¿Es él?

2068 Words
Varios días después estaba nuevamente en mi esquina favorita., esta vez estaba solo. Hacía frío y era de noche cuando Mar pasó con Ale en su moto. Él conducía y ella iba aferrada a su cintura. El casco me dificulto reconocerla, pero él solo venía hacía estos lados por ella y cuando segundos después estaciono en su casa, no me quedo lugar a ninguna duda. ¿Y si el chico con el que ella estaba saliendo era él? ¿De verdad lo prefería antes que a mí? ¿Eso significaría que los tendría que soportar como dos tortolitos todos los días en la escuela? Si mis sospechas se confirmaban, mis días serian insoportables. De repente la rabia me inundo, no podía soportar verlos. Si seguía mirándolos lo arruinaría, porque iría hasta su casa y lo golpearía. Me levante con furia y con pasos seguros y rápidos entre en mi casa. Ni siquiera me tomé la molestia de saber que decía mi madre, fui directamente a encerrarme en mi habitación. Grite contra la almohada, en el fondo de mi corazón sentía que la estaba perdiendo. ¿Qué haría sin ella? ¿Podría soportar tenerla lejos de mí? ¿Podría acostumbrarme a que estuviera con alguien más? La rabia me estaba consumiendo lentamente, tenía que decirle que me gustaba, que la quería. ¿Pero como reaccionaria mi amigo? Y peor aún, ¿Cuál sería su reacción? Mi madre me llamo para cenar pero mi estomago estaba cerrado, al rato mi hermano subió hasta mi habitación. -¿Puedo pasar?- Dijo Matt golpeando mi puerta. -Sí, claro. Mi habitación estaba a oscuras, solo entraba la luz de calle por la ventana y mi cabeza seguía tapada con la almohada. -¡Hey brother! ¿Se puede saber qué te pasa?- Estaba preocupado porque para mí la comida era sagrada y amaba compartir tiempo con mis padres y hermanos. -Nada, solo fue un mal día.- Él se sentó a mi lado a oscuras, colocando su mano en mi rodilla derecha. -Nunca te he visto así. ¿Se trata de los chicos? -No, con ellos está todo bien por ahora. -¿Entonces es por una chica?- Su tono era un poco pícaro. -Sí.- Mi respuesta fue tajante. - ¿Podrías explicarme un poco que pasa con ella? Es que a ti nunca te ha ido mal con las mujeres. -Lo sé, pero esta vez es diferente. Es la prima de Hernán y él no quiere que este con ella porque me conoce, sabe muy bien como soy. Pero ahora ella está con alguien más y eso me está matando.- Por fin pude admitir cuanto me estaba doliendo. -Pero ¿Eres consciente que el único que tiene el poder de decidir con quién estar o no eres solo tú? – Lo sabía pero él y yo éramos muy buenos amigos y no quería perder esta amistad. -¿Y si realmente le confieso a ella que estoy enamorado y la cago como dice Hernán?- Uff que fuerte era escucharme admitir que estaba enamorado. -¿Estas enamorado?- Él quería asegurarse que de verdad me sentía así. -Bueno si estarlo significa pensar todo el día en ella, buscar la mínima oportunidad de verla, morir de celos cuando la veo con otro y sufrir a la par suya cuando le pasan cosas malas, entonces la respuesta es sí. Estoy enamorado de ella.- De golpe derrumbe el muro que siempre escondía mis verdaderos sentimientos, por fin dejaba que alguien pudiera ver mas allá de lo que siempre mostraba. Y si esta persona era mi hermano entonces solo podía significar que él querría lo mejor para mí. -Sabes…. Para mí lo mejor es no esconder lo que sentimos. Si de verdad la quieres no la lastimaras y si la haces feliz, Hernán terminara por aceptar que tú eres el adecuado para ella y que con ninguna otra persona podría estar mejor.- Yo retire la almohada de mi cabeza y él me miro con una sonrisa en sus labios. -Creo que tienes razón, mañana intentare decirle lo que siento. Espero no arruinarlo.- Él me abrazo. -No lo harás, confía en ti mismo. En ese preciso instante, se levantó y me dejo solo con mis pensamientos. Al día siguiente la misma rutina, vestirme, lavar mis dientes, peinarme con un rodete y bajar a desayunar. Una vez allí mi madre se puso pesada y yo no estaba de buen humor para hablar. -¿Qué le pasa a mi niño? ¿Una chica le ha roto el corazón?- Largo un suspiro pesado. -Ya mamá. ¿Puedo desayunar en paz?- Tomo la taza de café entre mis manos y le doy un sorbo. -¿Qué? ¿Está mal que quiera saber que está pasando en la vida de mi hijo?- Ya no la aguante, me levante de prisa, tome una tostada de la mesa y me despedí. -Adiós, llego tarde.- Me giro, tomo mi mochila y salgo de la casa aun oyendo sus criticas. Voy más lento que de costumbre, por culpa de mi madre he salido más temprano y aun ninguno de mis amigos aparece. Diez minutos después sigo sentado en la esquina, estoy muriendo de frío pero todo se me pasa cuando aparece Carolina. Caro es la chica más linda del barrio, bueno me retracto, era la chica más linda. Todos en su momento lo creíamos y para mi suerte ella gustaba de mí. Salimos un par de veces pero ahora mi indiferencia no le estaba gustando. El barrio es una mierda y los rumores corrían rápido, ya había llegado a sus oídos que estaba sintiendo cosas por Mar y eso no me gustaba. Carolina es guapa, sus ojos son color verde y su cabello rubio y lacio. Es divertida, pero cuando alguien se mete con lo que es “suyo” no duda en quitarte del medio. En este preciso momento yo soy su debilidad y Mar está en su radar. Somos la pareja perfecta, al menos es lo que siempre nos dicen. Pareja, eso es demasiado decir por las 2 o 3 veces que hemos salido a divertirnos juntos. -Hola guapo. ¿Qué haces aquí tan temprano? –Me dice agachándose a mi altura y plantando un beso corto en mis labios. -Estoy esperando a los chicos.- Lanzo con un tono de voz cortante. -Y estas de mal humor por lo que veo.- Suelto un bufido mostrando mis pocas ganas de hablar. -Si, por lo que te recomiendo que no empeores mi mañana.- Ella levanto sus manos en señal de rendición. Se sentó a mi lado en silencio, el mensaje había sido recibido. Empecé a fumar un cigarrillo, la gente empezaba a salir de sus casas para ir a trabajar e ir a la escuela. Poco a poco mis amigos iban llegando hasta donde estaba yo, en la distancia vi salir a Mar de su casa. Inmediatamente me puse de pie, quería irme y así evitar que se encontrara con Caro. -Espera falta Hernán.- Lanzó uno de los chicos. -No importa, puede alcanzarnos allí.- Dije comenzando a caminar. -Oh allí viene con su prima.-Dijo uno de los chicos. Cuando Mar pasaba por su casa, él justo salía por lo que se acerco a ella, la beso y paso su brazo por sus hombros acercándola hacía nosotros. De inmediato pude ver la tensión en el cuerpo de Caro, ella acerco su cuerpo al mío y me tomo del brazo posesivamente. -Hola chicos.- Lanzo Mar animadamente. -Hola.- Mis amigos la saludaron con el mismo entusiasmo, mientras yo permanecía en silencio. De pronto Mar fijo sus ojos en la chica que estaba a mi lado marcando territorio. -Hola Caro.- Su cara era seria y ni siquiera pensaba que sabría su nombre. -Hola.- La respuesta fue la más antipática y seca del mundo. Su primo meneo su cabeza indicándole que no le hiciera caso. El camino fue de lo mas incomodo, al menos para mí. Hubiese dado cualquier cosa por intercambiar de lugar con mi amigo y ser yo quien la abrazara y caminara a su lado. De pronto un silbido se escucho detrás de nosotros, todos giramos a ver y las amigas de Mar se acercaban. Por suerte su primo la soltó y dejo que fuera con ellas. -Nos vemos después. Voy con las chicas.- Dijo arrimándose a su grupo. -Claro, no hay problema.- Lanzo Hernán. Cuando estábamos a una distancia prudencial me solté del agarre de Carolina y coloque mis manos en las asas de mi mochila para evitar que volviera a tocarme. El resto de la mañana transcurrió normal, como siempre nuestra distancia, mis ojos puestos en ella, el verla reír con los demás y las miradas asesinas de la chica popular. Por la tarde estábamos casi todos sentados en la esquina, eran las 3 de la tarde, Mar venía caminando por el medio de la calle. Su look le sentaba genial, tenía unas calzas negras que marcaban lo definidas que eran sus piernas, debido a que practicaba vóley y que solía andar mucho en bicicleta, estás tenían la musculatura exacta para que fueran perfectas. Llevaba una sudadera negra y una coleta alta que despejaba su hermoso rostro. Aprovechando que su primo no estaba con nosotros y que ella iba sola, me puse de pie y me acerque a su lado antes de que llegara a nosotros y los demás escucharan lo que estaba por decirle. -¿Podemos hablar?- Le dije mirándola fijamente. -No tengo mucho tiempo.- Miro su reloj. -Solo necesito 5 minutos.- Puse mi mirada más suplicante. -Está bien. ¿Qué pasa?- Me miraba confundida. -Sé que esto es una locura, pero necesito decirte lo que me está pasando.- Mis manos sudaban y mis mejillas comenzaban a enrojecerse. -¿Y eso que sería?- Sus ojos se achinaron un poco. Estaba evaluando cada una de mis actitudes. - Creo que estoy enamorado de ti.- Lance sin filtro, si lo pensaba demasiado no iba a soltarlo nunca. Ella simplemente se río y comenzó a caminar alejándose de mi lado. Me apure a seguirla y la tome por su muñeca. -¡Suéltame!- Me dijo con una mirada fulminante. -No, necesito que me escuches.- Su piel era increíblemente suave, mi corazón palpitaba rápidamente en mi pecho y mis dedos acariciaban sutilmente su brazo. -¿De qué trata todo esto?- Nos observaba a todos confundida. -Ah ahora entiendo, es una de esas estúpidas apuestas de querer ganarte al capricho de turno y después decirle que ha sido un juego cuando la idiota se ha enamorado.- Con su mirada indicaba que estaba furiosa. -No Mar, no es lo que piensas.- Ella se soltó de mi agarre y yo volví a tomarla para evitar que se alejara. Me fulmino con sus ojos color café. -¡Suéltame! No van a reírse de mí, deja tus juegos para tus amigas.- Escupió con furia. -Mar, de verdad me gustas.- Dije casi susurrando, como si quisiera que fuera un secreto entre ambos. Ella se acerco a mi oído. -No es lo que parecía esta mañana, ella estaba muy a gusto colgada de tu brazo y tú no te quejabas por eso.- Me quede sin habla, no podía negarlo, sus palabras en cierto modo eran verdaderas. Pero no lo hice para evitar una confrontación, no era porque Carolina me gustara. -Me tengo que ir, no puedo estar perdiendo el tiempo.- Pero yo no podía dejar de sentir su piel. De pronto una moto se acerco a nosotros y cuando su conductor se quito el casco mi sangre comenzó a hervir. -¿Pasa algo?- Dijo Ale mirando mi mano en su brazo. Ella de un tirón se soltó de mi lado para dirigirse hacia él y abrazarlo. -Hola.- Rodeo su cuerpo con sus brazos- No, esta conversación ha terminado. Ahora necesito llegar al club. -Bien, tu caballero de armadura brillante ha venido en tu rescate. Sube que te llevo, así llegaras a tiempo.- Él le entrego un casco extra, ella se lo coloco, paso su pierna por la moto para sentarse y lo tomo por la cintura. -Bien princesa, nos vamos.- Y ahí nomas arranco y desapareció de mi vista dejándome en ridículo y enojado por la situación. Volví a sentarme, no sin antes patear una botella y partirla en mil pedazos. ¿Por qué todo me salía mal? ¿Cómo pudo creer que yo querría burlarme de ella de tal manera?
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