Tiempo después. Despierto y miro todo a mi alrededor. —Buenos días —dice César y me besa en la frente. Se da la vuelta en la cama y se revuelve entre las sabanas. —Buenos días —respondo. Miro el techo, es la tercera semana que paso con César, a veces nos vamos a su casa, a veces nos vamos a la mía, incluso como hoy, decidimos quedarnos en un hotel con accesorios muy calientes y atrevidos por toda la habitación. Pasamos la noche haciéndolo. Veo que César se vuelve a girar, me mira con el rostro sexy de cuando se despierta por las mañanas. Se incorpora un poco en la cama y me besa en la frente y en los labios, de una forma superficial y ardiente, me prende automáticamente. Me incorporo también y me subo a horcajadas sobre él, lo hago tenderse y comienzo a estimular su m*****o grande y p