Capítulo Cuatro

862 Words
>Primer Recuerdo - 4 años antes — Leo ¡Suelta eso! —Intentó sacarle la tela vieja que se encontró llena de polvo y suciedad— ¡No toques nada! — Vamos Cleo, es divertido. —Se la lanza a su cara, riéndose. — ¡Leonardo Rossi! —Ella comienza a corretearlo hasta que lo tiró al piso— No vuelvas a hacer eso, quién sabe dónde estuvo eso. — Ay Cleo, cálmate, no es para tanto. >Fin del Primer Recuerdo - 4 años antes Lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas. Lo extrañaba demasiado. >Segundo Recuerdo - 4 años antes — Bueno, cuenten otro chiste. —Dice Jordan. — Cleopatra, cuenta uno. —La anima Aaron. — No, no soy buena contando chistes. — Tortolitas, no sé si sabían, pero estamos acá presentes. —Le dice Leo a la pareja que se estaba besando al lado suyo. — Chicos, no sean aguafiestas. —Les reprocha Eva. — ¡Se me ocurrió uno! —Grita Leonardo asustándolos a todos. — Leo, no grites que no estamos sordos. —Lo regaña Cleopatra. — Ya cuéntalo. — Este bello chiste va dedicado a mi hermosa amiga Cleo. —Se aclara la garganta— Eres tan bajita que para bajar de la acera tienes que llevar paracaídas. >Fin del Segundo Recuerdo - 4 años antes Una pequeña risa sale de ella. Él siempre estaba inventando chistes malos para hacerlos reír o para burlarse de ella, pero igual lo amaba. >Tercer Recuerdo - 4 años antes — Cleo, ¡No te muevas! — Aaron, ¡Cállate o nos van a escuchar! —Cuando ella terminó de decir esto, Aaron, inmediatamente, le tapó la boca con su mano. Estaban escondidos debajo de las escaleras, junto a sus amigos habían pensado que sería buena idea jugar a las escondidas, aunque, cabe recalcar, el sitio es enorme y ya estaban tardando demasiado. — Shh, ahí viene Mojojojo. —Susurra. — Cleo. —Jordan dice su nombre canturreando — Aaron. —Ella comenzó a reírse. — Basta, nos va a encontrar. —Le reprocha— Ya que no cierras esa jodida boca me veo obligado a hacer esto. —La besó para callarla, su corazón había empezado a palpitar a mil por hora. Lamentablemente el beso no duró mucho, debido a que una tos los interrumpió. — ¿Qué estaban haciendo? —Les pregunta Jordan mientras subía y bajaba sus cejas de forma graciosa. >Fin del Tercer Recuerdo - 4 años antes Cleopatra sintió una presión en su pecho. Abrazó sus rodillas y siguió llorando, todavía dolía. >Cuarto Recuerdo - 3 años antes — Leo, ¿Estás aquí? —Lo llamó mientras revisaba la fábrica— Leo, como me llegues a asustar, te juro que te dejo estéril. Caminó un poco más hasta que vio un pequeño caminito con velas. Siguió por todo ese camino hasta que llegó a la terraza, donde todos sus amigos le habían preparado una fiesta sorpresa. — ¡Sorpresa! Gritaron todos al mismo tiempo. — Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños pequeña Cleo, feliz cumpleaños a ti. —Le comenzaron a cantar entre todos. — No lo puedo creer, los amo chicos. —Dice ella mientras se le caía una que otra lágrima— ¡Son increíbles!, pensé que lo habían olvidado... — ¿Cómo nos lo íbamos a olvidar?, todo era parte de nuestra "pequeña" sorpresa. —Le abraza— Felices 16 años, enana. — ¡Abrazo! —Grita Leo corriendo hacía ellos. El abrazo se convirtió en un gran abrazo grupal, se quedaron hasta tarde comiendo, riendo y contando anécdotas graciosas. Eva se levanta de donde estaba sentada y les avisa que quería decir unas palabras, pero Leo la interrumpió y comenzó a hablar. — Cállense y escuchen al Rey. —Se aclara la garganta y hace una reverencia— Mi bella amiga, mi diosa egipcia, mi Cleopatra, te conozco hace mucho tiempo y sé lo loca que estás, siempre has estado ahí para mí y sé que siempre lo estarás. Sé lo importante que es esta fecha para ti y quiero que sepas que, desde ahora, vas a ser la futura madrina de mi futuro hijo ¿bueno?, te quiero y feliz cumpleaños... >Fin del Cuarto Recuerdo - 3 años antes — Cleo, ¿Por qué estás llorando? ¿Pasó algo? —Le pregunta Aaron acercándose a ella, no sabía en qué momento había llegado. — Se supone que yo iba a ser la madrina de su primer hijo y también se suponía que íbamos a tener un final como el de cuentos de hadas. —Más lágrimas caen— Seríamos mejores amigos hasta el final de nuestros días, nos queríamos mudar juntos y —él pasa su mano por el rostro de ella para secarle las lágrimas— y queríamos adoptar un perrito. Ahora todo eso no se podrá hacer porque él ya no está. — Cleopatra… La abrazó fuerte y ella comenzó a llorar sin parar, desde que él murió no había podido descargarse con nadie, siempre que lloraba lo hacía a escondidas, pero se dio cuenta que ya no más, ya no lo podía soportar.

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