AIDEN Me di cuenta de que Anika tenía un grave problema con la ropa desde el momento en que apareció en la oficina abrazándose a sí misma, como si un monstruo la estuviera acechando y notara su presencia solo por traer ropa un poco más chica que la que ella solía usar. Era curioso pensar que le tenía más miedo a la ropa de su talla que a un delincuente. Quería hacerla sentir bien, aunque un comentario se me había salido fuera de control. Ese juego de palabras me lo había tomado muy a pecho y me sorprendió saber qué sus respuestas me estaban interesando más de lo que yo en mi vida habría admitido. En verdad pensaba que yo era guapo, y vaya, es algo que ya sabía. Era una de las principales razones por las cuales las mujeres se peleaban por salir conmigo, pero nunca me había puesto nerv