"Ni aun permaneciendo sentado junto al fuego de su hogar puede el hombre escapar a la sentencia de su destino" Con cada día que pasaba, la salud de John desmejorada visiblemente, Ana no entendía que pasaba por lo que en su desesperación mandó a llamar nuevamente al médico, quien tenía una frialdad en los ojos. — Mi Lady, debe estar preparada su esposo tiene un pronóstico reservado, no quiero darle falsas esperanzas—tragando aire— necesitará mucha fortaleza. Ana, parecía no escuchar, se agarró la cabeza y la movía de un lado al otro en señal de negación. —¿Como es posible? Es joven lleno de vida, tiene que ser un error. —Yo recomendé a su excelencia, que debía de hablar de su situación con usted, pero él se negó hasta el final, le sugiero permanecer a su pendiente. Vendré a verlo las v