¿E...? Pov:
..Ella es mía. ..
Embriagado en el placer observo sus expresiones y lo único que puedo ver son muecas de dolor y miedo, mientras cierra sus ojos con fuerza ¿Tiene miedo? ¿Tanto le duele? Quizás estoy siendo demasiado brusco. Quisiera aliviar su dolor de algún modo, nunca he sido la primera vez de una mujer, así que no sé que hacer en estos casos. Me dijeron que las primeras veces de las mujeres pueden doler mucho y temo ser demasiado rudo con ella.
—Debes relajarte, cariño…—mi voz sale más ronca debido al deseo que carcome mis entrañas, pero intento que salga tan dulce como una caricia en un intento de tranquilizar a esta dulce mujer que parece presa del dolor—No puedo entrar completamente…
Ella se remueve debajo de mi cuerpo y eso ocasiona que su interior se contraiga apresando aún más mi m*****o como una cárcel de la cual es imposible huir. Hago una mueca al sentir toda esa presión, si ella no se relaja solo será más difícil para los dos, pues podría lastimarla más de lo inevitable y ocasionarle más dolor.
—Es que me duele…—se queja en medio de un sollozo— Me duele mucho…
¿Qué es esta inquietud?
Frunzo mi ceño al sentir un fuerte deseo de aliviar su dolor de alguna manera, me hace sentir mal verla tan adolorida. Me inclino sobre ella y dejo un beso en su frente en un intento de aplacar un poco su dolor, porque no sé que más puedo hacer.
—Lo siento…—me disculpo con ella con mi voz entrecortada. De algún modo me siento culpable por todo el dolor que ella está sintiendo ahora y quisiera que unas simples palabras pudieran aliviarlo—Te prometí que lo haría sin que doliera tanto…
Despliego un camino de tiernos besos por todo su rostro y hago un sendero que llega hasta su cuello donde entierro mi cabeza para empezar a dejar besos húmedos en esa zona en un intento de relajar su tensionado cuerpo.
No puedo evitar soltar suaves gemidos cuando siento que su cuerpo empieza a relajarse y a aceptarme, eso hace que mi excitación crezca en un nivel casi insoportable. Empiezo a lamer, morder y besar su cuello con la intención de dejar mi huella en su cuerpo. Quiero que su cuerpo me recuerde aún pasando los años; quiero que este momento esté presente en su mente cada vez que sienta placer, pues he sido el primer hombre en tomar este cuerpo, el primero en recorrer su piel y plasmar besos en toda su anatomía; el primero en descubrir ese paraíso que ella tiene guardado con tanto recelo.
Yo soy el primer hombre que la hizo sentir mujer…
Mi mano derecha se pasea por sus curvas hasta llegar a su muslo, mientras la otra me sostiene para no dejar caer todo mi peso encima de su cuerpo. Gimo con suavidad cuando siento como su interior se contrae deliciosamente alrededor de mi pene, haciendo que sienta pequeños espasmos y corrientes eléctricas por todo mi cuerpo. Se siente tan bien, tan suave y húmedo, quisiera no salir de este lugar nunca, pero tengo un impulso de mover mi cadera para encontrar el placer de ambos.
Su cuerpo se estremece cada vez que dejo un beso en su piel que la marca como mía y la hace temblar cual gelatina entre mis brazos. Mis besos se quedarán en su piel para que su cuerpo pueda reconocer el mío y su mente me recuerde sin importar el tiempo que llevemos separados.
—Ah…¿Qué?...Oh…
Gime ella encendiendo mi cuerpo al límite e impulsándome a continuar besando y mordiendo su piel. Me he vuelto insistente al besar, morder y lamer su cuello pensando en que, quizás, alguien más pudo haber probado su piel antes que yo, alguien más pudo poseer su cuerpo, alguien más pudo ver sus expresiones llenas de placer…
Ese alguien…Pudo ser mi hermano…
Gruño audiblemente cuando ese pensamiento desagradable recorre mi mente sin cesar. No sé porqué me siento así si ella es una completa desconocida. Nunca antes la había visto, nunca antes había hablado con ella, pero ahora mis impulsos me gritan que es mía, solo mía. Es como un deseo feroz el que aclama que la posea, puede sonar muy cavernario de mi parte, pero es así como me siento.
Me enderezo encima de su cuerpo para ver su rostro, pues no me quiero perder ni una sola de las expresiones que lo dominan y me quedo fascinado con la visión que obtengo en estos momentos.
Haaa…Es tan hermosa…
Entre mis brazos he sostenido miles de bellezas, pero esta en particular es tan irresistible para mí; tan deseable y encantadora como una droga adictiva. Sus ojos parecen sorprendidos, mirándome fijamente embelesada; su rostro se encuentra bañado en un tenue carmín que se extiende por sus mejillas y el puente de su pequeña nariz. Cuando la vi llevaba lentes, pero, ahora que se los quité, puedo ver maravillado ese hermoso color de ojos que tiene. Esas expresiones que está haciendo son tan adorables, como si no supiera que es lo que está pasando. Sus ojos bajan hacia la zona donde mi cuerpo y el suyo se unen y los abre sorprendida al ver nuestros cuerpos unidos, mientras yo me deleito al ver su perfecto rostro.
Bueno, es normal su reacción, es su primera vez después de todo y solo soy capaz de pensar en lo hermosa que es esta mujer.
Y su cuerpo…Es tentación.
—¿Cómo es posible que seas tan hermosa?
Esas palabras se escapan de mis labios como un fugaz pensamiento y es que sí, ella me resulta tan hermosa y me parece sorprendente que una mujer así de hermosa no haya llamado la atención de algún hombre en toda su vida como para intentar seducirla. Me siento bien, se siente muy bien estar con ella, sentirla cerca, es como un sentimiento de calma que aquieta la tempestad que asolaba mi alma.
Sus ojos vuelven a los míos y no puedo evitar estremecerme cuando esos ojos chocan con los míos. No sé porqué luce incrédula, es imposible que una mujer con tal belleza la ignore ¿Acaso piensa que no es hermosa? ¡Eso es ridículo! Ahora mismo esta mujer me tiene embelesado, bajo un hechizo, bajo su intenso poder que me hace desear alabarla y adorarla como si de una diosa se tratase. Una diosa que quiero que sea mía, pero para que sea completamente mía, primero debo saber:
¿Quién es esta mujer? ¿Será real o producto de mis más profundas fantasías?
Solo en mis sueños he visto una mujer tan sublime que haga a mi cuerpo experimentar tales sensaciones.
Para comprobar que es real y no un hermoso espejismo elaborado por mi nublosa mente, decido acariciar con delicadeza y me maravillo ante la suavidad de su rostro. Pensé que no era posible que fuese real ya que se ve tan perfecta y tan irreal como salida de un sueño. Ver esos ojos que me miran impresionados solo hacen que mi deseo por ella crezca aún más. Todo su cuerpo por dentro se siente caliente, mientras se contrae y me absorbe con gran frenesí, elevando aún más la temperatura de mi cuerpo. Siento que me voy a derretir ¿Será por el licor? No lo sé, lo único que sé es que ya no puedo aguantar más.
—Ya no puedo soportarlo…—le informo, mientras muevo mi cadera para sacar mi m*****o de su interior muy lentamente temiendo lastimarla; la veo hacer una pequeña mueca —Intenta relajarte un poco más, no quiero lastimarte…
—¡Ah!—gime ella arqueando su espalda y apretando con fuerza las sábanas cuando arremeto contra su cuerpo. Yo también gimo, pero mi gemido es completamente opacado por el suyo— E-Espera…Umh…—hago todo mi esfuerzo para que mis embistes contra su cuerpo sean lentos y pausados, ya que todavía siento su interior bastante apretado aprisionando mi pene con toda su fuerza. Esto se siente jodidamente bien—S-Se siente r-raro…¡Ah!
“Sí, se siente bien…”
Cada vez más su cuerpo parece adaptarse a mí y se vuelve más fácil moverme. Cada embiste, cada movimiento, cada suspiro y gemido la hacen cada vez más mía. Su cuerpo y el mío mezclándose, el calor de los dos cuerpos chocando y el placer que nubla nuestras mentes, todo hace que me sienta más cerca del paraíso y sé que ella también se siente igual, pues me mira con sus ojos abiertos y cristalizados, como si no supiese que hacer con tanto placer.
Ella me mira con un ruego silencioso para que no me detenga, mientras de sus seductores labios salen mil sonidos que delatan el placer que está sintiendo ahora. Ella se abraza a mi cuerpo, clavando sus uñas en mi espalda para contener la avalancha que arrastra su cuerpo y sus talones los clava en mis glúteos rodeando sus piernas a mi cadera para permitirme a mí adentrarme más en ella.
Ella…Ella…¿Quién es ella?
Reparto constantes besos y caricias en su cuerpo, sin detener ni por un segundo el vaivén de mis caderas. Su olor es embriagante, es un olor femenino y dulce, pero a la vez adictivo y, lo que más me gusta, es que también puedo percibir algo de mi propio olor impregnado en ella con un fuerte olor a sexo.
La miro fijamente como se retuerce y se estremece bajo mi cuerpo. Se ve tan preciosa, su cabello desordenado y su rostro sudado cargado de placer y deseo me hacen desear que este momento jamás termine. Su pecho sube y baja debido a su errática respiración, mientras nuestras pieles rozan haciendo que nuestro calor aumente y su interior se humedece cada vez más haciendo un sonido acuoso cuando mi cadera choca con la suya. Se ve tan divina, es un espectáculo digno de admirar y me enorgullece ser el único espectador. Es la primera vez que me pasa esto con una mujer, es un deseo ciego que no ve barreras ni razonamientos, solo quiero que ella sea mía, tan mía como nunca antes.
—Tu nombre…—susurro cerca de su oído y en ese momento siento como ella eleva su cadera para encontrar la mía y recibir mis embestidas. Parece que la lujuria ha tomado el control de su cuerpo y, debo decir, que también del mío—Dime tu nombre, quiero saber cómo te llamas.
Quiero saber.
Muerdo el lóbulo de su oreja y paso mi lengua por la zona herida. Ella no me dice nada, pues de sus labios solo salen gemidos y más gemidos, pero yo ando un poco desesperado porque quiero saber cómo se llama esta perfecta mujer. Me he vuelto impaciente por una mujer que ni siquiera conozco ¿Quién lo diría? ¿Hasta dónde podré llegar por mi deseo hacia ella?
—Va…Ah…—balbucea palabras incoherentes entre gemidos, sin poder siquiera hablar las sensaciones que dominan su cuerpo—V-Valerie…Uhg
Valerie.
La miro extasiado, fascinado en medio de este feroz torbellino de sensaciones. Y así, entre gemidos, jadeos y caricias nos fuimos entregando más y más a la lujuria llegando al clímax anhelado, pero ni siquiera así se detiene este sentimiento tan extraño que se esparce por mi pecho contaminando todo el cuerpo.
Ella me pertenece.
Ya está decidido. Me adueñaré de esta mujer, la atraparé entre mis brazos y la haré mía una y mil veces hasta que este deseo que arde dentro de mí pueda menguar su furia de poseerla hasta la locura.
Mi hermosa mariposa…Me adueñaré de ti…Lo juro…
5 años después…
Otra vez ese recuerdo…
Suspiro con cansancio y con mis ojos pesados, perdidos en intensos recuerdos, pues anoche no pude dormir nada. Mi mente y mi cuerpo han estado muy inquietos ante los recientes acontecimientos de estos días y presiento que todavía no se tranquilizará.
Paso mi mano repetidas veces por mi cabello y concentro mi cansada mirada en el reloj digital al lado de mi cama.
6:44 A.M
Es temprano.
Me dejo caer de nuevo a la cama y cierro mis ojos tratando de conciliar el sueño nuevamente, pues hoy no tengo nada que hacer. Es entonces cuando el recuerdo de aquella noche viene otra vez a mi mente y mi cuerpo se llena completamente de diversas sensaciones.
Valerie…Mi Valerie…
Pensé que a la mañana siguiente podría hablar con ella con mayor tranquilidad, pero grande fue mi sorpresa cuando salí del baño y encontré la cama completamente vacía, solo con su aroma impregnado en las sábanas. Me sentí impotente. Mi pequeña mariposa se había ido volando lejos de mí ¿Qué tal si se había ido a los brazos de otro hombre? Esa idea me enfurecía y me enfurece todavía en estos tiempos; aunque hayan pasado los años yo todavía no olvido ese sentimiento que me inunda al pensar en ella.
Después de eso nunca más la volví a ver.
No tenía ni idea de todo lo que había preparado el destino para mí en ese entonces. Tuve que volver con mis hermanos a Francia y nos quedamos allí con nuestra madre 5 años para luego volver a los Estados Unidos a ayudar a nuestra pequeña hermana Odette. En todo ese tiempo no pude olvidar a esa mujer que decidió entregarme todo de ella, su cuerpo, su pasión, sus besos, todo.
Su recuerdo seguía abrumando mi mente y quemando mis entrañas cual braza ardiente en una chimenea, es decir ¿Por qué tuvo que irse? ¿Tan malo fue para ella? Yo estaba muriendo por encontrarla y ella solo huía de mí, fui difícil aguantarme las ganas que sentía de volver a saborear su piel. Busqué en otros cuerpos un sabor similar al suyo, pero ninguno podía compararse al dulce sabor que emanaba de su piel.
Quise buscarla cuando regresé aquí y estaba dispuesto a hacerlo, pero me encontré con cierta señorita que me traía el recuerdo de ella a mi mente. Su nombre era:
Brooke Jones.
Al principio dudé que fuese ella, ya que la mujer que estaba buscando se llamaba “Valerie” no Brooke, pero cuando sus ojos se toparon con los míos no pude evitar estremecerme ya que se parecían mucho a los ojos de la mujer que había perdido. Luego me enteré de muchas cosas interesantes. La primera es que esa señorita trabaja en la empresa “Beauté” que es la empresa de mi hermana; la segunda es que esa mujer es en extremo adorable; la tercera es que ella duda que es hermosa y no entiendo porqué. Sé que se quiere ocultar en ropa poco favorecedora, pero aún así su belleza resalta para mí y, aunque a veces se lo digo, parece no creerme para nada. Y la última, pero no menos importante, esa mujer…
Se llama Brooke Valerie…
Valerie, Valerie, Valerie…Ese nombre que me persigue y me acosa hasta el punto de casi volverme loco por ella.
Quiero tocarla de nuevo, quiero saborear su piel que se convirtió en mi droga, quiero perderme en sus curvas hasta que nadie sea capaz de encontrarme, quiero que sea solo mía y de nadie más. Cuando me enteré de esa coincidencia de inmediato quise averiguarlo, pero ocurrieron muchas cosas después de llegar aquí.
Mi abuela nos había pedido a mis hermanos y a mí que nos casáramos, pues ella está mayor y quería conocer a sus bisnietos antes de morir, fue entonces que se supo que mis hermanos y yo estábamos interesados en la misma mujer.
Sí, mis hermanos y yo nos convertimos en rivales.
Abro mis ojos y me acomodo mejor en la cama. Era evidente, mis dos hermanos y yo queríamos acercarnos a la señorita Jones, desde un principio me parecía un poco raro su insistencia hacia ella, al parecer todos se habían dado cuenta de una cosa.
Ella era la misma mujer del bar.
Sí, así es. Mis hermanos y yo nos encontramos en aquel bar cuando yo conocí a Valerie y desde ese entonces hasta ahora hemos estado pensando mucho en ella, nuestro interés es tal que hemos llegado al punto de pelearnos y romper nuestra hermandad para convertirnos en rivales, pero ellos no saben una cosa.
Una sonrisa se extiende por mi rostro, sintiéndome extremadamente confiado. Nada más de pensarlo mi cuerpo se empieza a excitar.
A mi dulce mariposa…No la dejaré escapar otra vez…
Así es. Ahora que empiece el legítimo juego de mentiras a ver quién sale ganador.