Lucrecia, casi se había desmayado al ver que Lord Alexander Walker era idéntico a John, la misma gesticulación, la voz grave; eran dos gotas de agua. Tuvo que sentarse en el sillón y tratar de recuperar la compostura.Antes de que pudiera decir algo, Alexander se sentó a su lado y la observó muy preocupado. —No sabía que la situación de la Duquesa fuera tan delicada—tomando aire —Perdone que recién hoy la haya mandado a llamar, pero tengo entendido que mi sobrino tiene una salud precaria y a falta de su madre tenía usted que velar por él. —En efecto su excelencia, desde la muerte del Duque, Ana no volvió hacer la misma, estuvo delirando muchos días. Para serle sincera es un milagro que siga viva—con lágrimas en los ojos. Alexander se mantuvo en silencio durante unos segundos —Vera hay u