El día estaba nublado y tranquilo, todo aquel bullicio se extinguió conforme las horas del día avanzaban, pero aún seguía tendido en una cama, que había adoptado como suya, la fiebre bajó así como los delirios que le hicieron presa día anterior. Tocó su frente estaba seca, se incorporó lentamente, observando el dormitorio ordenado y sin una botella de alcohol, todas esas botellas desaparecieron para que no siguiera alimentando su vicio. Se reclinó en la cama pero la debilidad no le permitía hacer esfuerzo alguno. Se preguntó, cómo había terminado de esa forma, alcohólico y jugador empedernido, esos vicios sólo le trajeron problemas y estaba pagando por sus actos, inmerso en sentimientos de aversión y rabia la puerta súbitamente se abrió delante de él y allí estaba ella... La mujer qu