Era una fresca mañana del 10 de enero del año 2000. El señor Isidro, como todos los días, se preparaba para ir a cortar leña. Desde hace mucho tiempo él y su familia subsistían gracias a esta labor. Su hija Ana se preparaba como algunos días para ir a la escuela, siempre aprovechaba cada oportunidad de aprender debido a la imposibilidad de asistir todos los días por la situación económica. Aun con estos impedimentos, su deseo de aprender era latente y constante, pues soñaba con cambiar el mundo y aportar algo positivo a su familia. Por su parte, el hijo menor, Jorge, estaba un poco alejado de los libros a causa de un extraño comportamiento que sus padres empezaron a notar. A la edad de 5 años había ido a la escuela como el resto de los integrantes del pueblo, pero al cumplir 7 años su actitud había cambiado, Jorge hablaba de sensaciones paranormales, como si algo extraño pasara en casa. Su madre al notar que Jorge se comportaba diferente al resto de los amigos decidió alejarlo de la escuela y educarlo en casa. Los padres no se percataban de que el problema no era la escuela, pero Jorge aun desde casa leía e investigaba lo que estaba a su alcance.
En el transcurso del día cuando Ana no se encontraba en casa, el padre estaba trabajando, la madre hacía las labores del hogar y el mayordomo se encargaba de múltiples labores, Jorge aprovechaba para aprender, ya fuera con algunos libros con imágenes o de manera empírica por medio de lo que encontraba en su camino. Sin embargo, los descubrimientos de Jorge se veían interrumpidos por extraños sonidos e imágenes inusuales. Estos acontecimientos inducían al asombro que Jorge, como todo niño a su edad, poseía. Resulta curioso que a partir del día de su cumpleaños, el primero de diciembre de 1999, cuando cumplía 7 años de edad, había sentido la más extraña de las sensaciones. Este fue el día que su vida cambió, Jorge se encontraba en su cuarto y sintió un frio desolador, se supone que ese sería uno de los días más alegres de su vida, ya que afuera le esperaban regalos, juegos y golosinas como cada año por su cumpleaños, pero fue todo lo contrario. Desde que se levantó de la cama muy temprano una sensación de miedo se apoderó de sus entrañas, es como si una presencia le persiguiera de manera constante, al mirarse al espejo presenciaba un gran pánico, pues tenía la sensación de que si miraba de reojo vería a alguien más. Mientras se duchaba y cerraba los ojos para que el jabón no entrara, Jorge sentía terror de no ver por un segundo lo que frente así tenía. Pues más allá del sonido del agua cuando caía, sentía escuchar murmullos, casi como desesperados que se acercaban y alejaban constantemente. Jorge no entendía porque todo esto tenía que pasar en su cumpleaños, puesto que en los días anteriores no había presenciado ni una gota de anormalidad.
Cuando bajó a desayunar su madre le tenía preparado su desayuno favorito: huevos con jamón, queso y tacos con chile. Así, esta pudo percatarse de que algo extraño le sucedía su hijo, pues su reacción al ver su desayuno no fue la esperada, en vez de eso estaba pálido y con la mirada perdida. Al preguntarle el motivo de su reacción Jorge no sabía que decir, pero como era un buen niño decidió hablar con la verdad. Le dijo a su madre que sentía que había alguien más en la habitación, que desde que se despertó solo había sentido angustia y miedo. La madre, con la intención de tranquilizar al niño, se reía de su situación y le hacía bromas para que olvidara la mala experiencia. Pero Jorge no se sintió mejor, por el contrario, pensaba que lo que le ocurría no tenía importancia y que madre no era comprensiva. A pesar de esto trato de calmarse, pues era su cumpleaños y una mala experiencia no iba a arruinarle un gran día. Así que desayunó y sugirió invitar a sus amigos en la tarde para jugar y divertirse en su cumpleaños. La madre accedió a sus pretensiones al tiempo que le preparaba un rico pastel de manzana para compartir con sus amigos y familia. Después de esto Jorge salió al campo a jugar con su resortera para tratar de olvidarse de lo sucedido. Lamentablemente su plan falló, ya que junto al sonido de las aves y el chocar de las hojas con el viento, escuchaba un sonido agudo que le penetraba en su ser y le hacía poner los pelos de punta. Trataba de acercarse al sonido para poder entender de dónde venía, para su desgracia fue imposible hallarlo, estaba en todas partes y se mezclaba con el sonido de la naturaleza. Regresó a su casa consternado y con muy pensativo, como era la hora del almuerzo, ya estaba toda su familia en casa, por lo que decidió hacer otro intento y hablar con la verdad aunque su versión no fuera muy creíble. Ante la alegría familiar de la mitad del día, en la que Ana regresa hambrienta de la escuela, el padre y el mayordomo exhaustos de sus labores quieren comer y descansar, se encontraba Jorge con un gran secreto por revelar. Esperó que todos hablaran de las cosas cotidianas, además de que le felicitaran por cumplir un año más. Luego, al ver que todos habían terminado de almorzar decidió contar todo lo que durante el día le había ocurrido, expresando al tiempo cómo se sentía y el miedo que le generaba tal situación.
Después de lo ocurrido en la mesa la familia quedo perpleja, todos tenían opiniones diferentes. El mayordomo le adjudicó dicha problemática a la imaginación y la influencia de las revistas que el niño leía. El padre, un poco escéptico, sugirió la existencia de algún tipo de trastorno que debía ser revisado a tiempo. Por su parte, la madre culpó a sus compañeros de la escuela por inculcarle a Jorge creencias que no son verdaderas. La única que se mostró empática fue Ana, su hermana, ella sí le creyó y opinó de manera amable. Desafortunadamente, la madre sugirió que antes de que el problema fuera más grande era mejor que Jorge se educara en casa para que las malas influencias no dañaran su infancia. Esta noticia agobió a Jorge, quien amaba los libros, los maestros, los amigos y convivir en el área educativa. Ante esta decisión el padre y el mayordomo se mostraron conformes, por lo que ya no había vuelta atrás, Jorge no vería mas a sus compañeros de escuela. Solo ese día se hizo la excepción, ya que este estaba de cumpleaños y no era justo que no pudiera pasar ese día con algunos de sus amigos. Pasadas las dos de la tarde empezaron a llegar en carros rurales sus amigos de la escuela, traían regalos, dulces y mucha diversión. Por su parte, Jorge seguía temeroso, además de triste por la noticia de no volver a la escuela, asunto que no les mencionó a sus amigos. Decidieron, antes de cualquier tipo de celebración, jugar escondite, Jorge por ser el cumpleañero no tenía que contar mientras los otros se escondían, esta tarea fue designada para Lían, su mejor amigo. El juego empezó y todos los niños corrieron a esconderse. Jorge corrió al jardín y se ocultó tras un arbusto, en ese momento seguía escuchando ruidos extraños, pero no prestó atención y siguió escondido. Lían lo busco por todas partes y no logró encontrarlo, así que todos los niños empezaron a buscarlo. Jorge divisó en un arbusto del frente una sombra que pasó de forma ligera, decidió seguirla, corrió tras ella y cuando se dio cuenta estaba perdido. Muy desesperando pedía ayuda, gracias a sus gritos sus amigos lo encontraron. Jorge no podía responder sobre el motivo de haberse ido tan lejos, solo miraba a sus amigos intentando entender de qué se trataba la sombra que vio en el bosque.
Como pacto de amigos decidieron no decirle nada a la madre para que no se preocupara y no castigara a Jorge justo el día de su cumpleaños. Siguieron jugando pero esta vez dentro de la casa con sus dados y bolitas de colores. Cuando llegaron las cinco la familia estaba de nuevo en casa, listos para celebrar el cumpleaños de Jorge. El pastel estaba más que listo y olía delicioso. Como buena costumbre Jorge era quien debía partir el pastel, le entregaron un cuchillo para que lo hiciera, sin embargo, cuando Jorge tuvo el cuchillo en la mano no fue capaz de soltarlo, una fuerza extraña le dominaba y le impedía partir el pastel. La madre acosaba al niño para que lo hiciera rápido, pero le fue imposible. El mayordomo se acerca para quitarle el cuchillo, por desgracias Jorge, tras un impulso indeterminado le entierra el cuchillo en su brazo. Todos los amigos corren muy asustados, la madre corre a auxiliar a Leopoldo mientras que su sangre se derrama de manera exagerada. Jorge no entiende lo que pasa, pues su mayordomo era el mejor amigo que podía tener. Sale corriendo hacia su habitación para reflexionar sobre lo sucedido pero no lo entiende y sabe que nadie le va a creer que fue una fuerza extraña la que lo obligó a hacerlo. Dado lo sucedido la fiesta se da por terminada y todos los integrantes deben regresar a casa con la condición de no comentar nada a sus padres para no generar problemas mayores.
Todo transcurre en casa con mucho silencio, la madre se ve asustada, el padre preocupado y Ana pensativa, es la primera vez que su hermano tenía esa actitud tan diferente e inusual, decide enfrentarlo y creer todo lo que este dice. Jorge ve en Ana un gran apoyo y se siente por un instante entendido. El mayordomo también manifiesta entender lo ocurrido, pues Jorge es solo un niño y a veces pueden actuar de forma extraña, decía. Sin embargo, todos en el fondo sabían que la acción fue totalmente desconcertante. Cayó la noche y su día más esperado estaba terminando, con todo lo ocurrido ni tiempo de destapar los regalos tuvo, así que se levantó cuando todos ya estaban en la cama para ver qué le habían traído sus amigos. Uno de los regalos es una pistola de agua, Jorge se siente feliz y olvida por un instante todo lo que estaba pasando. El regalo de Lían era un carrito a control remoto, Jorge imaginaba cómo sería llevarlo a la escuela para jugar con todos sus amigos, lastimosamente, sabía que eso ya no era posible. Los otros regalos eran ropa, asunto que no mucho le importaba. Después de destapar todos los regalos Jorge se devolvió para su cuarto, pero mientras subía las escaleras se percató de un movimiento a su espalda, volteó a mirar de reojo y observó que las cucharas que su madre colgaba en la cocina se estaban moviendo. Cerró los ojos y se pellizco esperando que fuera una pesadilla, pero para su desgracia era su nueva realidad. Bajó corriendo y bajo las cucharas que se estaban moviendo, las puso en la mesa y fue corriendo a su habitación. Se puso a llorar, no entendía el por qué le estaban sucediendo todas estas cosas. Se acostó a dormir con su manta preferida esperando que el otro día fuera más normal.
Se despertó muy temprano al oír los gritos de su madre que se cuestionaba sobre quién le había desorganizado las cucharas, Jorge no dijo nada para no meterse en problemas. En ese y los siguientes días se percata de que las cosas anormales le siguen sucediendo pero con menos frecuencia que el día de su cumpleaños. Pensaba que tal vez el destino quería hacerlo sentir triste en el mejor día de su vida, pero eran solo especulaciones, aun no sabía el motivo de por qué le seguían ocurriendo cosas extrañas. ¿Qué cambio el día del cumpleaños? ¿Por qué ese día empezaron a ocurrir cosas extrañas? ¿Cómo puede romperse el ciclo? Eran las preguntas que Jorge se hacía, y que al lado de su fiel hermana buscaban darles solución. Por esos días en que Jorge no iba a la escuela tenía mucho tiempo libre, el cual utilizaba para tratar de dar respuesta a sus inquietudes. Ana le traía lecturas del colegio, pues sus profesores seguían enviándole material para que desde casa estuviera actualizado y pudiera aprender lo mismo que sus compañeros aunque de forma menos divertida. Jorge empezó a interesarse por la religión, pensaba que por medio de ella podría solucionar sus problemas. Empezó a ir a la iglesia del pueblo los domingos y siempre que el padre tenía algún espacio libre, Jorge le hacía preguntas en relación con Dios, el diablo, el más allá, los espíritus, el purgatorio, las almas en pena, los demonios, entre otros. Al escuchar los relatos del padre de algunas experiencias cercanas, el niño estaba cada vez más convencido de que su problema podía ser solucionado con la religión. Así que empezó a rezar tal y como el padre se lo recomendaba, todas las noches y al despertarse, además de usar camándulas en su cuello para protegerse de los demonios. Sus padres no entendían ese cambio tan repentino, pero tampoco veían la religión como un problema.
Ahora bien, el problema fue para Jorge, pues a pesar de seguir las recomendaciones del padre, notaba que sus situaciones paranormales seguían ocurriendo. Entonces, si la religión no era la solución ¿Qué lo era? Después de pensar varios días y de leer historias paranormales, Jorge decidió buscar un brujo, pero en cuanto sus padres descubrieron sus intenciones lo castigaron y no lo dejaron salir por un buen tiempo. Su hermana, que si podía ir al pueblo de manera más frecuente, empezó a investigar sin dar con una luz sobre la situación de su hermano. Por esta razón decidieron buscar la respuesta en el núcleo del problema, es decir, en casa. De esta manera Jorge empezó a perseguir a su padre para ver qué hacía durante el día y si tenía conductas extrañas o fuera de lo normal. Tras varios días de seguimiento no noto nada extraño, solo se dio cuenta que su padre era un gran trabajador, razón por la que le agradeció por todo lo que hacía por la familia y abandonó la misión. Seguidamente continuo con su madre, ella desde muy temprano estaba levantada dando de comer a los animales que tenían en la granja, haciendo el desayuno para todos, limpiando la casa, lavando la ropa y demás labores del hogar. Luego de hacer todo esto se ponía en función de preparar el almuerzo, siempre con mucha alegría y dedicación. A veces Ana luego de llegar de la escuela le ayudaba con los platos, en los días anteriores Jorge después del almuerzo hacía una siesta, pero como su plan era vigilar a mamá desistió de hacerla.
En vez de dormir la siguió y para su sorpresa descubrió que su madre, luego de que el padre regresaba al trabajo se encerraba con el mayordomo en la habitación. ¿Qué hacen allí encerrados? ¿Por qué mamá y Leopoldo tienen una relación tan cercana? ¿Sabrá papá que están los dos solos? ¿Por qué no pueden dejar la puerta abierta? Jorge tenía muchas inquietudes, por lo que decidió acudir a su hermana para contarle lo descubierto. Luego de eso fue a tocar la puerta para saber que pasaba allí dentro. Tocó en dos ocasiones y su madre le abrió de manera natural. Jorge pregunta por qué estaban encerrados allí, su madre con mucha calma le explica que no tiene nada de raro, ya que Leopoldo es el mayordomo y mejor amigo de la familia. Jorge sin más cuestionamientos regresa a su cuarto, no sin antes percatarse de que notó a Leopoldo muy nervioso, cuestión que le inquietaba.
Su hermana, que se encuentra en la edad de la adolescencia cree que es muy extraño que dos adultos se encierren así. Pero ante la falta de pruebas cree que es innecesario confrontarla o aun peor, contárselo todo a Isidro. Por esa razón, continúan en la tarea de seguir a la madre por el resto del día, pudiendo notar que siempre que baja al sótano a guardar las cosas de aseo se demora mucho allí. Ese lugar es muy oscuro, a Jorge no le gusta entrar solo allí, pues hay ratones, arañas y algunas cucarachas. Allí guardan algunas cosas viejas que ya no usan. Como ropa, pedazos de madera, tarros vacíos que luego pueden ser vendidos por reciclaje y algunas cajas con recuerdos de sus antepasados. A pesar del miedo que le genera bajar al sótano decide seguirla sin hacer ruido al bajar las escaleras. Logra ver a su madre acomodar todas las escobas, trapeadores y detergentes que utiliza en su día a día. Pero además de eso ve que tiene una vela de color n***o, la cual enciende debido a que el sótano no tiene luz eléctrica, pues allí no hay instalaciones. De una caja grande saca una bolsa de tela negra, la cual contiene recuerdos de sus progenitores. La madre saca algunas fotos, las ilumina con la vela para poder verlas, luego de eso llora. Jorge no entiende lo que pasa, siente lástima por su madre y decide regresar. Jorge se siente mal por desconfiar de su madre, la cual se siente triste por sus familiares que ya no se encuentran en el plano terrenal.
Al otro día se levanta más inquieto, pues le genera mucha curiosidad saber cuáles son las personas por las que su madre llora. Habla con su hermana para que en los días siguientes entretenga a la madre por unos minutos para él ir a revisar las fotografías. Su hermana accede a su pretensión, así Jorge se pone en la tarea de buscar el momento oportuno para ingresar al sótano. A la madre, que no sospecha nada, se le hace extraño que Ana esté tan cariñosa y que además quiera compartir tiempo con ella, pues Ana para que Jorge pueda lograr su cometido la invita a caminar por el campo. De esa manera Jorge ingresa al sótano, con mucho miedo baja las escaleras, lleva una linterna y se sienta a observar las fotografías. Son muchos los recuerdos que guarda su madre, Jorge saca la bolsa de tela pero en el instante que intenta abrirla la luz de la linterna se apaga, siente un ruido extraño y queda perplejo.