El día siguiente, Alejandro abre la puerta del hospital. Y al ver todo tranquilo, cierra la puerta, y le dice a Janet:
— Creo que ya podemos irnos.
— Todavía hay pacientes por atender.
— Está bien, pero cuando terminemos iremos a casa.
— Alejandro es mejor que vayas a la casa y veas como esta Laura. Y de paso me traes mi espada, ¿puedes hacer eso?
Alejandro le da un beso a Janet, y le dice:
— Si, ya vuelvo.
En ese momento, Alejandro se va del hospital, mientras Janet va a donde está descansando el médico, y le dice:
— Parece que todo está bien y las personas se calmaron.
El medico se levanta de la silla, y le dice a Janet:
— Busquemos algo de comer y sigamos.
Janet mira a David con mucho recelo, pero vence el miedo de volverlo a ver como su padre y toca su pulso, diciéndole al médico:
— ¡David ha muerto!...
En el cuartel militar, el comandante observa a más de ciento tres hombres reclutados. Y luego se acerca a varios militares, y les dice:
— ¿Estos son todos? ¿Acaso no pudieron traer más?
Uno de los militares que tiene una herida en la mano, le responde al comandante:
— Señor estábamos en eso de traer más hombres y experimentados, pero un sujeto llamado Johan casi nos acaba, realmente es muy bueno con la espada.
De inmediato, el comandante lo toma por el cuello, y le dice:
— ¡Búsquenlo!
— Si señor.
Minutos después, Alejandro entra a su casa, y dice:
— Mamá… ¿dónde estás?
En ese momento, Laura y Pedro salen de una habitación, y sorprenden a Alejandro, quien dice:
— Don Pedro, ¿usted que hace aquí?
De inmediato, Laura le dice a Alejandro:
— No es lo que tú estás pensando.
Pedro también le dice a Alejandro:
— Hijo, solo me estaba escondiendo de los militares.
Alejandro le dice a Pedro:
— Con todo respeto, pero no les creo nada, de todo caso, ustedes son adultos y yo no soy quién para decirles que está bien y que está mal.
Laura se enoja con Alejandro, y le dice:
— Oye, oye, respétame… en la memoria de Jacob y de mi querida madre, que no he hecho nada que deba arrepentirme, espero una disculpa de tu parte.
Pedro también le dice a Alejandro:
— Nosotros además de ser socios en el café, somos amigos, así que cree en lo que dice tu madre y yo.
De inmediato, Alejandro les dice:
— Discúlpenme, es que con todo lo que está pasando… esperen, tengo que buscar algo en mi habitación.
Al ver que Alejandro va a su habitación, Pedro aprovecha el momento y le expresa a Laura:
— Parece que se creyó todo.
— Haz silencio.
Alejandro coge la espada de Janet y sale de su habitación. Cuando su mamá le dice:
— ¿A dónde vas con eso?
— Esto es para Janet.
Laura se acerca a su hijo, y le dice:
— ¿Pudiste convencerla?
— No, Janet no quiere vivir más en este lugar, yo estaré con ella a donde quiera estar…
En ese momento en la casa de Manolo, Fernando hace citar a todos los adinerados de la ciudad. Para hacer un frente común a lo que está pasando.
En ese instante, Fernando escribe una carta con múltiples quejas contra los militares, y luego le dice a Luis, Manolo y Rodolfo:
— Cojan la pluma y firmen, esto se lo enviaremos al rey como queja a todo lo que han hecho los militares en Valencia.
Luis le dice a Fernando:
— ¿Piensas presionarlo con los impuestos de la ciudad?
Fernando los mira a todos, y luego le responde a Luis:
— Porque no, pero para eso tengo que contactarme con el gobernador, y tu Rodolfo me vas ayudar con eso.
Rodolfo cruza sus manos, y dice:
— No creo que el gobernador se ponga en contra del rey, es mejor presionar que está al frente de todo y que se aprovecha que casi todos de alto nivel están en batalla en Portugal.
Manolo le dice a Fernando y a Luis:
— Hagan caso a Rodolfo, por los impuestos el rey es capaz de colgarnos a todos…
Fernando revisa las firmas de todos, y luego dice:
— Entonces que, ¿le vamos al rey o solucionamos nosotros acá y nos vamos con todo contra el comandante?
De inmediato, Luis, Rodolfo y Manolo, dicen:
— ¡El comandante!
Casa de Laura, en pleno amorío con el socio y amigo de Alejandro, Laura mira a Pedro a los ojos, y le dice:
— Si mi hijo nos viera en esto…
— Hay que pensar en decirle lo que está pasando. Y yo pensé mejor, tu hijo merece que le digamos la verdad.
— No, de ninguna manera, Alejandro se pondrá furioso. No te confíes de lo que dijo.
— ¿Por qué? Tú tienes derecho de rehacer tu vida… Jacob está muerto hace mucho tiempo.
— Pero mi hijo todavía sigue extrañándolo.
— Eso es normal.
— Alejandro piensa que alguien se puede acercar a mí por mi dinero.
En ese instante, tocan la puerta y Laura se asusta. Y le dice a Pedro:
— Alejandro se devolvió.
Pedro se desaparta de Laura, y le expresa:
— No te asustes y pregunta antes de abrir.
De inmediato, Laura se acerca a la puerta, y dice:
— ¿Quién es?
Al ver que nadie contesta, Laura se arriesga y abre la puerta. Cuando ve a Fabián, y le dice:
— ¿Tu otra vez?...
Fabián se da vuelta, y le expresa a Laura:
— Buenas señora.
— Buenas Fabián, ¿qué haces otra vez en esta casa?
— Pasaba por aquí. Y vine a ver como estaban después de lo vivido ayer.
— Estamos bien, y si estas con el pretexto de buscar a Janet, pues déjame decirte que ella no va a vivir más aquí.
Fabián se indispone un poco, y le dice:
— ¿Cómo así?
— Como lo oye, así que no tiene nada que hacer ni buscar en esta casa, con su permiso…
De inmediato, Laura cierra la puerta. Cuando Fabián se sube a su carruaje y se pone a buscar a Janet.
En el concejo de la ciudad, Fernando se encarga de hablar con las demás personas de poder en la ciudad. Y los convence de poner orden y de limitar el actuar de los militares…