CAPÍTULO 4

1944 Words
CHRISTIAN Al levantar la cabeza y mirarla me doy cuenta de que sigue igual de sexy y provocativa que siempre. Al parecer los años no la han cambiado físicamente. Esta trae puesto un vestido rosa ajustado al cuerpo, unos tacones negros y su cabello castaño suelto. Cuando me levanto del sofá, esta me mira sorprendida de pies a cabeza, ya que la última vez que nos vimos me vio en una silla de ruedas. Recuerdo que ese día fue cuando firmamos los papeles del divorcio. - Hola Christian. Necesito hablar contigo – me dice algo nerviosa y yo miro a Fernando. - Yo me voy a ver si ya puso el gallo – dice este agarrando sus llaves antes de irse y dejarnos solos en su departamento. - Me imagino que no te esperabas volver a verme de pie, ya que creíste lo que los doctores te dijeron, eso de que no iba a volver a caminar – le digo. - Christian perdóname. Yo no podía. Lo que paso fue un golpe terrible para mí – me dice acercándose a mí. ¡¿Qué?! ¿Cómo se atreve a decirme eso si el que llevo el golpe fui yo y no ella? - Qué suerte que el accidente fue antes de que nos casáramos por la iglesia, porque si llega a ser después ya habrías jurado ante Dios estar conmigo en la salud y en la enfermedad – le digo riéndome irónicamente al final. - Perdóname Christian. Per… - ¡¿Perdóname?! – digo en tono de pregunta interrumpiéndola – ¿Crees que con eso todo queda olvidado? - Yo sé que no – me dice llorando – Pero por favor entiende que no todos somos tan fuertes como tú. Cuando los doctores me dijeron que no volverías a caminar, lo primero que se me vino a la cabeza fue que no podía seguir casada con alguien… - ¿Con alguien que qué? – le pregunto interrumpiéndola – ¿Qué no era un hombre completo? - Acepto que no supe manejar la situación – me dice mientras toca su frente con su mano derecha – Pero luego fuiste tú el que prohibió que yo o cualquiera de mi familia entrara a la hacienda. - Pues la prohibición sigue en pie – le digo en un tono serio. - Christian, por favor no seas rencoroso – me pide mientras niega con su cabeza. - Fernando me dijo que le preguntaste donde estaba porque te urgía hablar conmigo. ¿Qué quieres de mí ahora? ¿Inquietarme? – le pregunto para terminar con esta conversación. - No. No. Yo te estoy buscando por un asunto de la tequilera de mi padre – me dice nerviosa. - ¡¿Qué dijiste?! – le pregunto incrédulo. - Yo más bien… Quise decir – me dice más nerviosa que antes. - Otra vez me decepcionas Lorena. ¡OTRA VEZ ME DECEPCIONAS! – le grito furioso mientras me acerco a ella – Cuando tuve el accidente solo pensaste en ti, ¿sabes? Y después de tres años sigues igual. Me estabas buscando por el negocio de tu padre. Eres una egoísta. No te quiero volver a ver jamás. ¡LÁRGATE! – le grito furiosos mientras esta llora y me mira con miedo, ya que nunca antes le había gritado. Lorena se merece el peor de los castigos por lo que me hizo y yo sé que no soy quién para juzgarla, pero lo que más me duele de todo esto es que si hubiera sido al revés, yo si me hubiera quedado a su lado para ayudarla y darle todo mi apoyo y amor. - Por favor Christian. Escúchame – me pide con desesperación – Si vine a buscarte fue también porque… - ¿Qué? – le pregunto interrumpiéndola – ¿Estabas preocupada por mí? Después de dos años y medio quisiste saber cómo estaba – le digo con ironía. - Pero es que… - Desaparécete de mi vista antes de que se me olvide que eres una mujer – le digo apretando mis dientes antes de que esta se vaya dejándome solo en el departamento de Fernando. … Después del encuentro con Lorena me regresé a la hacienda y me enceré en mi despacho a revisar algunos asuntos relacionados con la hacienda, mientras buscaba el contrato que tengo con la Tequilera del Sureste para comparar la oferta que me hizo la Tequilera Honor, encontré la única foto que guardé de mi boda con Lorena y la cual ya no recordaba que la tenía guardada. Ahora que veo la foto no siento nada, solo decepción de no haberme dado cuenta antes de la clase de mujer que es. De repente escucho unos golpes en la puerta que me sacan de mis pensamientos. - ¿Puedo pasar hijo? – me pregunta Panchita desde la puerta. - Claro – le digo. - Ya la cena está lista. ¿Vamos a cenar? – me pregunta acercándose a mí. - Sí, pero antes te quiero mostrar algo – le digo antes de enseñarle la foto. - No sé para qué te busco. Lo único que hizo fue abrirte la herida de nuevo – me dice con dolor y algo de odio en su voz. Le conté sobre el encuentro que tuve con Lorena y lo del error con las muestras antes de encerarme en el despacho a trabajar porque se dio cuenta de que algo me había pasado al verme tan alterado. - No viejita. Ahora que vi de nuevo a Lorena… Me di cuenta de que perdí muchos años de mi vida por una mujer egoísta – le digo dejando la foto encima del escritorio. - ¡Christian! ¿Hablas en serio? – me pregunta sorprendida. - Sí. No ha cambiado – le digo mientras busco el encendedor – Se acabó para siempre – digo antes de quemar la foto – ¿No me vas a decir nada viejita? - Me da mucho gusto lo que dices hijo. Tú sabes cuánto odio a Lorena por lo que te hizo – me dice mientras la foto es consumida por el fuego. - ¡Pues mira! Ya se terminó. - Pero no basta con quemar una foto. Te tienes que sacar a esa mujer del corazón y buscar a alguien que si te valore – me dice mientras un par de lágrimas se le escapan. - Hace mucho tiempo que Lorena no está en mi corazón – le digo con seguridad provocando que esta me sonría. 2 meses después. Estoy furioso, llevo dos meses buscando a esa mujer sin descanso alguno para averiguar si está embarazada de un hijo mío o no y no he tenido ni una noticia. Es como si se la hubiera tragado la tierra. La Dra. Solozábal y el hospital me pidieron que les diera algo más de tiempo para encontrarla y se los di, pero mi paciencia está llegando a su límite y si para la próxima semana no han dado con ella los voy a denunciar. - ¿Por qué no te olvidas de todo esto? Existe la posibilidad de que la inseminación no haya funcionado y esa mujer no este embarazada – me dice Fernando. - No puedo olvidarlo carnal. Entiéndeme por favor. Necesito encontrar a esa mujer para poder quitarme, esta duda que me está carcomiendo el alma – le digo con desesperación. - Está bien. Ya no te voy a volver a insistir con lo mismo otra vez, pero por el día de hoy deja de pensar en eso y concéntrate en lo de esta noche, ¿sí? – me pide. Se estarán preguntando de qué está hablando Fernando, ¿no? Pues resulta que, al día siguiente de mi encuentro con Lorena, me llamo el presidente de la compañía discográfica Emy para ofrecerme un contrato con ellos, el cual acepte y llegamos al acuerdo de que anunciaría mi regreso en los Premios de la Música del Pueblo con la presentación de dos canciones. Una la compuse yo y la otra la compuse junto a un artista al que admiro mucho, pero la verdad es que con todo lo que está pasando no he tenido tiempo para pensar en ello. - Voy a tratar, pero no te prometo nada – le digo y este asiente en respuesta. - Por cierto, me dijeron los muchachos que tu sorpresa llego y que tenemos que ir a ensayar para que nada salga mal esta noche – me dice. - Bueno, entonces vamos – le digo levantándome del sofá antes de que suene mi teléfono. Inicio de llamada. - Bueno – digo contestando la llamada. - Buenos días, Señor Lobo. Soy la Dra. Solozábal y lo llamo porque le tengo buenas noticias – me dice con alegría. - ¿La encontraron? – le pregunto inmediatamente. - Sí – me dice provocando que suelte un suspiro de alivio. - Por fin. ¿Dónde está? – le pregunto con curiosidad. - Está aquí en el hospital. Según me informaron, vino porque se sentía mal – me dice causando cierta preocupación en mí. - Voy inmediatamente para el hospital. Por ningún motivo dejen que se vaya hasta que yo llegue – le digo antes de colgar. Fin de la llamada. - La encontraron carnal, me tengo que ir para el hospital de inmediato – le digo. - Te acompaño – me dice y yo asiento en respuesta. Nos subimos a la camioneta y pongo rumbo al hospital. El camino se me hizo eterno a pesar de que solo tardamos quince minutos en llegar. Nada más entrar en el hospital en la recepción veo a la Dra. Solozábal. - Buenos días, Señor Lobo – me dice esta al verme. - Buenos días. ¿Dónde está Najwa? – le pregunto. - Está en mi consultorio con su padre, pero necesita saber algo antes de que la vea – me dice evitando que yo vaya a su consultorio. - ¿De qué se trata? – le pregunto con curiosidad. - Najwa está embarazada – me dice y mi corazón empieza a latir como el de un potro desbocado. - ¿Está segura? – le pregunto. - Sí. Acabo de ver el resultado de las muestras de sangre que le tome hace un rato. No hay la más mínima duda de que está embarazada – me dice mirándome seriamente. - ¡Vas a ser papá carnal! ¡Felicidades! – me dice Fernando con alegría dándome un abrazo. - ¡No lo puedo creer! ¡Voy a ser papá! – digo en shock por la noticia luego de que Fernando deja de abrazarme. Me encamino hacia el consultorio seguido de Fernando y de la doctora y antes de llegar se escuchan gritos provenientes del interior de este. - ¡SI LO VAS A HACER Y TE VAS A CASAR CON HASÁN! ¡ÉL TE VA A DAR TODOS LOS HIJOS QUE QUIERAS! - ¡NO ME VOY A CASAR CON HASÁN Y MUCHO MENOS VOY A MATAR A ESTE BEBE QUE CRECE DENTRO DE MÍ, ANTES PREFIERO QUE ME MATES! Al abrir la puerta veo a un hombre de unos cincuenta años vestido con una túnica blanca. El hombre es gordito, estatura media y ojos color miel. Justo en frente de él y de espaldas a la puerta veo a una mujer delgada y de estatura media, vestida con unos jeans negros, un jersey blanco y la cual tiene un cabello n***o que le llega hasta su espalda baja. - No sé atreva – le digo serio agarrándole la mano cuando veo que está a punto de golpearla. ... Hola. ¿Qué opinan de la historia por ahora? Los leo.
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