ANIKA Siempre había soñado con que me regalaran flores llenas de colores. La mayoría de arreglos florales me los habían dado porque era una manera de disculparme o porque había ganado alguna competencia de artes marciales. Sí, estaba llena de medallas de oro porque me había dedicado buena parte de mi vida a entrenar y ahora formaba parte de mi ser. Me sentía con una explosión de bienestar en el pecho, de esas que te dejan con una sensación ligera y sientes que vas volando en vez de caminando. Las flores de colores eran lo máximo para mí y que Aiden se hubiera tomado la molestia ¡Aaaah! ¡Gritos de perra loca, tamaño gran danés! Me sentía como niña en la pradera, bajo el sol de la mañana, cantando “abuelito dime tú”, recogiendo flores en vez dar los golpes que le estaba dando a mi cont