ANIKA Sentí que un frío me estaba recorriendo por toda mi columna vertebral porque yo era la causante de todo el desmadre que hubo en la oficina y no tenía la cara para enfrentar a mi amors. No es como que casualmente pudiera llegar con él y decirle “Ay, hola mi amors, fíjate que tuve que inundar tu oficina porque no quiero que nadie sepa que me gané cuatrocientos mil dólares en comisión, y como soy de clase luchona, me ganó el espíritu de la avaricia y terminé inundando las instalaciones, cargándome con tu equipo de cómputo y creando pánico entre mis compis de oficina. Una pequeñez después de todo. Nada grave.” Pobre de mi amors, era terrible, lo aceptaba, pero al menos había hecho los cálculos financieros para reparar los daños. Me cargué la oficina, pero con responsabilidad. Suyapa