ETERNOS

HISTORIAS QUE DUELEN

Una semana después, Killand se recupera con los buenos cuidados de Janet y Margot.

Zafiro trae a Mateo al Arca. Y presenta a su amigo a Janet.

Con gran resentimiento hacia Janet y a Killand, Abu busca la manera de cómo hacerles daño acercándose al Arca.

Janet le compra ropa a Killand y lo viste como todo un caballero, para luego pasear con él por el castillo. Y varias partes atractivas de Pedraza.

En la calle, Fernanda y Marta ven a Janet junto a Killand en el carruaje, y se sorprenden demasiado. Cuando Marta le dice a Fernanda:

—   ¿Viste lo mismo que yo?

—   Si, pero no lo creo… como Janet que es la mujer más rica e importante de Pedraza, anda de un lado para el otro con un esclavo…

Luego de un día en que disfrutaron de salir por fuera del Arca, Janet y Killand van de nuevo a la quebrada, y se sientan hablar.

Manuel y todos los demás, siguen sembrando trigo, maíz y verduras en las tierras que quedaron con grandes daños después de la helada.

En ese momento, Saud se detiene en su labor de sembrado, y le dice a Naina:

—   ¿Sabes a donde se fue Killand y la señorita?

—   Eso a ti no te importa Saud, sigue sembrando.

—   Solo tenía curiosidad.

Morati ve a su hija muy molesta, y le expresa:

—   ¿Te pasa algo?

—   ¿Por qué?

—   Porque te veo haciendo las cosas de mala gana, así no puedes sembrar.

—   Déjame tranquila.

Ashanti deja de sembrar y se va a sentarse lejos. Cuando Nassoumi se acerca, y le dice:

—   Sin querer escuche todo… ¿me quieres contar a mí que es lo que te sucede?

—   Janet y Killand están más juntos que nunca, eso a mí me duele… yo estoy enamorada de Killand, pero él se fijó en Janet… ¿ella es más bonita que yo?

—   Eso no te lo voy a responder, lo que si te voy a decir; es que eres mucha mujer. Para estar sufriendo por un hombre… ten paciencia, solo ten paciencia.

En la quebrada, Janet es recostada en el pecho de Killand, y le dice:

—   Es gracioso.

—   ¿Qué te causa gracia Janet?

—   Que llevamos meses de conocernos, y no sabemos el uno del otro de sus orígenes, por ejemplo… ¿de dónde vienes y quienes son tus padres?

Killand se pone un poco triste, y le dice a Janet:

—   Es una historia que no quisiera contar.

—   Joaquín, saca eso que tienes por dentro, mira que yo también tengo un pasado que no creo que alguien lo haya vivido.

—   Bueno… Mi padre se llamaba Abdalla. Y era el jefe de la tribu Bohee… mi madre se llamaba Mirka. Y como toda madre de esa tribu, sobre protegía a sus hijos a un punto excesivo.

Janet se sonríe un poco, y le dice:

—   Casi todas las madres hacen lo mismo.

—   Si, pero mi madre era especial.

—   ¿Cómo se llama el país de dónde vienes?

—   Nosotros le llamamos Kavec-Andda.

—   ¡Oh! Se escucha extraño, ¿qué significa eso?

—   Esa es la lengua de la tribu Bohee, y Kavec-Andda significa Valle hermoso.

—   Aaaah.

—   Era un lugar agradable donde los padres entrenaban a sus hijos para la caza, teníamos que convertirnos en grandes cazadores. Para pasar la primera regla… eso fue fácil para mí, me volví en el mejor cazar, aún más que mis hermanos.

Janet mira a Killand, y le dice:

—   ¿Tienes hermanos?

—   Claro que si… ellos son Wenbele y Balle.

—   ¿Y dónde están ahora?

—   Esa es la parte que no quiero contar, pero…

—   ¿Están muerto?

—   Mis padres si, mis hermanos no se… todo ocurrió por el estallido de una guerra de clanes de otros países, los cuales fueron entrando a Kavec-Andda. Arrasando con todo a su paso, ellos eran más que nosotros… mis padres junto con otros, no pudieron escapar…

—   Ya no cuentes más Joaquín, fue suficiente.

Killand se reincorpora emocionalmente, y le dice a Janet:

—   ¿Y tú?... ¿qué historia tienes?

—   Mi historia es diferente a la tuya, pero con el mismo dolor, a mí también me mataron a mis padres.

—   ¿Sabes quién fue?

—   Si…

—   ¿Quién?

—   Fue… fue…

—   ¿Qué sucede Janet? ¿Por qué no me quieres decir quien mato a tus padres?

—   Fue un desgraciado que le di la confianza de entrar en mi vida y lo que hizo fue destruirla. Quitándome a los seres que más quería… nunca lo perdonaré.

—   ¿Y eso cuando paso?

Janet le miente a Killand, diciéndole:

—   Hace unos años, mi papá se llamaba Adal y mi mamá Fanny… yo vivía feliz ayudando hacer pan y queso, también ordeñaba y sacaba el trigo.

Killand se sorprende, y le expresa a Janet:

—   ¿Cómo le hacías?, tus tierras son inmensas.

—   Pues yo alcanzaba para lo que había en ese tiempo… mis padres y yo.

—   Oh, Janet, somos dos huérfanos enamorados.

—   ¿Qué tan enamorado estas de mi Joaquín?

—   Mucho, de aquí hasta el cielo y mucho más, si se puede.

Janet se sonríe, y le dice a Killand:

—   No exageres.

—   No lo hago, mi amor por ti es gigantesco, no cabe en mi corazón… yo te amo.

En ese instante, Janet y Joaquín se besan apasionadamente.

Minutos más tarde, Janet va hacia la casa y ve a Zafiro sentada cerca de la puerta, y le dice:

—   ¿Estás pensando en tu amigo Mateo?

—   No, estaba pensando en ustedes dos con Killand.

—   ¿Y que estabas pensando hija?

—   En que ustedes dos no hacen mal pareja, se ven bien.

—   ¿Eso crees?

—   Si, solo le falta que le enseñes bien a escribir y a leer, y será todo un caballero.

Janet toca la cabeza de Zafiro, y le dice:

—   Estas muy amable, ¿será que quieres algo?

—   Bueno, sí.

—   ¿Qué quieres Zafiro?

—   Quiero visitar a Mateo, ¿me dejas?

—   Claro que sí, pero debes ir acompañada.

—   Quiero ir sola, yo me conozco el camino.

—   No, vas acompañada o no sales del Arca… recuerda que no me puedo confiar en estos momentos… más bien, hay que buscar la manera para que el venga otra vez a visitarte.

—   Está bien.

Mientras Janet y Zafiro hablan afuera de la casa. Alguien las ve desde lejos.

En ese momento, Zafiro le dice a Janet:

—   Mateo y su padre tienen una historia muy triste, y yo quiero ayudarlos.

—   Eres una jovencita de buen corazón…

En ese preciso momento, Facundo le dice a Janet y a Zafiro:

—   Buenas, señoritas.

Janet le responde:

—   Buenas Facundo, ¿ya terminaron de sembrar?

—   No, todavía nos falta mucho, creo que nos llevará más de dos días…