Todo me daba vueltas y no solo por la alta velocidad a la que Cameron conducía. Sino por lo que había en mi sistema. Me sujetaba a lo que podía, pero llegue a un punto en el que solo dejé que mi cuerpo cayera, a donde sea, solo que fuera a donde tenía que ir, porque yo ya no podía poner resistencia. Sentí que aquello subía por mi estómago, se detenía en mi garganta y luego hacía presión en mi boca, mis labios se separaron, dejando salir todo eso. Comencé a vomitar sin parar. Cameron murmuró algo, soltó varias maldiciones con tono enojado, yo no le presté atención, solo escuchaba el sonido grotesco de mis vómitos, las arcadas y aquel olor que comenzaba a inundarse en el coche, a esparcirse por todo lados. Sentí que me sacaban todo, pero aún quedaba más. Seguí vomitando al menos por d