Capítulo 1: La propuesta que salvará tu vida

1073 Words
Capítulo 1: La propuesta que salvará tu vida Tragué pesadamente saliva y me crucé de brazos con una ligera sonrisa. —Guao —solté. Él alzó una ceja. —¿Qué? —preguntó. Me encogí de hombros y dije: —Tienes un nombre... muy potente. Todo de él lucía así de interesante, musculoso, guapo y como si tuviera la facilidad de tener el mundo a sus pies, Mágnum sonrió y dijo: —Lo sé. Me reí, se notaba muy confiado y la humildad no parecía ser algo característico en él. La cola avanzo y él tomó un desvío para llegar más rápido al famoso restaurante del que hablaba, era elegante, la lluvia se tornó más tormentosa, por suerte me había venido con él de lo contrario ya estaría empapada. Él estacionó el auto y me abrió la puerta, no fue hasta que me bajé que noté que de hecho Mágnum era muy alto, le agradecí y entramos, no habían tantas personas dentro, tal vez era muy caro. Tomamos asiento frente a frente, él analizaba el menú y yo me hacía la que veía el menú pero en realidad lo veía a él y me preguntaba como coños era que me había topado con semejante vino añejo. Joder, estaba hermosísimo. De repente alzó la vista hacia mí y bajé rápidamente la vista. Mierda. ¿Me había visto observándolo? Sentí mi rostro ponerse rojo. —¿Qué quieres comer, gatita? —preguntó. ¿Gatita? No le dije nada porque realmente parecía ser un apodo que le decía a todas de manera natural, además si él iba a pagar la cena, no quería incomodarlo diciéndole que no me llamara así. Realmente no sabía mucho de lo que decía la carta del menú, todo se veía muy caro y no quería abusar de su presupuesto. —¿Qué elegirás tú? —pregunté. —Lasaña, la de aquí es buenísima —dijo. —Yo también —afirmé. Él llamó al mesero y pidió los platos con una copa de vino, seguidamente fijó sus ojos grises en mí y sonrió, tenía una sonrisa muy hermosa, todo de él parecía ser modelo de televisión. —¿A que te dedicas? —preguntó. Buena pregunta, en este instante me dedicaba a pasar hambre. —Soy modelo —dije y solté un suspiro—, bueno, intento, no he conseguido modelar, ni ninguna agencia, ni nada desde que me mudé. Noté que eso sonó demasiado patético, odiaba hablar de mis desgracias y negué con la cabeza agregando: —Lo siento, sé que no debo hablar de estas cosas. Él no cambió su leve sonrisa. —Está bien, me gusta escuchar problemas ajenos —dijo. —¿Eres psicólogo? —lo miré con interés, eso explicaría por qué tenía tanto dinero y parecía tan exitoso. —No, me gusta el chisme —respondió guiñándome un ojo. Me reí de su ocurrencia, realmente me gustaba el sentido del humor de Mágnum. Trajeron la comida y yo quería ser cortés pero apenas probé el primer bocado de la deliciosa lasaña se me revolvió el estómago y quería tragarme el plato entero, me metí grandes bocados a la boca necesitando más, estaba casi desmayada. De repente miré a Mágnum recordando que seguía sentado frente a mí, él me miraba algo entretenido masticando tranquilamente su comida, tragué pesadamente y tomé una servilleta limpiando mi boca. —Lo siento —dije—, estoy siendo muy ordinaria. —¿Hace cuanto que no comes? —preguntó. Sentí mis mejillas sonrojarse. —Han sido tiempos difíciles —admití—, solo como algunos enlatados que tengo y mi nevera brilla con hielo y agua. Él alzó ambas cejas ahora pareciendo preocupado. —Por eso eres tan delgada —dijo—, no te van a contratar si sigues desnutrida. —Gracias —dije con sarcasmo—, intenté buscar otros trabajos, pero es muy difícil, conseguí uno como promotora, es lo más parecido a lo que deseo. Él afirmó con la cabeza pareciendo comprender. —Necesitas financiantes —señaló. —Necesito que me caiga la lotería del cielo, eso necesito —repliqué terminando de comer lo que me quedaba, tenía tiempo sin quedar tan satisfecha a como lo estaba ahora. —O financiante —insistió Mágnum—, alguien que te compre ropa, tenga contactos, te impulse... Claro que sí, las grandes modelos usualmente tenían hombres ricos, familias ricas o golpes de suerte. Yo no tenía ninguna de las 3, porque regresar a mi casa no era opción. —No tendría como pagarle —dije—, en ese caso en vez de que la lotería me caiga del cielo necesitaría que un sugar daddy me caiga del cielo, un millonario que no quiera más que amor a cambio de su dinero. Me reí de mi ocurrencia porque realmente lo dije en burla, pero a él no le hizo gracia, se quedó muy serio, me incomodé un poco. —Lo siento —dije aclarando mi garganta—, he estado muy alterada con todo esto. Estaba hablando demasiado. —Tranquila —dijo, parecía pensativo. En este momento quería coserme la lengua, la única persona amable que me había encontrado y ya lo iba a espantar. —¿Y tú a que te dedicas? —dije intentando desviar la atención hacia Mágnum para saber más de él. —No —respondió. —¿Uhm? —fruncí el ceño sin comprender. Él se inclinó hacia adelante pareciendo ligeramente más serio cuando dijo: —Quiero proponerte algo. —¿Proponerme? ¿No será matrimonio verdad? —Me reí algo nerviosa y luego me regañé a mí misma diciéndome que necesitaba callarme. Él se mantuvo serio diciendo: —No. —Okey —me eché hacia adelante con curiosidad. Él sonrió. —Creo que no fue coincidencia que nos conociéramos —dijo. —Ah ¿no? —alcé una ceja sin comprender. —No —dijo—, creo que ambos necesitábamos conocernos, porque tú necesitas conexiones y yo las tengo, al igual que necesitas dinero, y yo tengo dinero. Oh. Bueno no sabía que él tenía conexiones. —Vale... —dije. —Entonces esta es mi propuesta —dijo, sus ojos grises fijos en los míos—, cumplirás todos mis deseos y yo te impulsaré la carrera. —Pero... —murmuré, sin embargo me interrumpió diciendo: —Seré tu sugar Daddy, si me aceptas. Sentí que se me removió el mundo.
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