Esta es mi mejor amiga, Olivia, y ella está fuera de tu alcance, Chrissy. —Ella lo señaló con un dedo severo, lo que hizo que levantara los brazos en señal de rendición.   —Livy, este es mi hermano Christian. Es el segundo mayor —dijo ella.   —Un placer conocerte —dije tímidamente, tendiéndole la mano para que la estrechara.   Tomó mi mano en la suya, llevándola a sus labios y colocando un suave beso en ella, haciendo que mis mejillas se calentaran aún más.   —Estoy encantado de conocerte también —murmuró, mirándome atentamente.   —Está bien, es suficiente. ¿Dónde están los demás? —Amelia me apartó de él, haciéndolo reír.   —Están en la sala de estar.   Me arrastró hacia la derecha y la seguí, aturdida.   Podía sentir a Christian siguiéndonos detrás de nosotros, y sentí sus ojos en mi trasero, haciendo que mis mejillas se enrojecieran aún más. Cuando llegamos a la sala de estar, hubo un coro de chillidos, mientras todos se levantaban para saludar a Amelia.   Me paré a un lado y Christian se acercó, parándose a mi lado.   —Lo siento por ellos, ha pasado un buen  tiempo desde que Lia regresó a casa desde la universidad —dijo en voz baja y asentí.   —Sí, lo sé. Han pasado tres meses desde que ella regresó aquí —dije con una pequeña sonrisa.   —Todos, quiero que conozcan a mi amiga Olivia —Amelia volvió su atención hacia mí y me hizo señas.   —Hola a todos —dije sonrojándome, mientras todos enfocaban su atención en mí.   Maldita sea, todas eran hermosos. No es justo.   —Livy, esta es mi abuela Camilla —señaló a la elegante mujer mayor de la habitación, que tenía unos amables ojos azules con algunas arrugas alrededor de su suave rostro.   La mujer me sorprendió abrazándome con fuerza y yo le devolví el abrazo un poco vacilante.   —Encantada de conocerla, Sra. Camilla —dije tímidamente, mientras ella me soltaba, apretando mi mano con fuerza en la suya.   —Por favor, llámame Camilla —ella sonrió y no pude evitar asentir.   Su aura era cálida y acogedora, parecía muy amable.   Livy, este es mi abuelo, Alistair. El hombre mayor se acercó a mí y me dio un firme apretón de manos.   —Encantado de conocerte, Olivia —dijo.   —Lo mismo, señor —dije, pero me hizo un gesto con la mano.   —Por favor, llámame Alistair —dijo y asentí.   —Esta es mi mamá, Katrina —al igual que su madre, Katrina se acercó y me abrazó, dándome un fuerte apretón.   —¡Oh, no sabes lo emocionada que estoy de finalmente conocerte! ¡Desde que mi pequeña Lia me habló de ti, quería conocerte por mí misma! —dijo efusivamente, haciendo que mis mejillas se encendieran.   — Gracias, señorita Katrina —dije suavemente, pero ella negó con la cabeza.   —Por favor, llámame Kat. ¡Ahora eres familia! —no pude evitar el pequeño aleteo en mi corazón, e intenté empujarlo lejos.   —Está bien, mamá. Deja que la niña respire —b romeó Amelia.   —Si tengo que... —su madre suspiró dramáticamente, dejándome ir y haciéndome reír.   Definitivamente pude ver de dónde sacó Amelia sus dramas.   —Livy, este es mi padre, Stephan —su padre me estrechó la mano y me dio una cálida sonrisa.   —Encantado de conocerte, cariño. Por favor, llámame Stephan —dijo.   —Encantada de conocerte, Stephan.   —Y bueno, estos son mis hermanos. Ya conociste a Chrissy. Estos son Jaden y Kaiden, son gemelos y terceros en la fila. Y este es Luke. Es el más joven —los tres hermanos se me acercaron y, en serio, la vida no es justa. Todos son increíblemente hermosos.   —Hola, hermosa. Encantado de conocerte. Soy Kaiden —se llevó mi mano a los labios y le dio un suave beso.   Claramente, Christian no fue el único coqueteo.   Su gemelo puso los ojos en blanco y lo empujó a un lado.   —Ignóralo por favor, amor. Es solo un bastardo cachondo. Soy Jaden. Encantado de conocerte —me sorprendió tirándome en un abrazo, y me quedé quieta por un momento antes de abrazarlo de vuelta.   —Estoy encantada de conocerte también —dije mientras se alejaba.   Luke pasó junto a los gemelos y se paró frente a mí.   ¿Mencioné que todos se elevan por encima de mí? Me sentí como una enana junto a ellos.   —Soy Luke, el más joven ... Pero solo quería decirte que la edad no es más que un número para mí, muñequita —mis ojos se abrieron de par en par y mis mejillas se pusieron rojas cuando él me sonrió.   —¡Chicos! Ya es suficiente. Dejad a la pobre chica en paz. los amonestó su madre—. Tomemos asiento, y podrías hablarnos de ti, Olivia —dijo esta vez.   Me senté al final de la enorme sección y cada hermano luchó por sentarse a mi lado.   —Nadie estará sentado al lado de Livy, excepto yo. Así que muévanse, malditos idiotas bufó Amelia , haciéndome reír.   Todos nos sentamos y empezaron a hacerme preguntas al mismo tiempo.   —¡Esperen! —gritó Amelia.   —¿Qué pasa, cariño? —preguntó su madre.   —¿Dónde está Bubba? ¿Por qué no está aquí? —frunció el ceño.   Su madre suspiró profundamente.   —Él está trabajando, muñeca. Dijo que no podía tomarse el día libre hoy —d ijo ella suavemente.   La luz en los ojos de Amelia se atenuó un poco y me sentí realmente mal.   —Dudo que esté tan ocupado como para no poder pasar un par de horas con su hermanita que no ha visto en tres meses —dijo indignada y yo hice una mueca.   Mierda. No estaba feliz, y si hay algo qué decir de Amelia, es que siempre expresará su disgusto.   —Lia. Es suficiente —su abuela la amonestó suavemente.   —¡No, abuelita! ¡No lo es! Estoy harta de que Xavier ponga su trabajo antes que nosotros todo el tiempo. Esta no es la primera vez que esto sucede. Ya nunca más tiene tiempo para nosotros — murmuró.   Me senté allí embarazosamente, sin saber qué hacer.   —Estará aquí mañana, Lia. Hablé con él a principios de esta semana, y me dijo que vendría a cenar mañana. Así que relájate un poco —dijo su mamá.   Amelia se burló, como si no creyera eso pero no dijo nada más sobre el asunto.   —Así que, Olivia, Amelia nos dijo que eras de Estados Unidos. ¿De qué parte eres? —preguntó su padre.   —Soy de Chicago —dije, jugando con la punta de mi vestido.   —Ah. La Ciudad del Viento. ¿Cómo fue crecer allí? —preguntó.   —No fue el mejor. Me mudé mucho y algunos de los lugares en los que me alojé no eran los mejores —dije honestamente.   —¿Cómo es que te mudaste mucho? —preguntó Luke.   "Bueno, yo estaba huérfana. Nunca había conocido a mis padres y he estado en hogares de acogida desde que tengo uso de razón. Nadie quería adoptarme, supongo —respondí.   —Oh cielos, lo siento mucho —Camilla dijo suavemente, mirándome con simpatía.   — Está bien. He aceptado no tener una familia adecuada desde una edad temprana. Algunas de las casas de acogida en las que me quedé eran agradables y otras no tanto. Pero sobreviví —dije, moviéndome incómodamente bajo la mirada de todos.   —Bueno, ahora nos tienes a nosotros, amor —dijo Alistair, y le di una pequeña sonrisa.   —Gracias. —Murmuré.   —Entonces, ¿cómo te mudaste a Inglaterra? —preguntó Stephan.   —Bueno, me lancé a la escuela y me gradué con honores en mi antigua escuela secundaria. Terminé obteniendo una beca completa aquí, y aproveché la oportunidad. No tenía nada que me vinculara a los Estados Unidos.   —Oh, wow. Entonces, ¿en qué te especializas? —preguntó.   —Me estoy especializando en Finanzas —él asintió con la cabeza, luciendo completamente impresionado.   —Bueno, si mantienes tus buenas notas, puedo mover algunos hilos y conseguirte un trabajo en una de las mejores empresas de Londres —dijo, y lo miré en estado de shock.   —Guau. Gracias señor —dije con los ojos muy abiertos.   —Te lo dije, llámame Stephan —amonestó con una suave sonrisa.   —Así que belleza e inteligencia, ¿eh? ¿Hay alguna posibilidad de que te cases conmigo? —bromeó Christian y yo me reí.   —Somos demasiado jóvenes para casarnos, ¿no crees? —arqueé una ceja.   Él solo se rió entre dientes y negó con la cabeza.   —Yo no, amor. Tengo 27 años" —dijo, y mi mandíbula se abrió en estado de shock.   —¿En serio? Pensé que tenías 25 al menos —dije, y él sonrió.   —Gracias por el cumplido cariño, pero no tengo 27. Pero ahora que estamos en el tema de la edad… ¿Cuántos años tienes? —preguntó con curiosidad.   —22 —respondí.   —Mierda. Pensé que eras mayor —rió.   —¿Estás tratando de decir que parezco vieja? —hago puchero burlonamente.   —Por supuesto que no. Es solo que has logrado mucho por tu cuenta para ser alguien tan joven. —Murmuró.    —Olvídate de ese viejo, bebé. ¿Qué voy a necesitar para llevarte a una cita? —Luke sonrió y yo arqueé una ceja.   —¿Cuántos años tienes? —pregunté, mirándolo con los ojos entrecerrados.   —15, pero estoy seguro de que puedo sacudir tu mundo —todos a nuestro alrededor se rieron a carcajadas, incluyéndome.   —Lo siento cariño, necesitas agregar diez años a esa edad, antes de que siquiera te considere —dije, y puso mala cara.   —Maldita sea.   —Está bien, perros en celo. Dejen a Livy en paz ahora. Voy a mostrarle su habitación. Mamá, ¿a qué hora es el almuerzo? —preguntó Amelia.   —La una en punto. ¿Por qué no van ustedes dos a refrescarse y pueden mostrarle a Olivia los alrededores, Lia? —respondió su madre y Amelia asintió.   —Vamos Livy —ella me levantó y nos disculpamos para salir.   Busqué mi maleta que ya se había ido, y fruncí el ceño.   —Ya está en tu habitación, Livy —dijo Amelia.   —Oh.   Me condujo escaleras arriba, haciendo dos giros a la derecha, antes de detenerse frente a una puerta.   Dios, me voy a perder en este lugar.   —Esta es tu habitación. Mi habitación está al otro lado del pasillo. ¿Por qué no te tomas un par de minutos para ti? Sé que mi familia es demasiado —dijo y yo asentí.   —Iré a buscarte a las 12:45 para que podamos ir a almorzar con los demás.   Revisé la hora en mi teléfono y vi que eran las 12:30.   —Okey —dije, y ella me dio una gran sonrisa.   —No sabes lo feliz que estoy de que finalmente hayas aceptado venir —dijo y me reí suavemente.   —Puedo decir que sí. —Murmuré.   Abrí la puerta y entré, tomando en cuenta el tamaño de la habitación.   Era jodidamente enorme. Estaba pintad de un color azul intenso y tenía pisos de madera oscura. La cama era enorme y tenía lujosos edredones azules. También había una enorme televisión de pantalla plana frente a la cama y una pequeña zona de estar.   Había un pequeño balcón adjunto a la habitación, junto con un baño y un armario.   Me dejé caer en la cama, mirando al techo por un momento.   La familia de Amelia es… Interesante.   Ciertamente no eran lo que esperaba, en el buen sentido.   Para los ricos, ciertamente eran humildes y por lo que pude ver, con los pies en la tierra. No es que esté tratando de estereotipar, pero hay algunas personas ricas que no te darían la hora del día si tu posición social no coincide con la de ellos.   Escuché un golpe en la puerta, sacándome de mis pensamientos, y me senté.   —¡Adelante!   La puerta se abrió y Christian asomó la cabeza, dándome una sonrisa.   —¿Quieres un recorrido por el lugar antes del almuerzo? —preguntó.   —Uh ... Claro —le dije.   —Bueno, vamos —agarró mi mano y me sacó por la puerta.
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