Pov. Demon Sus ojos se llenaron de lágrimas y los míos tiraban fuego mientras intentaba sacar mis manos de su cuello. Sentí sus golpes en mis brazos y la apreté con más fuerza. — Más te vale que me digas qué carajo me disté —apreté más —, porque te juro que te mato, Mandy. — Me estás haciendo daño Demon. Su voz salió entre cortada, sus ojos llorosos seguían dando directo en los míos mientras la veía cambiar de color. Las ganas volvieron más fuerte y apreté los dientes. Sentía el calor subiendo por mi columna, como todas las sensaciones se aglomeraban en mi vientre para enviar una descarga directo a mi falo. Gruñí frustrado y la imagen de Valentina en la mesada de casa llegó, un sonido ronco abandono mi garganta con necesidad. — Puedes pelear, pero terminaras follando conmigo.