ANIKA Me había pasado poco más de una hora metida en el probador, y lo que menos había imaginado era que Aiden me hubiera acompañado a comprarme ropa. Me ponía nerviosa tantas atenciones de él, y eso no ayudaba mucho al hecho de que me derretía como glaciar por el cambio climático. Es que haber, sí, el dinero me hacía muy feliz, pero sus atenciones eran lo más lindo de la vida y si de por sí ya estaba enamorada de él, no quería enamorarme más sin ser correspondida. No sabía como reaccionar al hecho de que acorraló a mi exjefe y lo doblegó para que yo me pudiera descargar y pudiera dar este paso por mi cuenta. Ayudarme a romper ese patrón, ese cascarón en el cual yo me había estado protegiendo durante casi toda mi vida, era lo más grande que alguien podía haber hecho por mí. Me había