Al terminar de recordar los rudos eventos de nuestra primera vez enfrentando a la alta sociedad neoyorkina en una gala, una voz me obliga a aterrizar, es Blue que me apura.
― Amor, ¿te piensas a quedar a vivir frente al espejo?
― No amor, perdón, me quede pensando en la primera vez que fuimos a una gala.
― Por favor no me lo recuerdes, fue asqueroso, aún tengo pesadillas con esos eventos.
― Entonces… ¿nos quedamos los dos en casa o vamos al evento?
― Ganas no me faltan de quedarme, pero tenemos que ir.
― ¿está segura? – le miro a los ojos rogando que por una vez acepte.
― Carlos, siempre me haces la misma pregunta, cuatro años asistiendo juntos por lo menos una vez cada quince días en diferentes partes del mundo, ya es para que te acostumbraras – me reprocha.
― Ya
