Samuel regresa a su hogar después de una larga noche de vigilancia, sus alumnos más inexpertos lo saludan al pasar mientras él les sonríe con cordialidad pues se ha convertido en su ejemplo y eso no hace que su trabajo sea más fácil debido a que los jóvenes intentan demostrarle que son aptos para pelear a su lado –generalmente poniéndose en riesgos–, a lo lejos puede ver a su jauría y a uno de los miembros más antiguos de la misma, un fiel amigo de su padre, que lo espera impaciente con una sonrisa en el rostro ya que llevan años sin tener contacto.
― Tiempo sin verte, Oran ― sonríe el joven.
― Lo mismo digo, veo que has crecido en estos años que no te he visto ― estrechan sus manos. ― Tu padre me ha puesto al día de todo lo que ocurrió por aquí, parece que la diversión siempre ocurre cu
