Capítulo 2: A la habitación con el Lobo

1445 Words
Capítulo 2: A la habitación con el Lobo Quiero llegar a la habitación. Nunca me sentí tan emocionada y excitada como para ir a la habitación de alguien que acabo de conocer solo porque es lindo, tiene dinero y me atrae. Es emocionante. No hablamos mientras me conduce a su habitación. Es una suite. Sabía que lo sería. El suelo de la sala tiene suficientes metros cuadrados como para celebrar una fiesta. La nunca tocada cocina podría dar cabida a toda una empresa. No necesitamos todo este espacio, pero encuentro este exceso oscuramente encantador y excitante. Creo que todo me parece excitante. Lo oigo cerrar la puerta y mis ojos se mueven hacia las puertas francesas a mi derecha. No tengo que preguntar para saber a qué tipo de habitación me dirige. Tengo la sensación de él caminando tras de mí ahora. Puedo sentir su calor y me pongo tensa esperando su contacto. Pero no viene. En su lugar, lleva su boca a mi oreja. —Ponte cómoda —dice, su voz baja una octava agregando: — Quítate algo. Me volteo hacia él encontrándome con sus ojos grises oscurecidos. Por medio segundo recuerdo que de hecho tengo novio, y que esto es una aventura de una noche porque nunca he estado con nadie más, no lo he recordado desde que pisé las Vegas y lo peor es que no tengo remordimiento de conciencia. Ni peso de que es una traición. Solo una noche... Diría Grecia que necesitaba experimentar esto antes de casarme con el mismo hombre que conocí toda mi vida y que ella califica como insípido. —Como tus tacones —continúa—. Ponte cómoda. Exhalo un suspiro que no sabía que tenía contenido. Pero no estoy segura. Ni de él, ni de mí misma. Manteniendo mis ojos en los suyos, me siento con tranquilidad en una silla. Se arrodilla delante de mí y sus dedos suavemente rozan mis tobillos mientras desabrocha las pequeñas y delicadas hebillas pequeñas de mis tacones. Mis piernas están apretadas. No estoy lista para mostrarle mi mundo o... mi cosita. Todavía no. Pero mientras salen mis zapatos, sus manos se mueven lentamente hacia mis pantorrillas, rodillas, la parte exterior de mis muslos. Una vez más, el aire que había inhalado se queda atrapado en mi pecho mientras olvido momentáneamente cómo respirar. Esta falda del vestido es tan corta, sus manos siguen llegando más arriba y ni siquiera han alcanzado el dobladillo... hasta que lo hace y lo empuja aún más alto... No lo detengo, de hecho quiero que continúe, pero entonces, de repente se detiene. Abro los ojos y él se levanta diciendo: —Voy a servirnos un poco de whisky. Afirmo con la cabeza, tampoco quiero parecer desesperada. Él vuelve rápidamente con las bebidas pero no soy capaz de tomar nada, la tomo por cortesía. La sonrisa del lobo se ensancha mientras coloca el vaso en mi mano. —Salud. Tomo un sorbo del whisky y luego otro, está bueno. Me siento mejor, menos nerviosa. Miro que él no toma. —¿Vas a tomar algo? —pregunto. —Claro que sí. Toma de su vaso y me lo derrama por el escote del vestido, me dejo, me gusta lo que juega, siento que es un sueño solo por esta noche donde estoy dispuesta a todo. Ahogo y jadeo cuando siento que mis pezones se endurecen a medida que se acerca a ellos, rogándoles que llegue más allá. Él responde probando las gotas de whisky en mi piel, ligeros besos llenos con calor, sus manos están ahora en mis caderas. Estoy respirando de nuevo, pero cada respiración es superficial mientras lucho por mantenerme quieta. Levanta el vaso de Whisky de nuevo y se lo lleva a mis labios, inclinándolos un poco para que el sabor ahumado gotee sobre mi lengua. Mi cuerpo y mi mente ya no están respondiendo. Siento que separa mis piernas, sólo un poco al principio, pero a medida que empuja el vestido más y más, le animo incrementando el acceso. De nuevo baja su boca hasta el frío sendero de Whisky en mi piel, no me importa estar bañada en licor si él me lo lame, lo observo cuando para la lengua por mis piernas y me mira mientras acaricia la tela. Lo veo sonreír, una sonrisa que parece malvada y osada, me gusta, me atrae, parece todo un lobo feroz. —Pide lo que quieres —dice, y su dedo se engancha alrededor de la cintura de mis bragas. Está tan cerca de mi centro de deseo que solo necesito que me toque, estoy más húmeda que un mar y esto nunca me había pasado antes. —Pide —dice de nuevo. —Por favor, hazlo —murmuro sintiéndome fuera de mí, nunca había dicho guarradas. —No es lo suficientemente bueno. —dice— Pide. —Quítame las bragas —digo sintiendo mis mejillas arder. —Más alto, por favor. —pide. Vacilante, levanto mis ojos a los suyos. Puedo ver la chispa de travesura bailando allí y me hace sonreír en complicidad. Llenandome de empoderamiento y dejando a un lado la verguenza abro las piernas y digo: —Por favor, quítame las bragas, Lobo, devórame. Su sonrisa coincide con la mía. La pieza es arrancada de mi cuerpo y para cuando llego a saber lo que está pasando, siento la leve punzada del whisky contra mi clítoris inmediatamente seguido por el fuerte calor de un beso allí, un beso entregado a mi esencia. Su boca me hace cosquillas y se burla. Gimo y agarro con fuerza el asiento debajo de mí. Siento su dedo tocarme suavemente mientras continúa lamiendo y probando, primero suavemente, luego con una presión más firme, a una velocidad más rápida. Su lengua danza por cada terminación nerviosa, con solicitudes implacables. Gimo y lanzo mi cabeza hacia atrás mientras el orgasmo llega fuerte y rápido. Pero no tengo tiempo para orientarme. Él me hala de un tirón sobre mis pies. No necesita buscar la cremallera oculta del vestido, simplemente sabe por instinto dónde se encuentra y me la quita. Ah, joder, esto sí que me gusta mucho. Él se separa para quitar su propia camisa. Su torso esta fuerte y ejercitado, pero que guapo que está, de repente tira de mí hacia él y puedo sentir lo que le he hecho. Su erección presiona contra mi estómago. Jadeo mientras siento sus dedos empujar dentro de mí. Primero uno, luego dos. Juega conmigo, acariciando y probando, mientras me estremezco. Trato de desabrochar sus jeans, pero mis manos tiemblan. Me voy a venir otra vez, aquí, de pie, apretada contra él. Me encanta, quiero más. De repente me pega de la pared mientras sigue masturban,dome, y entonces me estremezco sintiendo lo rico de mi segundo orgamo que me da. Él sabe lo que hace. Me gusta como me lo hace. De repente logro desabrochar sus jeans. Y mientras le quito las ropas restantes, es mi turno para quedarme mirando la bestia que se guarda, es enorme, está erecto. Lo toco, está caliente y palpitante, él se aprieta contra mí, quiero que me lo meta ahora. Definitivamente no m siento yo, nunca había sentido placer en el sexo. —Fóllame —le susurro. —Claro que sí —dice con la respiración agitada. Me toma del culo y me alza, yo envuelvo mis piernas al rededor de sus caderas. Y entonces empuja dentro de mí, una y otra vez rápido, mi espalda presionando de la pared, joder, como me gusta. Le siento todo, es enorme. Me llena con una energía fuerte, me sostiene las piernas mientras continúa, inclino mi cabeza y muerdo mis labios echando mi cabeza hacia atrás. Quiero devorarlo al lobo. De repente camina conmigo a la cama y me tumba para ahora verme de frente mientra me alza las piernas y vuelve a entrar, mis caderas no dejan las suyas. El orgasmo me llama, está cerca. Me enloquece. Tiene las manos en mis pechos, pellizcando mis pezones antes de pasar a la parte baja de mi espalda. Que patetica debía de verme al no haberme enterado que el sexo se disfrutaba. Es el último pensamiento inteligible que tengo antes de que me lleve al borde de nuevo. Siento sus hombros tensarse bajo mi mano y luego clava mis brazos sobre mi cabeza, restringiéndome físicamente mientras mi éxtasis ya no puede retenerse más y me corro sin más. Me quedo barrida, y entonces él también se corre fuera de mí y me quedo con una sonrisa mirando el techo de la habitación de hotel. Me había follado a alguien que acababa de conocer y vaya que me gustó.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD