EL NUEVO JOAQUÍN

1354 Words
El día siguiente, Janet le enseña a escribir a Killand y se sonríe cuando coge mal la pluma, y le expresa: —   Así no, mira como lo hace Zafiro. Killand observa a Zafiro, la cual escribe su nombre completo en repetidas ocasiones, y dice: —   Es que la señorita Zafiro ya tiene práctica. Zafiro le dice a Killand: —   Si, Janet me estuvo enseñando en Cartagena por eso tengo más facilidad. Para todo esto de escribir, hasta ya aprendí a ordeñar vacas. Janet le dice a Zafiro: —   Todavía te falta aprender a ordeñar un poco. En ese instante, Janet se pone en la espalda de Killand y coge su mano derecha, y le dice: —   Empuña bien la pluma. Killand le hace caso y sostiene bien la pluma, pero es intimidado por la belleza de Janet, y se pone nervioso. Zafiro se queda viendo el rostro de Killand, y le expresa a Janet: —   Voy a fuera a recibir un poco de aire fresco. Janet le responde a Zafiro: —   Ve, pero no te pierdas… más tarde pienso ir por unos vestidos al centro del pueblo. Zafiro se emociona con eso, y se va contenta afuera de la casa, mientras Janet le sigue explicando y enseñando letra por letra a Killand. En la cárcel, Melissa discute fuertemente con un militar, el cual no la deja entrar a ver a Esteban. Melissa coge fuertemente de la camisa al militar, y le dice: —   Quien se cree usted para no dejarme ver a mi marido. Dos militares más aparecen, y ayudan al otro militar. Quitándole de encima a la mujer. Melissa no puede entrar e irremediablemente se va sin antes insultarlos. En la celda, Benítez se arrepiente de lo que hicieron, y comienza a llorar como un niño, diciendo: —   Voy a morir joven. Y aun no me he casado. Batista y Alonso están sentados. Cuando Esteban le dice a Benítez: —   Deja de llorar y acepta la realidad como un hombre. Alonso le dice a Esteban: —   Déjalo en paz. En el Arca, Killand no se puede concentrar bien en la escritura. Cuando Janet le dice: —   ¿Qué te sucede?, no has avanzado nada killand. —   Es que no he podido concentrarme pensando en algo. —   ¿En qué? —   No entiendo como una mujer tan bella como usted está sola. Janet se pone triste y se acuerda de la roca que cogió hace tiempo, la cual la ha hecho ver morir a muchos seres queridos, y que la tiene en una inmensa soledad. Killand nota la tristeza de Janet, y le expresa: —   Perdóname por a ver dicho eso, yo soy muy imprudente. —   Killand, mañana seguiremos en esto, vete al trabajo. —   Bueno… ¿se molestó conmigo? —   No, solo es que quiero estar sola. —   Está bien. En ese momento, Killand sale de la casa preocupado por el estado de ánimo de Janet, y le dice a Zafiro: —   Señorita Zafiro, vaya a la casa y mire a ver que le sucede a su mamá. Zafiro suelta su caballo, y le reclama a Killand: —   ¿Qué le hiciste? —   Nada, yo solo estaba escuchando sus indicaciones. De inmediato, Zafiro corre hacia la casa, mientras Killand se queda mirando el caballo de Zafiro. El hombre que reparte el correo, llega al Arca y le entrega una carta a Manuel. Y luego se va. En la casa, Zafiro le dice a su mamá: —   ¿Ya estas lista para que salgamos? —   No estoy lista, pero si gustas puedes salir tú, Margot te acompañará. —   Me gustaría recorrer Pedraza sola. —   Claro que no, si quieres salir, es mejor que lo hagas acompañada. —   Entonces, lo voy hacer contigo, yo todavía no le tengo tanta confianza a Margot. Manuel entra a la casa, y le dice a Janet y a Zafiro. —   Buenas, llego un correo del general. Janet coge la carta, y le dice a Manuel: —   Ahora que querrá el general. Janet abre la carta, y se pone a leerla con detenimiento, y luego dice: —   Me está invitando a la ejecución de la familia Vargas. Zafiro le dice a Janet: —   ¿Lo que hicieron da para ejecución? Janet le responde: —   Si el general lo decidió, es porque lo ve necesario. Aunque yo voy a ir a decirle que les perdone la vida. Manuel le dice a Janet: —   Recuerde que esos sujetos mataron a Emilio con esa Serpiente, y robaron el cargamento, el cual ya recuperamos. Janet piensa:    “Por qué Killand tuvo que removerme la tristeza que llevo dentro, no quería pensar en que volveré a quedarme sola” Manuel y Zafiro ven a Janet un poco ida. Cuando este le dice: —   ¡Janet!, ¿qué piensas de lo que dije? —   ¿De qué hablas Manuel? —   No, déjalo así, yo me voy a trabajar. Zafiro le dice a Janet: —   ¿Qué te sucede? —   Ve y dale de comer a los pollos o a los cerdos, necesito estar sola un momento. —   Está bien. En ese instante, ante la mirada de todos los trabajadores, Janet se va a la quebrada. Alika termina de trenzar a Ashanti, y le dice: —   Ya terminé, ahora vamos a trabajar. —   Hoy no tengo ganas de hacer nada. —   ¿Estas enferma hija? —   No, solo que no quiero ver a nadie. Janet llega a la quebrada y sin pensarlo dos veces, se quita el vestido. Y luego se mete al agua, y nada por varios minutos. Killand se escapa de su trabajo para seguir a Janet. Cuando Abu, quien también está enamorado de Janet, lo sigue por todo el bosque. Minutos después, Janet se cambia nuevamente. Y se sienta en una roca. Cuando Killand aparece por su espalda con unas flores, y le dice: —   Hola. Janet se asusta y al ver a Killand, le pregunta: —   ¿Desde cuándo estas acá? Killand le da unas flores a Janet, las cuales recogió por el camino, y le responde: —   Yo llegue ahora, no se preocupe señorita, yo nunca la irrespetaría. Abu se llena de envidia y se enfurece al ver que Killand le entrego flores a Janet. En ese instante, Janet huele los claveles, y le dice a Killand: —   ¿Por qué las flore? —   Para disculparme por lo que le dije ahora rato, vi que se puso muy triste. —   ¿Solo por eso?, yo creo que guardas algo más que no quieres decir. Killand se sonríe un poco de los nervios que le han vuelto, y le responde: —   Tiene razón, tengo algo que decirle, pero no sé cómo expresárselo, porque usted es la dueña de todo esto. Y yo solo soy un simple esclavo. Janet se levanta de la roca, y le dice: —   Ya les he repetido que ustedes para mí no son esclavos… ustedes ya son parte de la gran familia que alberga el Arca, y como tal, todos tienen el mismo derecho de ser libres. Killand coge las manos de Janet: —   ¿Usted se enamoraría de una persona como yo? —   Claro, no veo nada de malo en eso, eres un hombre muy guapo y cualquier mujer se enamoraría de ti. —   Pero yo solo quiero que usted se enamore de mí. Janet se sonríe bastante, y le dice a Killand: —   Lo estaba sospechando desde hace tiempo. Al ver que Janet se sonríe, Killand le dice: —   Ve lo que le digo, a usted esto le parece muy gracioso, yo soy poca cosa para usted… no debí fijarme en alguien tan importante… Janet le tapa la boca a Killand con su mano izquierda, y luego le dice: —   ¡Calla! Yo seré tu mujer si aceptas una condición. —   ¿Cuál es la condición? —   Desde ahora en adelante te llamaré Joaquín. —   Acepto cualquier condición que me pongas, solo quiero estar con usted y amarla. De inmediato, Janet le da un beso a Killand, y luego lo ve como al Joaquín que la enamoro, y le dice: —   Qué bueno que volviste aparecer, Joaquín…    
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