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2481 Words
― Parece ser una invitación formal ― Draco observa la tarjeta con cuidado, busca algo que le diga de quien proviene pero es en vano. ― No sabemos de quien, pero está dirigida a la familia Armes Coll ― Calendra observa a su cuñada ― Sabe perfectamente que estás involucrada. ― Supongo que tenemos que asistir ― suelta Ev algo incómoda, algo no le gusta. ― Podemos rechazar, no tenemos que ir obligadamente ― Ivoh interrumpe viendo a su mujer ― No sabemos de qué va todo, tenemos experiencia en reuniones poco amistosas que preceden a un problema. ― habla recordando aquella vez que llevó a su mujer a un baile, la primera vez que volvió a ver a Bram Drakkar. ― Pero seriamos la única familia en no ir, mi padre y hermano asistirán y sé de buena fuente que todos los puros y nobles estarán allí ― Diana entra en la sala ― No podemos faltar, estaríamos dando una mala imagen sin mencionar que ponemos en riesgo a Victoria y todo lo que intenta hacer para la villa. ― Tengo en claro los esfuerzos y avances de Victoria pero no volveré a poner en riesgo a mi gente porque un grupo de ricos sobrevalorados se siente insultado con un “No” ― Evelyn responde molesta y sus ojos se encienden, ha escuchado esa excusa por parte de los nobles durante mucho tiempo. ― Mamá ― Gaia toma la mano de Ev logando calmarla. ― Lo siento ― suelta suspirando ― Necesito algo de aire, disculpen. Vladimir observa a su madre salir de la sala seguida por su padre, los demás se limitan a verse curiosos e indecisos sobre lo que es mejor hacer; Aléh toma una copa de vino suspirando, las relaciones están algo tensas y estas sorpresivas invitaciones no hacen que las cosas se aligeren. ― Lo siento, no quería decir algo malo ― Diana se deja caer en un sofá. ― No has dicho nada malo, tranquila ― Draco le sonríe. ― Claro que sí, dijo lo peor que podría habérsele escapado de la boca ― Gaia rueda los ojos. ― No quería que se sintiera mal ― comenta la rubia viéndola. ― Pero lo hiciste ― la ve sin ningún tipo de emoción en el rostro. ― Eso pasa cuando desconocidos ingresan en la familia como si ser compañera de alguien te diera derecho y familiaridad, no estás enterada de nada, no tienes idea de lo que mi familia ha pasado y hablas como si fueras una princesa que lo conoce todo. ― Tal vez es porque he estado en ese mundo burocrático, sé de lo que son capaces y trato evitar que le suceda algo malo a nuestra familia ― se pone de pie ofendida. ― Pero no eres de esta familia ― frunce el ceño ― Tu mundo no tiene nada que ver con este mundo, aquí no necesitamos princesitas que creen conocer la verdad solo porque han vivido en un castillo de mármol pulido. ― Es suficiente, creo que es momento de llamarte al silencio, sobrina ― Draco intercede viendo a ambas ― Estamos todos demasiado alterados y no sacaremos nada bueno de discusiones infantiles y sin sentido. ― Gaia ― Vlad se adelanta unos pasos ― Ya es suficiente. ― Es irónico que tú me hagas callar cuando eres el menos discreto a la hora de decir lo que piensa ― lo ve elevando una ceja. ― Yo estoy a tu favor, pero esto no ayudará a mamá ― susurra para ella. ― Bien ― asiente ― Con permiso. ― Espera… ― Lendra toma el brazo de su sobrina pero esta se zafa con agilidad y se marcha de la sala. ― ¿Qué es lo que le sucede? ¿Por qué me odia tanto? ― Diana observa  a su prometido sin comprender. ― Yo no lo sé ― se encoge de hombros. ― ¿No lo sabes o no quieres decirlo? ― pregunta cruzándose de brazos, tiene más que claro que él puede leer las mentes. ― No lo sé ― sentencia ― Ella no es una mente que se pueda traspasar con facilidad, además, no pienso violar la privacidad de quienes viven conmigo. Mis habilidades solo son para defenderme, no para sacar provecho de las situaciones. ― Lo dices ahora, cuando éramos unos jovencitos solías leer las mentes a diestra y siniestra metiéndote en más de un problema ― ríe por lo bajo su hermana, ambos se sonríen y es que la vampiresa no puede evitar notar el cambio del joven, está orgullosa del vampiro en el que se ha convertido. ― No te preocupes, mi hermana no acepta a cualquiera en su círculo ― Vladimir observa a la rubia vampiresa ― Siempre ha sido así. Tú no eres de la familia, al menos no de sangre y tampoco eres paria por lo que lo único que te une a nosotros es ser la mujer de nuestro tío ― observa a Draco ― Pero tienes mucho que demostrar aun para poder decir que eres de los nuestros y no se trata solo de Gaia sino que mi madre y yo pensamos igual, pero somos un poco más diplomáticos a la hora de hablar, es una cuestión de parias, necesitamos demostraciones de que podemos confiar. No es nada personal. ― Gaia puede ser bastante cruel cuando quiere ― Aléh suelta algo molesto ― Esa niña, tiene un temperamento de lo más extraño. A veces me recuerda a Bram. ― No la compares con ese idiota ― Vlad lo ve de reojo, algunos de los jarrones que se encuentran cerca a modo de decoración comienzan a deshacerse lentamente. ― Ella es mucho mejor que eso, tan solo no puedes comprenderla como… ― ¿Cómo quién? ¿Tú? ― eleva una ceja ― Ni siquiera puedes estar cerca de ella porque pelean como dos pubertos, ¿De qué comprensión hablas? ― No lo entenderías ― suelta, hay una razón más importante para que no puedan estar cerca del otro sin tener que hablar a la defensiva pero no va a ventilarla estando en presencia de todos, sabiendo que ni él puede aceptarla del todo en este momento. ― ¿No? ¿Hay algo que quieras decirnos? ― lo encara. ― No, ¿Y tú? ― se acerca a él ― ¿Por qué no te concentras en hacer feliz a mi tía, o es que no puedes igualar a su compañero? De repente, el joven mestizo es jalado hacia atrás con fuerza y para cuando voltea sorprendido recibe una fuerte bofetada por parte de su madre que lo ve decepcionada, molesta y seria, quienes están alrededor se detienen en seco a observarlos puesto que no suelen ver a Evelyn reprender a sus hijos y es que los ha educado muy bien, siempre les ha dado las pautas correctas a seguir pero eso no quita que se van a equivocar y van a faltar a esa crianza, es parte de crecer y de aprender. Calendra siente la necesidad de detener a su cuñada pero Ivoh se lo impide, él también ha sentido que el muchachito a cruzado la línea pero solo se limita a esperar la respuesta de su esposa puesto que él le hubiera contestado de la misma forma a Aléh y no por querer herirlo sino porque es su carácter –muy parecido al de Vlad-. ― No te atrevas ― Evelyn lo observa enfadada mientras el chico lleva su mano derecha hasta su mejilla sin quitarle los ojos a su progenitora ― No te atrevas a decir una palabra más de un tema tan delicado, perder a tu compañero es la peor desgracia que puede sucederte y que intentes tener otro sin una conexión es un esfuerzo admirable, no puedes comparar, no debes. ― Lo lamento… ― suelta por lo bajo. ― No, no lo lamentas, porque no sabes de lo que te estoy hablando, no tienes ni idea de lo que se siente y es normal, pero por favor, no te metas donde no te llaman Vladimir ― susurra cerrando los ojos. ― Sí madre, lo siento ― asiente cabizbajo. ― Reaccioné por impulso. ― Lo sé ― asiente la pelinegra. ― Puedes retirarte, espero que puedas pensar en lo que acaba de suceder, seria de importancia que lo hicieras. El muchacho asiente, observa a su padre que lo ve serio y lo insta con un movimiento de cabeza a salir de la sala siguiéndolo, ambos cruzan el umbral y es cuando Ivoh suspira. ― Creo que debes comprender algo ― comienza ― Eres un mestizo, Paria sí pero también eres un Coll. Tú y tu hermana llevan parte de mi sangre por lo que quisiera que lo entendieras y dejaras de autoproclamar que eres Paria solamente y que no tienes nada que te una a nosotros. ― Nunca he dicho eso ― lo observa asombrado. ― Es lo que se ve entre líneas cuando hablas ― le responde viéndolo, quisiera poder romper esa barrera minúscula que aún queda entre él y el chico porque a pesar de que llevan años desde que se encontraron y que han podido establecer la conexión padre e hijo, Ivoh siente que no puede avanzar con él. Ivoh estrecha al joven con cariño siente que nunca podrá ser para ellos lo que es Sam y lo frustra pero intenta hacer todo lo posible aunque a veces crea que las cosas no salen como deberían y sea aún más complicado acercarse a sus hijos; al menos Gaia es más accesible, hasta cierta forma claro. Vladimir tiene una esencia bastante parecida a la de él por lo que es fácil comprenderlo sin tener que entablar mucha conversación pero también lleva el carácter impulsivo de su madre y algunas cuestiones psicológicas propias de la r**a de la que proviene, si tuviera que dar certeza de algo diría que es, a veces, muy similar a Milo –hasta donde puede recordar-; el mellizo es elocuente, divertido y goza de buenas amistades, pero también es reservado con ciertos temas, cauteloso, manipulador a veces y bastante peligroso cuando las emociones se le acumulan o cuando carece de ellas, se puede decir que Vlad la contraparte de su hermana menor –por algunos minutos en el nacimiento-. Gaia, por su parte, es de pocas palabras, utiliza su mente para comunicarse y sus habilidades –varias- le permiten estar conectada con todo y con todos y esto es algo que muchas veces la sobrepasa y la frustra, es sensible aunque no lo demuestre y gusta de estar tranquila y sola gran parte del tiempo; empática y agradable pero sumamente dura cuando se le propone de decir algo y como su madre es peligrosa y agresiva siguiendo los impulsos parias. A pesar de todo esto la relación padre e hija es fluida y tierna, la chica sigue a su progenitor sin dudarlo y últimamente le da el mismo trato que tiene con el alfa. ― Te quiero papá ― suelta el chico de pronto, como si supiera lo que él está pensando. ― También te quiero, campeón ― sonríe palmeando la espalda de su hijo. Cerca de la entrada de la villa, Gaia observa el paisaje sumida en sus pensamientos, acurrucada como puede se cuestiona por qué dijo todo aquello que hirió a diana; sabía que lo verborrea que soltaba era algo cruel y que lastimaría a la mujer, ¿Acaso eso quería? ¿Herirla? No simpatizaba cn ella pero eso no le daba el derecho de faltarle el respeto y tratarla tan mal, estaba consciente de ello pero aun así lo hizo. Suspira, ¿Qué pasa con ella? Últimamente se siente de lo más extraña, ansiosa en demasía y siente que todo lo que hace causa problemas a todos. Más de una vez ha pensado en Bram Drakkar, el tiempo que se vio obligada a permanecer con él cuando era una niña fue suficiente para que pudiera conocer parte del vampiro, ¿Por qué era tan malo si en el fondo solo había dolor y pena por perder lo que más amaba? Era un ser que llenaba de intriga y contradicciones, que cometió crímenes atroces pero que seguramente podría entender lo que le ocurre o eso es lo que la chica piensa. Si debe ser sincera, el último de los Drakkar genera una gran curiosidad en ella. ― Gaia ― Ev se acerca apresurada. La muchachita la observa desde donde se encuentra sin ninguna intención de ponerse de pie, está a gusto allí entre la nieve. ― Tenemos que hablar ― su madre la ve molesta ― ¿Quieres explicarme que fue lo que paso allí dentro? ― señala la casa. ― No ― susurra como respuesta para luego suspira ― No paso nada. ― No es lo que Diana dijo ― frunce el ceño. ― ¡Que importa lo que ella dijo, tan solo es una mujer que no sabe nada! ― farfulla. ― Aun así, no puedes hablar de esa forma ― rueda los ojos cansada ― ¿Qué es lo que te ocurre? Tú no eres así, eres una chica dulce y agradable. ― Tú no puedes saber que o como soy ― responde entristecida. ― Claro que lo sé, soy tu mamá ― se acerca interesada ― ¿Quieres contarme? ― No lo sé… ― se abraza a su madre sollozando, está realmente afectada ― Siento que hay algo malo en mí, que si pierdo el control terminare haciendo algo de lo que me arrepentiré luego. ― ¿Algo como qué? ¿Quieres beber de un humano? ― la obliga a verla ― La sed puede ser problemática pero controlable, cariño, tan solo es esta edad loca por la que estás pasando. ― ¡No! ¡No es eso! ― se aparta con brusquedad ― A veces pienso en cómo hacerle daño a alguien, escucho voces y pensamientos que no son míos, mi mente es un caos y no puedo estar cerca de otros seres porque destruyo sus mentes sin quererlo, no puedo controlarlo. ― Tranquila, vamos s resolverlo ― susurra con cariño ― Hay algo malo en mí, lo sé ― susurra. ― No es así ― Eve niega preocupada por el estado emocional de la joven. ― Tú misma dijiste que hay parias agresivos y peligrosos que se pierden, que su razón se nubla y desaparece todo vestigio de su conciencia. ― la ve alterada ― Creo que eso está pasándome. ― Tu no vas a perderte Gaia, no eres así, eres una Coll también ― le sonríe quitando algunas lágrimas con el dorso de su mano ― Tienes una familia que no va a dejarte jamás caer en ese pozo. La pelinegra menor asiente, algo de tranquilidad y alivio llega a ella puesto que necesitaba el consejo de la madures y la experiencia, sin embargo, aún queda la incertidumbre de saber qué es lo que sucede con Vladimir o quizás, ya lo sabe y solo lo niega. ― Vamos regresemos, la familia debe estar unida ― le sonríe ― Aunque no lo creas Diana hizo mucho por nosotros cuando enfrentamos a Bram. Eras muy pequeña y probablemente no lo notaste, yo confío en ella. Encaminándose ambas hacia la casa repentinamente algo llama su atención, algo peculiar está en el aire… Voltean rápidamente hacia la misma dirección pero aquello que las perturbó desaparece inmediatamente para dejarlas intrigadas y alarmadas.    
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