EJECUCIÓN

1458 Words
Zafiro, Margot y Kenia, entran en la habitación de Janet. Al escuchar ese fuerte grito. Margot y Zafiro le dicen al mismo tiempo a Janet: —   ¿Qué paso? Janet se despierta muy agitada, y dice mientras se recupera: —   Se vio muy real. Zafiro se acuesta en la cama y toca la frente de Janet, diciendo: —   Tuviste una pesadilla, trata de tranquilizarte un poco. Kenia le dice a Janet: —   Señora, ¿quiere que le traiga agua? —   No, yo voy a levantarme de aquí. En ese momento, Manuel y Morati, como es de costumbre en el trabajo. Cargan los dos carruajes de alimentos. Cuando Facundo les dice: —   Donde esta Killand, no podemos confiarnos de nuevo, y tenemos que extremar la seguridad para que no nos pase lo mismo de la otra vez. Killand termina sus labores y se va a costar a un pastizal. Y se acuerda de los momentos que acabo de vivir con Janet. Yaro y Jasir se acercan a Killand, y al verlo a costado y distraído, lo cogen de los dos pies y lo arrastran ocho metros por el pastizal. Jasir y Yaro se ríen a carcajadas. Cuando Killand se levanta y los corretea por gran parte de las tierras, hasta entrar a donde están el sembrado de todo el trigo. El día siguiente, los militares hacen saber a toda Pedraza de la ejecución que se prepara en unas horas en la Plaza mayor. Euclides se entera de la decisión del general. Y llega al despacho, y le dice: —   Buenos días general. —   Muy buenas padre Euclides, ¿que lo trae por estos lugares? —   Vengo a hablarle seriamente de la ejecución que va hacer… la ejecución de los hermanos Vargas. —   Perdió su tiempo padre, los Vargas serán ejecutados. Y eso no tiene marcha atrás. —   Parece que esto lo tomo como algo personal, ¿o es mi impresión? El general le miente al padre, y le dice: —   Es su impresión padre, yo siempre actuó y mido a todos por igual, el que cometió su error se castiga, no importa quien sea, la ley es la ley. En las calles de Pedraza, toda la gente comienza a rumorar de la posible ejecución, la cual tenían tiempo que no asistían a la Plaza mayor para eso. Melissa se acerca a un puesto de telas e intenta comprar una que le pareció bonita. Cuando se encuentra con una amiga, que le dice: —   ¿No te has enterado de lo que va hacer el general? —   No, ese viejo me tiene ofendida. —   Más ofendida vas a quedar cuando sepas lo que yo se. —   Habla Juliana. —   El general va a ejecutar a los hermanos Vargas el día de hoy. De inmediato, Melissa deja con la palabra a su amiga. Y se va corriendo para su casa. En el Arca, Manuel observa que la siembra de trigo se está escaseando, y le dice a Facundo: —   Estamos vendiendo más trigo, que el que producimos. —   Todo está bien Manuel, no te preocupes que siempre hay una temporada así. —   ¿Sabes dónde está Janet? —   Ella fue al bosque. En seguida, Manuel de duce que Janet fue a la quebrada, se va para allá. En las tierras de los Vargas, Melissa prepara un carruaje y entra a la casa. Y saca todo el dinero que tiene Esteban y las cosas de valor, para luego irse del pueblo. Para nunca volver. En la quebrada, Janet y Killan terminan de hacer el amor. Cuando Manuel los observa desde lejos. Y al no creer lo que está viendo, se va del lugar. En ese momento, Killand le dice a Janet: —   Señorita, ¿a usted no le da miedo que su hija nos vea en esto? —   ¿Y por qué tendría que vernos? Hasta ahora nadie nos ha visto y espero que esto siga así. —   ¿Le da pena que todos se enteren que está conmigo? —   No, tienes que entender Joaquín. Que yo no tengo perjuicios, solo hay que tener un poco de paciencia. En la Plaza mayor, más de cuatrocientas personas comienzan a reunirse poco a poco, para asistir a la ejecución que el general ordenó en esta ocasión. En la cárcel, el capitán y cuatro militares. Llegan a la celda de los hermanos Vargas y abren la puerta. Cuando el capitán le dice a Batista y a los hermanos Vargas: —   Llego la hora, todos ustedes van conmigo. Benítez vuelve a llorar, y le expresa al capitán: —   Por favor, dígale al general… dígale que tenga un gesto de misericordia y nos perdone la vida. El Capitán le responde a Benítez: —   El ya hizo un gesto de misericordia. De inmediato, el capitán mira a Isidro, y le dice: —   Tu… Isidro se acerca a los abarrotes, y dice: —   Si… El capitán le expresa a Isidro: —   El general decidió a su favor… usted se queda en la celda, no será ejecutad. Isidro no cabe de felicidad, y le dice al capitán: —   Dígale al general que gracias, gracias por escucharme. En ese instante, Esteban estalla en colera, y le dice al capitán: —   Ese esclavo es tan culpable como nosotros, por qué lo está exonerando. Alonso también se altera e intenta escapar junto a Esteban, pero son golpeados por los militares. Cuando Batista le dice a Esteban y a Alonso: —   Parecen niños pequeños, debemos afrontar nuestros errores como hombres. Alonso le dice a Batista: —   ¡Cállate!, tú no eres nadie. Para que vengas a decir que debemos hacer. De inmediato, el capitán les ordena a los militares sacar a todos los presos con excepción de Isidro, y llevarlos a la Plaza mayor. En el despacho del general Mantilla, él es notificado por un militar, el cual le dice: —   Ya están llevando a los presos a la Plaza mayor. —   Bien… ¿has visto a la señorita Janet? —   No señor. —   Bien, es mejor así, esto será entre esos hampones y yo. En el Arca, muy decepcionado, Manuel sale del bosque y se va a sentar cerca de donde están trabajando Morati, Saud, Yaro y Jasir, y piensa:     “Killand me ha defraudado, como se atreve a irrespetar a Janet” Zafiro le aparece repentinamente a Manuel, y le dice: —   Hola. —   Hola Zafiro. —   ¿Sabes dónde está mi mamá? Manuel le miente, y le expresa: —   No lo sé, pero es mejor que la esperes en casa. —   Claro que no, yo voy a esperar a que aparezca. En la Plaza mayor, todos los presos son llevados a la tarima y expuestos a todas las personas, la cual no estaba muy de acuerdo en estar ejecutando a la gente. De inmediato, el general manda a callar a toda la gente que está en contra de la ejecución, y manda a diez militares que tiene a su servicio para controlarlos. El general le dice a Esteban: —   Di tus últimas palabras, o quieres seguirme escupiéndome la cara. Benítez le dice al general: —   Mi hermano cometió un error, pero él está arrepentido, él no lo vuelve hacer. De inmediato, Esteban le escupe las botas al general, y le dice: —   Yo no me arrepiento de nada de lo que hago, así que haga lo que quiera. El general se enfada aún más, y le dice al capitán: —   Póngale la soga. Y a mi voz, los ejecuta. En ese instante, el capitán le hace caso al general, y les dice a los cuatro militares que están en la espalda de los presos: —   Pónganles las sogas.   Los militares les ponen la soga a los cuatro presos. Cuando un veterano que está en primera fila de espectador, les dice a los militares y a todos: —   Yo no he visto juicio alguno para estos hombres, los van a ejecutar sin poder defenderse. El general le dice al capitán al oído: —   Saquen a ese hombre de aquí. En cuestión de unos segundos, el capitán da la orden para sacar al veterano que pretendía poner a la gente en contra del general. En ese momento, Benítez le dice a sus hermanos y a Batista: —   A qué hora nos metimos en estos. El general presiente que esto se le puede complicar si sigue demorando la ejecución, y le expresa al capitán: —   ¡Ejecútenlos! David mira a los cuatro militares, y luego les dice: —   Quiten los soportes de abajo. En ese instante, los militares quitan las tablas, las cuales sostenían a los cuatro presos y los cuelgan a todos. Haciendo que cada uno muera ahorcado. Algunas personas ven la ejecución de la familia Vargas, pero otras se tapan la cara…    
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