FUEGO

1211 Words
Todos se ponen un poco tristes al recordar a Emilio. Cuando Killand les dice a todos en la mesa: —   Recordemos a Emilio con alegría, esta noche no hay motivo para estar tristes. Kenia les dice a todos: —   Si, no es tiempo para estar triste, es tiempo para estar alegres… con el esfuerzo de todos. Las tierras se sembraron de nuevo, ahora hay que esperar un tiempo. Janet come un trozo de pollo, y luego dice: —   Buenas palabras Kenia… de ahora en adelante, a todos nosotros nos ira bien. Horas más tarde, Abu le dice a Marro: —   Ya todos deben de estar dormidos. —   ¿Qué vamos hacer con los esclavos de esas tierras? —   Pues, lo que hemos hecho con los demás esclavos que se han unido a nosotros, convertirlos en uno de nuestras fuerzas. —   Ah, sí. —   Pero, con excepción de uno. —   ¿Quién? —   Un esclavo que se llama Killand, ese es mío. —   Como usted diga. De inmediato, Abu se da vuelta, y les dice a todos los esclavos: —   ¡Ataquemos el Arca! En ese instante, una avalancha de esclavos se dirige al Arca con antorchas. Y están dispuestos a todo. En el establo, Ashanti se despierta y empieza a escuchar muchos sonidos extraños. En ese momento, los esclavos llegan al Arca. Y diez de ellos lanzan sus antorchas al techo de la casa y prenden todo el tejado. Janet se despierta del calor que siente. Cuando ve el techo arder en fuego. En ese instante, Zafiro se le tira a la cama a Janet, diciéndole: —   ¡La casa se está quemando!, ¡la casa se está quemando! Janet abraza a Zafiro, y le dice: —   ¡Cálmate hija! Vamos a Salir de aquí. En ese momento, Manuel y Facundo se enfrentan con los esclavos invasores, pero son brutalmente golpeados. Y al verse en problemas, se hacen los muertos. En la casa, Margot y Kenia van corriendo hacia la habitación de Janet, pero esta sale abrazada con Zafiro, y les dice: —   ¡Vamos! ¡Salgamos de aquí! Kenia le dice a Janet: —   ¡Hay una guerra haya fuera!, no vamos a poder salir por la puerta de adelante. En ese instante, Jasir, Saud, Killand, Morati y Yaro, defienden a las mujeres, pero todos estos son doblegados por los esclavos invasores, que queman el establo y la casa de Manuel. Incendiando también la caballeriza y resto del resguardo de los animales. Killand se escapan de las manos de los esclavos. Y corre hacia la casa y tumba la puerta, diciendo: —   ¡Janet!¡Janet! ¡Janet!... ¡Janet! Janet y las demás, escapan por la parte trasera de la casa. Cuando Zafiro alcanza a escuchar la voz de Killand, y le dice a Janet y a las demás: —   ¡Paren!, ¡paren! Escucho la voz de Killand. Abu ve a Killand dentro de la casa, y le grita: —   Ahora si te tengo. De inmediato, Abu y otros esclavos van por Killand, pero una gran parte del techo en llamas, se cae y los separa. Janet vuelve a entrar a la casa y coge la mano de Killand. Y lo saca por la parte de atrás. Donde todo se está quemando. Abu no quiere que Killand y Janet se escapen. Y los persigue por el bosque con veintisiete hombres. Hipnotizados por la labia de Abu, los esclavos acaban con el Arca. Y retienen a los trabajadores de Janet. En el Bosque, Janet y los demás, corren con todas sus fuerzas. Cuando Killand le dice a Janet: —   ¡¿A dónde vamos?! Janet coge la mano derecha de Zafiro, y le responde a Killand: —   Solo sigan corriendo, debemos perderlos. Margot no puede correr más, y en su último aliento le dice a Janet: —   Perdóneme señorita… voy a tratar de contenerlos. Margot se detiene. Cuando Janet le grita: —   ¡No! Kenia también se detiene. Y se lanza a defender a Margot, y la abraza. Cuando la avalancha humana las arroya. Janet, Killand y Zafiro, corren sin descansar. Cuando Killand piensa en salvar a Janet y a su hija, y les dice: —   Busquen en donde esconderse, mientras yo voy a tratar de desviarlos. —   ¡Joaquín!, ¡mantente junto a nosotras! Killand no hace caso y llama la atención de todos, diciéndoles: —   ¡Estoy por acá! Janet y Zafiro se tiran a unos matorrales, y se esconden de todos. Abu y sus hombres siguen a Killand, mientras todo el Arca y sus alrededores se queman. En ese instante, los Morales y los Alcabú ven el inmenso fuego. Que comienza a extenderse por todos lados. Morati les dice a los esclavos que los tienen retenidos: —   ¿Por qué nos hacen esto? Nosotros somos también esclavos. Marro le dice a Morati: —   Únanse a nosotros. Morati ve a su esposa y su hija, y luego le dice a Marro: —   Listo… Ashanti y todos los demás le recriminan a Morati. Cuando Alika coge su hombro derecho, y le dice: —   ¿Qué es lo que estás haciendo? ¿Por qué traicionas a Janet? Yaro y todos los demás. También le dicen: —   Malagradecido. Morati los mira y hace un gesto en la cara. También se toca la mejilla derecha. Haciéndole saber a todos que va hacer algo. Marro le dice a Morati: —   Después de acabar aquí, vamos a las casas aledañas. Para acabar con los dueños y liberar a los esclavos. —   ¿A los dueños? —   Si, esos mismos que nos han esclavizados. En ese instante, Morati mira a todos los esclavos rebeldes. Y luego mira el palo que tiene Marro en la mano, y dice: —   ¿Tú y Abu son los que mandan? Marro se sonríe, y le dice a Morati: —   Algo así, esta es una alianza para librar a todos los esclavos de este pueblo. —   Te equivocas, Abu solo quiere vengarse de Janet y de Killand, solo te está utilizando… —   Cierra la boca, a mí nadie me utiliza, yo tengo la gran mayoría de hombres. Morati ve una gran comitiva que viene hacia ellos, y le dice a Marro: —   Es mejor que se rinda ahora. —   ¿Qué dices? En ese momento, las familias Morales, Alcabú y los Ruiz, traen al general y a su ejército, quienes, en tan solo quince minutos, a restan a todos los esclavos. Volviendo en lo que queda el Arca, en un verdadero campo de batalla. El general le dice a Morati, y a los demás: —   ¿Dónde está Janet? De inmediato, Morati le responde: —   ¡Rápido general! Ella ha huido hacia el bosque. El general le dice al capitán: —   Ocúpate de apagar el fuego y de llevar a los esclavos a la cárcel, mientras unos hombres y yo, vamos a buscar a Janet. —   Como usted ordene general. En ese instante, el general se lleva más de veinte hombres hacia el bosque a caballos. Y saca su espada nuevamente, diciendo: —   Vamos a rescatar a la señorita Janet. Mientras el general se interna en el bosque, el capitán y los demás, se ponen a pagar el fuego, pero es imposible apagarlo. Y todo el lugar es consumido…    
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD