UN MUNDO POR CONOCER

1293 Words
Joaquín queda mirando a Janet, y le dice: —    Janet, si seguimos parando así tan frecuentemente, vamos a tardar más. —    Tengo que restablecer las fuerzas de Bronce, porque está haciendo un sol inclemente. —    Bueno, descansemos un poco. En ese instante, Joaquín coge un pan y lo parte en dos, y la mitad se lo da a Janet, y la otra mitad se lo come él. Janet se come su mitad de pan y comienza a pensar en sus padres. Cuando Joaquín le dice: —    Estos panes están grandiosos, ¿tu mamá los hace? —    Si, pero de vez en cuando los hace mi padre y yo. Janet comienza a observar que viene un carruaje a toda velocidad, y se asusta bastante, y le dice a Joaquín: —    ¡Escóndete! Joaquín y Janet se esconden dentro de su propio carruaje. Cuando ven pasar a dos militares, que salían con mucho a fan de Pedraza. Bastante nerviosa, Janet le dice a Joaquín: —    Pensé que eran mis padres. —    Como podrían ser, si nos llevamos su carruaje… ¿te estas arrepintiendo? —    Quieres que te diga la verdad… —    Dime la verdad Janet. —    Si, me he arrepentido un poco, pero ya tomé una decisión, y no voy a echarme para atrás. —    Entonces, sigamos por nuestro camino. 8: 45 pm, En medio de la oscuridad, Janet detiene el carruaje y abraza fuertemente a Joaquín, y le expresa: —    ¿Cómo te acostumbras a andar en la oscuridad? —    No le temo a la oscuridad, y ahora que estoy contigo en este lugar, mucho menos. En ese momento, Janet mira el cielo y ve una gran cantidad de estrellas, y le expresa a Joaquín: —    Háblame del mar, ¿es así de extenso como el cielo? —    Si, el mar es muy extenso y misterioso. —    ¿Por qué misterioso? —    Muchas veces se traga embarcaciones completas, con olas de diez o más metros de altura. Janet se asombra de escuchar eso, y le dice a Joaquín: —    ¿Por qué el mar hace eso? —    No lo sé con certeza, pero yo creo que se pone furioso. —    Entonces, ¿no vamos a poder nadar en ese lugar? —    Si, cuando el mar este tranquilo podemos hacerlo, la idea es que lo conozcas. Y también vayas conociendo todos estos alrededores, y los pueblos antes de llegar a Cabo de Palos. En ese momento, Janet se queda dormida repentinamente, cuando Joaquín hablaba. El día siguiente, los rayos del sol golpean los rostros de Joaquín y de Janet, quienes se levantan inmediatamente. Joaquín mira el camino, y luego le dice a Janet: —    Sigamos por el camino. —    Espera. En seguida, Janet se baja del carruaje y orina entre unos matorrales. De repente, se acercan dos carruajes a gran velocidad. Y Joaquín se preocupa, y le grita a Janet: —    ¡APURATE! Los carruajes se detienen al lado del carruaje de Janet. Cuando un señor de edad, que anda junto a su esposa y siete militares, le dice a Joaquín: —    Buenas, ¿necesita ayuda? Joaquín se pone nervioso, y le contesta: —    No, gracias por preguntar señor… —    Rafael López González, el nuevo gobernador de Castilla y León. —    Felicitaciones señor gobernador, que tenga usted y su señora un buen viaje. —    Gracias muchacho. En ese instante, el gobernador se va hacia el pueblo de Pedraza, mientras Janet se sube a su carruaje, y le dice a Joaquín: —    ¿Quién era ese señor?, se ve que es importante. —    Es el nuevo gobernador de Castilla y león. —    Ah. —    Janet, eso no importa ahora… sigamos nuestro camino. En ese momento, Janet y Joaquín continúan su largo viaje, hasta Cabo de Palos. En el camino, Janet ve un árbol de manzana, y le dice a Joaquín: —    ¡Mira! Un árbol de manzana. —    Seguramente, el dueño debe de estar por este lugar. —    Joaquín, el pan se terminó y para seguir con este viaje, tenemos que comer algo. —    Tienes toda la razón. En seguida, Joaquín se baja del carruaje y se sube al árbol de manzana, y le lanza tres manzanas a Janet, quien sin pensarlo dos veces se las da a comer a Bronce. Joaquín sigue tirándole manzanas a Janet, hasta reunir catorce frutas, entre verdes y maduras. Para luego comerse dos cada uno y guardan las demás para el viaje. En el Arca, Adal atiende a su esposa, quien tiene una terrible fiebre, y secándole la frente le expresa: —    Aguanta mujer, el medico viene en camino. Fanny coge la mano derecha de su esposo, y le dice: —    No era necesario que hayas salido a buscar médico, esto es producto del cansancio… —    De todas formas, el medico tiene que verte. Minutos más tarde, Vicente Rodríguez llega a casa de Adal, y toca la puerta en repetidas ocasiones. Cuando Adal abre la puerta, y le dice al médico: —    Qué bueno que llego, mi esposa lo necesita. —    Me perdonara la demora señor Adal, pero tenía muchas personas que atender. —    Entiendo, pero siga doctor, mi esposa se encuentra acostada en su habitación. El medico atiende a Fanny durante quince minutos y como conclusión, dada su gran experiencia con las fiebres altas, Vicente camina a la sala y tranquiliza a Adal, diciéndole: —    No se preocupe señor, puede estar más tranquilo. —    ¿Qué tiene mi esposa? —    Nada, ella necesita mucho reposo. Adal duda de lo que dice Vicente, y le expresa: —    ¿Y la fiebre? —    No es una fiebre mala, si fuera así señor… créame que la señora no pasaría de unos días. —    Entonces, ¿qué debo de hacer? —    Ya le dije señor, ella debe de estar varios días en reposo. —    Gracias doctor, aquí tiene su dinero. Vicente recibe el dinero de Adal y antes de irse, le dice: —    Recuerde, su esposa solo necesita descansar. —    Gracias. 7:03 pm, Janet le da de comer a Bronce cuatro manzanas, mientras Joaquín mira en su alrededor, y le dice a Janet: —    Vamos bien, podemos descansar a la sombra de este árbol, ¿qué piensa? Janet acaricia la cabeza de bronce, y le responde a Joaquín: —    Estoy pensando en mis padres, yo nunca había pasado varias noches fuera de casa… y me pregunto si esto va a valer la pena. Joaquín se acerca a Janet y la abraza, diciendo: —    Yo te voy a mostrar algo que soñabas ver, no te arrepentirás de esto que estamos haciendo… mira que cuando hayas disfrutado de Cabo de Palos, volveremos a Pedraza. Janet mira a los ojos de Joaquín, y le dice: —    ¿Me lo prometes? —    Si, yo también volveré a Pedraza, porque yo nunca te abandonare Janet. En ese momento, Joaquín y Janet, se suben al carruaje, y hacen el amor. Los días y noches pasaron, Joaquín y Janet llegan al pueblo de la Unión. Cerca de Cabo de Palos. En ese lugar se abastecen en un establecimiento, donde venden mucha comida, y gracias a la última bolsa de dinero que lleva Joaquín, pudieron comprar comida. En el camino hacia Cabo, Janet queda asombrada por todo el paisaje que ha visto desde que empezaron el viaje, y dice: —    Tenías razón, este viaje ha sido maravilloso. —    Y lo que te falta ver, espera ver el mar de mi pueblo. —    Estoy ansiosa por ver eso, y también quiero conocer a tu familia. —    La conocerás, creo que te vas a llevar muy bien con todos. —    Eso espero. 10:55 pm, Janet y Joaquín duermen abrazados dentro del carruaje, pero de repente, del cielo cae un diminuto meteorito, el cual ilumina un kilómetro a la redonda del lugar donde acampan…
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