Mónica Se me había olvidado la cartera así que devolví mis pasos para recuperarla, en eso estaba cuando mi celular comenzó a sonar, extrañada lo saque de mi cartera y camine dos pasos cuando vi el destinatario, era un número no agendado y mi ceño se profundizó más. Conteste para ver quien está más por curiosa que otra cosa. Normalmente sólo me escriben y llaman mi madre cada tres meses a ver si aún sigo viva, Carlota y Romina y no creo que me estén llamando ninguna de ellas. — Aquí Mónica Marshall, ¿allá quién? — contesté alegre como siempre. Escuche una risita baja y gutural y el vello de mi cuerpo de levantó en reconocimiento a esa risa, la escuché en mi oído todo el fin de semana. — De este lado Makim Babatunde — seguía riendo divertido arruinando mis bragas. — Makim... Hola — es