ETERNOS

LA MAZMORRA

De inmediato, Anastasio vuelve atronar sus dedos. Y hace que los guardias le quiten las espadas del cuello de Ragel.

El rey le dice a Janet:

—   Bueno, ahora habla.

Janet mira a los ojos del rey, y le dice:

—   Todo paso cuando yo le pedí al capitán Pablo que me llevara a navegar, mi objetivo era pisar las tierras del nuevo mundo. Para mis beneficios propios, y si… el capitán acepto mi solicitud.

El rey se impacienta y le dice a Janet:

—   ¿Ve al grano, que paso con el Clavel?

—   Fuimos atacados por un barco muy grande, quienes chocaron al Clavel y nos invadieron un sin número de hombres.

—   ¿Quiénes eran esos hombres?

—   No le sabría decir, pero creo que eran los portugueses.

—   ¿Crees? Se más clara con todo lo que estes contando, ¿eran portugueses o no?

—   Estoy confundida, lo que si se, es que ellos dañaron el barco y mataron a todos, por consiguiente, el barco se hundió con todos los cadáveres.

Timoteo y Leonardo ven a Anastasio. Cuando este se levanta de su silla, y le dice a Janet:

—   Muy bien, ¿cómo te llamas?

—   Mi nombre es Janet.

El rey la queda viendo con mucha sospecha, y le dice:

—   ¿Por qué viste como hombre?

—   Es un asunto personal.

El rey baja a donde esta Ragel y Janet, y le expresa a Janet:

—   Solo falta que aclares tu mente, y me digas si fueron los portugueses o no, ¡habla!

—   Ya le estoy diciendo que no lo se.

—   ¿Cómo sobreviviste a ese ataque?

Janet se queda callada. Cuando el comandante la empuja, diciéndole:

—   ¡Habla!

De inmediato, el rey le dice a Ragel:

—   ¡Tú te callas!

—   Si señor.

El rey separa al frente de Janet, y le vuelve a preguntar de una manera más calmada:

—   ¿Cómo es que todos murieron y tu estas viva?

—   Tuve suerte señor.

—   No, tu estas escondiendo algo.

—   Le he dicho todo lo que se.

—   Mientes una y otra vez, tu guardas un gran secreto. Y si no hablas ahora, te encerrare en una mazmorra durante varias semanas. Y si aún no hablas… desearas no haber nacido.

En ese instante, el rey les dice a todos los guardias:

—   Llévenla a la mazmorra.

Janet se enfurece como nunca, y le dice al rey:

—   Yo no he hecho ningún delito para que me encierre.

De inmediato, los guardias cogen a Janet de los brazos, y la arrastran hacia la mazmorra.

Janet le vuelve a decir al rey:

—   Esta muy equivocado si piensa acabar conmigo.

Ragel le expresa al rey:

—   Ya vio señor, yo tenía razón en traerle a esta persona.

—   Asegura de que ella confiese la verdad, necesito confirmar si los portugueses son los responsables de ese ataque.

—   Si señor.

De inmediato, Ragel se retira. Cuando Timoteo le dice a Anastasia:

—   Si confirmas que son los portugueses, ¿qué harás al respeto?

El rey se vuelve a sentarse y le responde a su hermano:

—   Los aplastaré.

Mara le dice al oído a Leonardo:

—   Una guerra sería terrible, aconseja a tu padre, va a tomar una mala decisión.

En seguida, Leonardo toca el hombro derecho de su padre, y le dice:

—   Formar una guerra por algo que realmente no sabemos que ocurrió, es descabellado, piensa mejor las cosas.

El rey les dice a todos:

—   Eso no tiene discusión.

En ese instante, Úrsula sale de su habitación, y les dice a todos:

—   ¿Qué es ese escandalo?

Timoteo le responde a su esposa:

—   Nada de importancia, ve y sigue descansando.

Úrsula ve el rostro de Mara y de Leonardo, y le dice a Anastasio:

—   ¿Tu si me vas a decir que es lo que paso?

El rey vuelve a su silla, y le contesta a Úrsula:

—   Que las cosas se están aclarando.

En la mazmorra, Janet es metida en ese lugar. Cuando ve a cinco personas moribundas, y dice:

—   Esto es inhumano, tengo que salir de aquí.

Uno de los moribundos le dice a Janet:

—   ¿Otra víctima del rey enloquecido?

Janet se levanta, y dice al hombre:

—   Así parece… ¿usted quién es? ¿Y qué hace aquí?

—   Mi nombre es Gabriel. Y fui guardia de los muy cercanos al rey… ¿y que hago aquí?, es la pregunta que me hago todos los días… cuando murió la reina Mérida tuve la desgracia de ver cuando la señora Úrsula salía de la habitación de la reina con mucho afán, y le dije a un compañero que me cubriera, mientras entraba a los aposentos de la señora. Cuando la veo en la cama espumando… yo logré avisarle al rey de lo que estaba pasando con su esposa, pero fue tarde, la señora Mérida murió y con eso el rey se enfureció con todos… yo cometí el error de decirle al rey, que vi correr a la señora Úrsula de la habitación de la señora Mérida, pero fue la palabra de Úrsula contra un simple guardia. Y por eso me mandaron aquí… ¿y tú por qué estás aquí?

Janet se acuerda de Joaquín. Cuando le dice a Gabriel:

—   Estoy aquí por una venganza.

—   ¿Cómo que una venganza? ¿Ibas atentar contra alguien de la familia real?

—   No, una persona mato a mis padres y desde ese momento lo estoy buscando por todas partes para vengarme, pero en esa búsqueda me he involucrado en situaciones muy complicadas como lo estoy ahora… donde estamos ahora, es lo peor que he visto en mi vida.

—   Si, aquí moriremos pronto, me da lástima por ti, eres una persona joven para vivir esto…

Janet ve todo el lugar, y dice:

—   No puedo pasar una eternidad en esta podredumbre.

Gabriel comienza a toser repetidamente, y le dice riendo a Janet:

—   ¿Eternidad?, “parece que gozamos de buena salud acá en esta mazmorra” … agradece que en poco tiempo todos moriremos.

En ese preciso momento, Ragel llega a ese lugar, y le dice a Janet:

—   ¿Cómo te sientes?

—   ¿Cómo crees?

—   Vendré dentro de unos días, y espero que esto te haga reflexionar y aclarar tu mente, para que le confieses al rey la verdad.

Ragel se retira. Cuando Gabriel le dice a Janet:

—   ¿Se puede saber qué es eso que quiere saber el rey?

—   Quiere saber si los portugueses atacaron el barco que le traía oro.

—   ¿Y tú sabes?

En ese momento, Janet recuerda la pelea que tuvo en el barco con el hombre más alto. Y se centra en lo que él dijo. Cuando Janet dice:

—   ¡Son los portugueses! El barco fue destruido por los portugueses.

Gabriel le dice a Janet:

—   Eso podría provocar una terrible guerra donde miles y miles morirán.

Janet mira a Gabriel, y luego le expresa:

—   Yo no voy hacer la responsable de causar una cosa así… voy a decir que fueron los piratas.

—   Esa es la mejor decisión.

Uuna semana después, Gabriel y las cuatro personas que lo acompañaban a los lados. Murieron por las múltiples infecciones que había en el lugar.

Janet no aguanta el olor tan putrefacto que hay. Cuando Ragel la saca de hay y la lleva a la plaza del palacio, y le dice:

—   Después de todos estos días en las mazmorras del reino, ¿que tienes que decir?

Janet mira al rey y su familia. Y luego ve a más de veinte militares a los al rededores, y otros dos militares cerca de una gran caldera, y dice:

—   El ataque lo perpetuaron los piratas.

De inmediato, el rey le dice a Janet:

—   ¿Me crees tonto? ¿Como los piratas iban a robar un barco que apenas salían hacia el nuevo mundo?

Janet le vuelve a decir a todos:

—   Fueron los piratas y punto, ahora suéltenme.

El rey le dice a Ragel:

—   Cuélguela y póngala arriba del aceite hirviendo.

Leonardo y Mara le dicen a Anastasio:

—   ¡No!

De inmediato, Ragel obedece al rey, y les dice a sus hombres:

—   ¡Súbanla!

Leonardo le dice a su padre:

—   Lo que piensas hacer es una salvajada, como se te ocurre usar esa clase de métodos.

Úrsula se sonríe de lo que va hacer el rey, y dice:

—   Dejen tranquilo al rey, esto se divertido.

Mara se enfada con lo que dice va de ahí. Cuando Timoteo le dice a Anastasio:

—   No lo hagas, esa persona no ha hecho nada para recibir una cosa así.

Janet es colgada y puesta directamente a la caldera. Cuando esta le dice al rey:

—   ¿Está seguro de hacer esto?

El rey se levanta de su silla, y le dice a Janet:

—   ¿Aun estando al borde de tu muerte dices eso?... por qué no confiesas de una buena vez y te bajaré de ahí, mira que mii paciencia tiene un límite.

Janet piensa en toda la gente que puede morir si dice la verdad, y vuelve a decirle al rey:

—   Fueron los piratas.

De inmediato, el rey le dice a Ragel:

—   ¡Hazlo!

Leonardo baja corriendo a la plaza. Cuando Ragel corta la soga que tiene a Janet sostenida. Y ella cae al aceite hirviendo…