Joaquín queda mirando a Janet, y le dice:
— Janet, si seguimos parando así tan frecuentemente, vamos a tardar más.
— Tengo que restablecer las fuerzas de Bronce, porque está haciendo un sol inclemente.
— Bueno, descansemos un poco.
En ese instante, Joaquín coge un pan y lo parte en dos, y la mitad se lo da a Janet, y la otra mitad se lo come él.
Janet se come su mitad de pan y comienza a pensar en sus padres. Cuando Joaquín le dice:
— Estos panes están grandiosos, ¿tu mamá los hace?
— Si, pero de vez en cuando los hace mi padre y yo.
Janet comienza a observar que viene un carruaje a toda velocidad, y se asusta bastante, y le dice a Joaquín:
— ¡Escóndete!
Joaquín y Janet se esconden dentro de su propio carruaje. Cuando ven pasar a dos militares, que salían con mucho a fan de Pedraza.
Bastante nerviosa, Janet le dice a Joaquín:
— Pensé que eran mis padres.
— Como podrían ser, si nos llevamos su carruaje… ¿te estas arrepintiendo?
— Quieres que te diga la verdad…
— Dime la verdad Janet.
— Si, me he arrepentido un poco, pero ya tomé una decisión, y no voy a echarme para atrás.
— Entonces, sigamos por nuestro camino.
8: 45 pm, En medio de la oscuridad, Janet detiene el carruaje y abraza fuertemente a Joaquín, y le expresa:
— ¿Cómo te acostumbras a andar en la oscuridad?
— No le temo a la oscuridad, y ahora que estoy contigo en este lugar, mucho menos.
En ese momento, Janet mira el cielo y ve una gran cantidad de estrellas, y le expresa a Joaquín:
— Háblame del mar, ¿es así de extenso como el cielo?
— Si, el mar es muy extenso y misterioso.
— ¿Por qué misterioso?
— Muchas veces se traga embarcaciones completas, con olas de diez o más metros de altura.
Janet se asombra de escuchar eso, y le dice a Joaquín:
— ¿Por qué el mar hace eso?
— No lo sé con certeza, pero yo creo que se pone furioso.
— Entonces, ¿no vamos a poder nadar en ese lugar?
— Si, cuando el mar este tranquilo podemos hacerlo, la idea es que lo conozcas. Y también vayas conociendo todos estos alrededores, y los pueblos antes de llegar a Cabo de Palos.
En ese momento, Janet se queda dormida repentinamente, cuando Joaquín hablaba.
El día siguiente, los rayos del sol golpean los rostros de Joaquín y de Janet, quienes se levantan inmediatamente.
Joaquín mira el camino, y luego le dice a Janet:
— Sigamos por el camino.
— Espera.
En seguida, Janet se baja del carruaje y orina entre unos matorrales.
De repente, se acercan dos carruajes a gran velocidad. Y Joaquín se preocupa, y le grita a Janet:
— ¡APURATE!
Los carruajes se detienen al lado del carruaje de Janet. Cuando un señor de edad, que anda junto a su esposa y siete militares, le dice a Joaquín:
— Buenas, ¿necesita ayuda?
Joaquín se pone nervioso, y le contesta:
— No, gracias por preguntar señor…
— Rafael López González, el nuevo gobernador de Castilla y León.
— Felicitaciones señor gobernador, que tenga usted y su señora un buen viaje.
— Gracias muchacho.
En ese instante, el gobernador se va hacia el pueblo de Pedraza, mientras Janet se sube a su carruaje, y le dice a Joaquín:
— ¿Quién era ese señor?, se ve que es importante.
— Es el nuevo gobernador de Castilla y león.
— Ah.
— Janet, eso no importa ahora… sigamos nuestro camino.
En ese momento, Janet y Joaquín continúan su largo viaje, hasta Cabo de Palos.
En el camino, Janet ve un árbol de manzana, y le dice a Joaquín:
— ¡Mira! Un árbol de manzana.
— Seguramente, el dueño debe de estar por este lugar.
— Joaquín, el pan se terminó y para seguir con este viaje, tenemos que comer algo.
— Tienes toda la razón.
En seguida, Joaquín se baja del carruaje y se sube al árbol de manzana, y le lanza tres manzanas a Janet, quien sin pensarlo dos veces se las da a comer a Bronce.
Joaquín sigue tirándole manzanas a Janet, hasta reunir catorce frutas, entre verdes y maduras. Para luego comerse dos cada uno y guardan las demás para el viaje.
En el Arca, Adal atiende a su esposa, quien tiene una terrible fiebre, y secándole la frente le expresa:
— Aguanta mujer, el medico viene en camino.
Fanny coge la mano derecha de su esposo, y le dice:
— No era necesario que hayas salido a buscar médico, esto es producto del cansancio…
— De todas formas, el medico tiene que verte.
Minutos más tarde, Vicente Rodríguez llega a casa de Adal, y toca la puerta en repetidas ocasiones. Cuando Adal abre la puerta, y le dice al médico:
— Qué bueno que llego, mi esposa lo necesita.
— Me perdonara la demora señor Adal, pero tenía muchas personas que atender.
— Entiendo, pero siga doctor, mi esposa se encuentra acostada en su habitación.
El medico atiende a Fanny durante quince minutos y como conclusión, dada su gran experiencia con las fiebres altas, Vicente camina a la sala y tranquiliza a Adal, diciéndole:
— No se preocupe señor, puede estar más tranquilo.
— ¿Qué tiene mi esposa?
— Nada, ella necesita mucho reposo.
Adal duda de lo que dice Vicente, y le expresa:
— ¿Y la fiebre?
— No es una fiebre mala, si fuera así señor… créame que la señora no pasaría de unos días.
— Entonces, ¿qué debo de hacer?
— Ya le dije señor, ella debe de estar varios días en reposo.
— Gracias doctor, aquí tiene su dinero.
Vicente recibe el dinero de Adal y antes de irse, le dice:
— Recuerde, su esposa solo necesita descansar.
— Gracias.
7:03 pm, Janet le da de comer a Bronce cuatro manzanas, mientras Joaquín mira en su alrededor, y le dice a Janet:
— Vamos bien, podemos descansar a la sombra de este árbol, ¿qué piensa?
Janet acaricia la cabeza de bronce, y le responde a Joaquín:
— Estoy pensando en mis padres, yo nunca había pasado varias noches fuera de casa… y me pregunto si esto va a valer la pena.
Joaquín se acerca a Janet y la abraza, diciendo:
— Yo te voy a mostrar algo que soñabas ver, no te arrepentirás de esto que estamos haciendo… mira que cuando hayas disfrutado de Cabo de Palos, volveremos a Pedraza.
Janet mira a los ojos de Joaquín, y le dice:
— ¿Me lo prometes?
— Si, yo también volveré a Pedraza, porque yo nunca te abandonare Janet.
En ese momento, Joaquín y Janet, se suben al carruaje, y hacen el amor.
Los días y noches pasaron, Joaquín y Janet llegan al pueblo de la Unión. Cerca de Cabo de Palos.
En ese lugar se abastecen en un establecimiento, donde venden mucha comida, y gracias a la última bolsa de dinero que lleva Joaquín, pudieron comprar comida.
En el camino hacia Cabo, Janet queda asombrada por todo el paisaje que ha visto desde que empezaron el viaje, y dice:
— Tenías razón, este viaje ha sido maravilloso.
— Y lo que te falta ver, espera ver el mar de mi pueblo.
— Estoy ansiosa por ver eso, y también quiero conocer a tu familia.
— La conocerás, creo que te vas a llevar muy bien con todos.
— Eso espero.
10:55 pm, Janet y Joaquín duermen abrazados dentro del carruaje, pero de repente, del cielo cae un diminuto meteorito, el cual ilumina un kilómetro a la redonda del lugar donde acampan…