Ana partió a Bath junto con Alex y Lucrecia, necesitaba hablar con Katherine y pedirle un último favor, sí en algún momento estuvo molesta con su amiga, ahora le agradecía todo lo que hizo por ella. Estaba ansiosa por llegar, le parecía que las horas se alargaban más de lo usual. Por otro lado, Alexander parecía que había caído rendido a los encantos de Adele, pero cuando parecía que la haría suya se detuvo. —No puedo, lo mejor es que te marches—agarrándose la cabeza. —Te desconozco, antes caías rendido y ahora me desprecias —refunfuñando. —Lo lamento, pero no soy la misma persona que conociste en Francia, estoy arrepentido de todo lo que hice e incluso de llevar a tu marido a la muerte. —Canalla, tú me sedujiste, y ahora me desechas como si fuera un trapo— en su tono se notaba el co