ETERNOS

UNA CONFUSA MUERTE

En ese momento, Janet, Alejandro y Fabian, le hacen caso a Pedro y se preparan para ir a la casona.

Horas después, Janet lleva a Pedro y a los demás al lugar. Cuando Fabián dice en voz baja:

— Pero este es el camino de nuestra propiedad.

Janet se baja de su caballo, y les dice a los demás:

— ¡Hay esta! Es la casona que se ve allá, es donde sospecho que esta la mercancía.

Alejandro y Pedro se bajan de sus caballos. Cuando Alejandro le dice a Janet:

— ¿Estas segura que es aquí?

Janet mira a Alejandro y a todos los demás, y dice:

— Si, es aquí, ahora les diré algo que no les había contado… yo me encontraba a punto de entrar cuando aparecieron dos hombres muy sospechosos, los cuales intentaron raptarme para que no saliera de este lugar.

Fabián mira la casa de su familia y Piensa:

“¿No puede ser, será que mi padre está metido en todo esto?” …

Pedro no pierde tiempo y va a la casona, y le dice a los demás:

— Vengan todos y tumbemos esta puerta.

Alejandro ve sangre en el suelo al igual que Fabián, quien esta consternado al imaginarse que su padre este metido en todo esto.

Alejandro le dice a Janet:

— ¿Qué sucedió aquí?

Janet se acuerda del hombre que corto, y luego le expresa a Alejandro:

— No prestes atención a esto y ayúdale a Pedro a tumbar esa puerta.

— Está bien.

Janet mira hacia tras y ve a Fabián, el cual esta pálido, y le dice:

— ¿No vas ayudar a Alejandro y a Pedro?... ¡Fabián! ¡Fabián!

De inmediato, Fabián reacciona y le expresa a Janet:

— ¿Qué decías?

— Que ayudes a Alejandro y a Pedro.

— Ah, bueno.

En ese instante, entre Pedro y Alejandro tumban la puerta de la casona. Y entran todos y comienzan a buscar por todos lados, pero no encuentran los cargamentos de café.

En ese momento, Pedro le dice a Janet:

— Aquí no hay nada, te equivocaste.

Janet mira minuciosamente el lugar, y le responde a Pedro:

— Estoy segura que aquí hubo algo.

Alejandro entra en todas las habitaciones, para descartar, mientras Fabián se queda en la puerta sin decir ni una sola palabra. Cuando Janet ve una pepa de café tirada en el suelo y se la muestra a Pedro, diciendo:

— ¡Mira esto!

Fabián, Pedro y Alejandro, se acercan a Janet. Cuando esta coge el café y se los muestra más de cerca, diciéndole:

— Aquí estaba el cargamento.

Pedro le dice a Janet:

— Esto no quiere decir nada.

De inmediato, Janet le responde a Pedro:

— Claro que sí, busquemos en los al rededores.

Alejandro le dice a Janet:

— Amor, no será que te estas equivocando.

Janet les dice a todos:

— Si ustedes no están seguros de esto, bien puedan y váyanse.

Fabián se queda callado. Cuando Pedro le dice a Janet:

— Vamos a buscar por aquí cerca…

En el hospital, con la ropa sucia y totalmente cansado, Fernando entra al hospital y busca a Manolo. Cuando se encuentra a Miguel, y le dice:

— ¿Y bien? ¿Cómo esta Manolo?

— Esto que le voy a decir, quiero que lo tome con mucha calma.

— ¿Qué pasa?

— ¿Usted conoce los familiares del hombre que me trajo?

— Si, su mujer e hijo, ¿qué pasa con Manolo?

— El murió.

— ¡¿Qué?!...

Fernando coge del cuello al médico, y le dice:

— Repítame lo que me acaba de decir.

El médico tiembla de miedo, y le vuelve a decir a Fernando:

— Le estoy diciendo la verdad, su amigo murió.

— Pero como le puedo creer esto, si Manolo entro con una insignificante cortada en su brazo izquierdo, dígame eso, ¡dígame!

— No sé qué decirle, solo que al parecer el señor le dio un infarto, eso suele pasar.

— No, no, no, eso no suele pasar, usted mato a Manolo.

Miguel no puede con sus nervios y trata de zafarse de Fernando, pero no puede. Cuando este le dice:

— No quiero volver a verte la cara aquí en Valencia.

En ese momento, Fernando suelta al médico y va a ver a su amigo, y le dice:

— No lo puedo creer, esto es verdad… no te preocupes Manolo, yo voy a buscar a esa mujer que te mato y vengare tu muerte…

El médico cree en la amenaza de Fernando y no atiende más pacientes. Para preparar su huida.

En la casona verde, después de buscar por los al rededores y no encontrar nada, Janet queda mirando a Fabián, el cual se queda en la casa y va a donde es el, y le dice:

— ¿Tienes algo que decir?

Fabián no la mira a los ojos al sentir vergüenza de su padre, y le expresa a Janet:

— En este momento no tengo nada que decirte, yo voy hacer mis propias averiguaciones, y después hablamos.

En ese momento, Fabián deja con la palabra a Janet y se va de ese lugar.

Pedro se acerca a Janet, y le expresa:

— Esto se acabó, voy a escuchar los concejos de Laura y voy a recibir la ayuda de ella y retomare esa importante mercancía. Para poder recuperarme.

— Esta en todo su derecho, pero yo seguiré investigando por mi parte.

— Bueno Janet, yo me voy, aquí no hay nada que hacer.

Pedro le dice a Alejandro:

— ¿Tú te quedas?

— Si, voy acompañar a Janet.

— Bueno.

En ese instante, Pedro se sube a su caballo y también se va del lugar. Cuando Alejandro le expresa a Janet:

— ¿En qué piensas?

— En que los dos sujetos que encontré aquí, tuvieron el tiempo de mover la mercancía hacia otro lugar… llegamos tarde.

— De todas maneras, Pedro ya dio por perdido todo el cargamento de café y piensa en volver a empezar, creo que nosotros deberíamos hacer lo mismo.

— ¿A qué te refieres?

— Volvamos a casa de mi madre o busquemos otro lado que no sea donde Candela.

Janet se queda pensando en el café que encontró, y luego le dice a Alejandro:

— Vamos a donde tú quieras.

— ¿Entonces aceptas ir a donde Laura?

— Si, yo también quería salirme de la casona de Candela.

— Bueno entonces, déjame poner esa puerta en su lugar y nos vamos…

Fernando llega a la casa de Manolo y ve a su esposa Clarisa un poco preocupada a fuera de la casa.

En ese instante, Clarisa ve a Fernando, y le dice cuando llega:

— Si vienes a buscar a mi esposo…

— No, yo vengo a decirte algo de él.

Clarisa comienza a sospechar por la mirada de Fernando, y le dice:

— ¿Le paso algo a mi esposo?

Fernando no pierde tiempo, y sin rodeos le dice:

— Manolo está muerto.

De inmediato, Fernando coge a Clarisa antes que caiga al suelo y la lleva dentro de la casa. Donde está su hijo, quien dice:

— ¿Qué le paso a mi mamá?

Fernando le dice a Manuel:

— Niño, tu madre está bien, solo se desmallo por una noticia… te prometo que desde hoy voy hacer como un padre para ti.

— Yo tengo un padre y se llama Manolo.

— Como tú quieras, pero debes saber que yo te ayudare en todo en todo lo que necesites.

Un minuto después, Clarisa se despierta y llora ante su hijo y Fernando, diciéndole:

— ¿Dónde está su cuerpo?

Fernando le responde:

— Esta en el hospital.

— Entonces vamos.

Manuel le dice a su mamá:

— ¿Qué la paso a mi papá?

Clarisa no sabe que decirle. Cuando Fernando coge las dos manos del niño, y le dice:

— Tienes que ser fuerte muchacho… tu padre está muerto.

De inmediato, Manuel se pone a llorar y sale corriendo hacia su habitación. Cuando Clarisa le pregunta a Fernando:

— ¿Y cómo fue su muerte?

Fernando se inventa una historia, y luego le dice:

— Estábamos… estábamos en el barco descargando nuestra mercancía. Cuando tu esposo resbalo tratándole de ayudar a un trabajador con un bulto de café. Y se dio en la cabeza, y también se cortó el brazo izquierdo… fue terrible, créeme…

— Quiero verlo.

— Está bien…

En la cárcel, el propio comandante abre la celda donde está el sujeto que ayudo a asaltar el cargamento de café. Y separa al frente de él, y le dice:

— Así que no has querido hablar… ¡mírame! Te conviene que hables y que digas quienes eran tus otros compañeros, te prometo que te ira muchísimo mejor si cooperas conmigo.

El sujeto se queda callado. Cuando el comandante se acerca más a él, y le expresa:

— Te voy a ofrecer un gran trato para que puedas hablar con tranquilidad…

Norte de Valencia, Fabián llega a casa y corre en búsqueda de su padre, pero no lo encuentra por ninguna parte.

Elena le expresa a su hijo:

— ¿Por qué estas así de desesperado?

— ¿Dónde está mi padre?

— Él no ha llegado.

En casa de Laura, Alejandro le da una sorpresa a su madre, y le dice:

— Vuelvo con Janet a la casa.

Laura abraza a su hijo y a Janet, y les expresa:

— Verán que no les voy a molestar… Janet es como mi hija.

En seguida, Janet le dice a Laura:

— Gracias Laura, yo la estaba extrañando…